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Noticia
Angie Cepeda: 'Un personaje te puede agrandar o puede ser un infierno absoluto’
La actriz recibirá el premio a la Trayectoria Internacional, del Festival de cine de Cartagena.
La actriz colombiana Angie Cepeda tiene 49 años. Foto: Paco Navarro
Angie Cepeda sigue siendo esa ‘niña’ desparpajada que hace 30 años dio vida a Juana Valentina, la mayor de 'Las Juanas', la exitosa telenovela. Luce juvenil y fresca, a sus 49 años y en esta charla reveló su mayor secreto de belleza y de la eterna juventud: la luz.
-¿Cómo así?
-El secreto de belleza es: 'ponte debajo de la luz adecuada'. ¿Cómo está la luz? ¿Te favorece o no? Eso es todo.
Se ríe. La actriz acaba de llegar desde México a Cartagena, donde recibirá el premio a la Trayectoria Internacional durante el festival de cine de La Heroica, el famoso Ficci que arranca este martes 16 de abril su edición 63. Pero antes, conversó vía Zoom sobre el premio y su carrera.
“Es un reconocimiento muy emocionante… es que viene de mi país, eso lo hace más especial. Han pasado 30 años de carrera y esto es un impulso muy grande para lo que sigue, porque yo siento que apenas estoy comenzando todavía tengo un montón de sueños pendientes. Esto es como vitamina para mí”.
Amante de la astrología, la dieta keto –que la inspira en la cocina para improvisar recetas- y de pasar tiempo en ambientes naturales, está próxima a estrenar 'Astronauta', una producción peruano-argentina, junto al actor uruguayo Daniel Hendler.
En su filmografía se incluyen Ilona llega con la lluvia (1996), Pantaleón y las visitadoras (2000), Oculto (2005), Il paradiso all'improvviso (2003), Dime lo que quieres (2023); Room 104 (2019); La semilla del silencio (2015); Wild Horses (2015); El elefante desaparecido (2014); Heleno (2011); Una hora más en Canarias (2010); El mal ajeno (2010); El amor en los tiempos del cólera (2007); El muerto (2005); Oculto (2005); Love for Rent (2003); Samy y yo (2003), entre otras, en las que ha compartido con actores como Robert Duvall, James Franco o Ricardo Darín.
Anécdotas debe tener muchas, ¿pero hay alguna que la haya marcado significativamente?
Muy difícil. Demasiadas experiencias, trabajo en distintos países y con distintas culturas y al final me doy cuenta de que enseñanza, moraleja o realidad de todo este camino recorrido es que da igual en donde estés rodando, una vez que dicen acción da lo mismo. ¿No? Este, para mí es como lo más valioso de este trabajo, es el trabajo en equipo. Una vez Pilar Bardem dijo eso, que esto es un grupo de locos que sacan un proyecto adelante y todos se ponen la camiseta porque están apasionados por ese proyecto. Porque para sacar una película adelante, uff, eso no es fácil. Eso, eso de 10 proyectos, uno sale adelante, 9 se caen. De 10 proyectos, probablemente 10 llevan 10 años en un cajón. Entonces, requiere realmente mucha perseverancia. Me doy cuenta de que es la experiencia, es la gente con la que uno trabaja. Muchas veces tú haces un proyecto y tienes unas expectativas de qué va a pasar con eso y al final eso ya se sale de tus manos.
Para mí después de todos estos años y hoy en día me fijo mucho en eso, es con quién voy a trabajar, quién es este equipo de gente, hay calidad humana, hay gente creativa, tengo la capacidad de crecer acá como artista, como profesional, esto me inspira. Sabes, pienso ya más en esos términos hoy en día porque es lo que uno más valora. No sé si esto responde a tu pregunta, pero siento que es con lo que me quedo hoy en día después de todos estos años.
Eso seguro pesa al momento de escoger el siguiente personaje.
