Cinco canciones inolvidables en voz de Jorge Oñate

El 'Ruiseñor del César', Jorge Oñate, quien falleció en la madrugada de este domingo en Medellín, grabó innumerables temas en su extensa trayectoria que se convirtieron en verdaderos clásicos del vallenato. 

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Como una forma de recordar el legado musical de este legendario cantor vallenato, recordamos las canciones que Oñate convirtió en himnos del folclor al ponerles su inconfundible voz.

Los caminos de las canciones, a veces parecen mágicos. Así ocurrió con No comprendí tu amor, una inspiración de José Alfonso ‘El Chiche’ Maestre, que nació debido a un chisme malintencionado: la joven que inspiró la letra había llegado de Barranquilla a Patillal a pasar vacaciones, se había dado el romance con el compositor vallenato y alguien le contó al 'Chiche' que esa misma muchacha tenía un romance con su propio hermano. También le hablaron al autor de una lista lista de enamorados, algo que él retoma dentro de las estrofas de esta canción.

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Desilusionado, el compositor le escribió la letra cuyo estribillo dice: “Gracias por jugar conmigo, por hacerme tanto daño. Yo sabía que el resultado iba a ser el mismo”.

Ya estaba escrita la letra cuando Maestre se enteró que el romance de su hermano era otra muchacha y que todo lo que le habían dicho de ella había sido mentira.

En 1990, cuando Jorge Oñate ya tenía grabado el álbum El más fuerte, poco antes de su lanzamiento, el Jilguero de América se encontró con Maestre y, según contaba el vocalista, le preguntó por cortesía si tenía alguna canción, pues ya su repertorio estaba completo.

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Después, el cantante diría que tan pronto oyó la primera frase: “Nunca comprendí tu amor cuando llegó y se fue de pronto. Como nube pasajera, así llegaste tú y te fuiste”. Al oírla, Oñate decidió grabarla y “sacrificar” otra de las grabaciones incluidas en el álbum: No intentes, de Omar Geles, que al verse excluido le dio su composición a Diomedes Díaz.

Otro de los himnos en voz de Jorge Oñate. Ese “Amor de mi vida, no te vayas pa’l colegio”, se lo escribió el compositor Octavio Daza a María Concepción Gámez, una joven de 19 años que estudiaba en el Colegio Nuestra Señora de la Paz, de Ocaña.

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“Por muy alto que vuele y se eleve el águila, siempre regresa su nido con precisión -le cantaba Daza a María Concepción-. Por muy lejos que yo me vaya, pronto regreso a tu lado, porque tú eres mi nido de amor”. El coro reforzaba: “Amor que vas a aprender, cuando ya estemos casados”.

De hecho, Daza y Gámez se casaron y tuvieron un hijo, que su padre no alcanzó a conocer porque fue asesinado en 1980. Una de las canciones más conocidas de Daza fue precisamente esta canción, grabada por Oñate en 1978, en el álbum El cambio de mi vida. Aunque también fue compositor de canciones como Río Badillo y Oye tú, que fue otro éxito en voz de Oñate con el acordeón de Raul ‘El Chiche’ Martínez.

Santander Durán Escalona compuso la letra de esta canción cuando vivía la soledad de estar encerrado por enfermedad mientras en las calles de Valledupar se celebraba el Festival de la Leyenda Vallenata, en 1976. La canción cuya letra dice: “Ausencia que me tiene solo, que hasta tu recuerdo se aleja de mí”, fue uno de los mayores éxitos de la etapa de Jorge Oñate al lado del acordeonista Nicolás ‘Colacho’ Mendoza, quien fue rey vallenato y posteriormente el primer rey de reyes del Festival de la Leyenda Vallenata. Fue incluída en el álbum La cumbre, del cantante de La Paz.

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Fernando Dangond Castro había sido rey vallenato infantil en 1976 y tenía apenas 18 años cuando presentó la canción Nació mi poesía en en la competencia de canción inédita del Festival de la Leyenda Vallenata. Para su sorpresa y la del público, su canción ocupó el segundo lugar en las justas de 1981. Lo polémico fue que el primer lugar fue declarado desierto. Los rumores sobre la explicación hablaban de un jurado temeroso de darle el primer lugar puesto que Dangond Castro era hijo del gobernador del César en ese momento. Si le daban el premio, la gente podría pensar que era por ser el hijo de quien era.

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Pero la canción tuvo la magia de defenderse sola: Jorge Oñate la convirtió en un éxito comercial al grabarla en su álbum ‘Ruiseñor de mi valle’, de 1981, con el acordeón de Juancho Rois. Otros artistas le hicieron versiones, pero fue Oñate el que le dio con su voz el realce suficiente.

Y el Festival de la Leyenda Vallenata tardó casi dos décadas en reparar lo que desde el comienzo fue considerado una injusticia, en el 2000, por decreto especial, la Fundación le otorgó el reconocimiento como ganadora indiscutible en canción inédita de 1981, que tanto le había sido esquivo.

Este son lamento que nació del dolor de Juancho Polo 'Valencia' por la muerte de su joven esposa tiene, a juicio de los entendidos, dos interpretaciones magistrales: la primera fue la de Alejo Durán, que sacó del anonimato los versos compuestos por el adolorido compositor y les puso en su acordeón y voz el ropaje musical que le faltaba para convertirse en un clásico. Antes, la canción había sido rechazada varias veces.

La segunda fue la de Jorge Oñate con el acordeón de Juancho Rois. .Oñate, un cantor como pocos, sabía que era una de esas canciones intocables porque ya el oído del público estaba acostumbrado la versión de Alejo. Pero logró ponerse al nivel  y por eso, este clásico vallenato se cuenta entre sus éxitos más grandes. La grabó en 1981, en el álbum El cantante.

Redacción de Cultura

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