Totalmente, porque un personaje te puede agrandar o puede ser un infierno absoluto, depende de la gente con la que estés trabajando porque ese es un trabajo que no puedes hacer solo; es un trabajo que es definitivamente en equipo. Está la visión de un director, pero después están todos acompañando esa visión. Y para eso es muy importante tener un lenguaje en común para poder avanzar y para que sea artístico. Y eventualmente, pues lo ideal también es que funcione comercialmente, pero se trata de eso, siempre va a ser en equipo. Eso es imposible uno hacerlo solo. Incluso como actriz para trabajar, también unos actores que te acompañen porque al final para mí lo más bonito de todo es trabajar con lo impredecible y con el error. ¿Sabes? Donde hay un obstáculo seguramente hay una ventana creativa, siempre. Eso es lo que más me gusta de todo, buscar esas espacios creativos en donde, no sé, se te cayó una locación, bueno, ¿qué hacemos? Bueno, la escena estaba planteada en la playa, ya no puede ser en la playa, tiene que ser en este otro lugar. ¿Qué cambia? ¿Qué podemos hacer para que funcione? Y entonces ahí se prende el imaginario y eso es lo que a mí más me gusta de este trabajo.
En ese orden de ideas, está en el lugar correcto, porque el cine es el arte de los imprevistos
Absolutamente. Sobre todo en Latinoamérica, en donde hay menos presupuestos.
Experiencias con directores, seguro ha tenido muchas. Pero me gustaría que me comentara cómo fueron específicamente con Juan José Camla y con Sergio Cabrera.
Gracias a esa primera película, Ilona llega con la lluvia en la que yo tenía un personaje muy pequeño y la protagonista era Margarita Rosa de Francisco, yo descubrí el cine. Gracias a esa película fue que yo empecé a ver lo que era el lenguaje del cine, yo venía de la televisión, y me enamoré, me enamoré de todo lo que había detrás de ese proceso. Y pues eso se lo debo a Sergio Cabrera (el director), que fue el que me dio la oportunidad de hacer ese primer trabajo, después vino Pantaleón y las visitadoras y empezaron a pasar otras cosas. Y lo de Cama también fue, imagínate. Mucha gente ha visto El hijo de la novia y siento que Cama es un gran contador de historias –Angie compartió con el cineasta argentino en Vientos de agua (2006)-. Yo nunca había trabajado con un director que pudiera hacerte reír y llorar en la misma escena. Y así, como de una línea a la otra, tiene una capacidad impresionante para pasar del drama a la comedia y que funcione. Y una de las cosas que más me gustó de trabajar con él era que tú estás en el set en la locación o lo que sea, y oyes sus carcajadas desde el monitor, como que se nota que disfruta de lo que hace y lo oyes desde allí. Y así, muchos, la verdad es que sí me siento muy afortunada.
Angie Cepeda ha hecho películas y series en Brasil, España e Italia, entre otros países. Foto:Juan Diego Buitrago
Otra experiencia linda que tuve, fue cuando hice Encanto, la película de animación, que la rodamos durante la pandemia en Los Ángeles y estuvimos casi un año, yendo al estudio cada tanto, y trabajar con estos dos directores (Byron Howard y Jared Bush) fue algo totalmente diferente, además todo fue virtual, porque no podíamos estar en el mismo sitio juntos por el covid, pero era espectacular todo el proceso creativo con algo que está en un papel, que ni siquiera lo han terminado de hacer digitalmente. Así que eso también fue un gran regalo, por lo menos aprendí un montón y me encantaría repetir. Y después la lista es interminable, también difícil elegir. Hay otros que no tanto, hay de todo.
Además, lo de 'Encanto' es ser un actor de voz, que es irable porque solo tienes tu voz.
Totalmente. Recuerdo un día que se hacía la escena en la que nadie sabía dónde estaba Mirabel y yo salgo a buscarla y tenía que gritar Mirabel 20 veces, y era gritar Mirabel de 20.000 maneras distintas, ¿sabes? Con miedo, con angustia, con dolor, o sea, de mil maneras, y llegaba a un punto en el que te decías, ¿pero de qué otra manera lo puedo hacer? Y seguía habiendo mil maneras, después de montaje quedaron las que se necesitaban, pero fue un ejercicio muy interesante, solo con gritar un nombre, poder transmitir eso que se necesita transmitir para la escena, pues para que la gente sienta algo.
Usted ha vivido en carne propia la transformación que ha tenido la industria audiovisual, es que hoy las series son tan relevantes como el cine y a veces hasta más…
A mí me parece maravilloso. A mí me gustan más las series limitadas, que la serie de tantas temporadas, aunque hay unas que son maravillosas, ¿no? Uno se engancha, pero es muy difícil que todas las temporadas funcionen, claro hay excepciones como Game of Thrones. Pero lo maravilloso que tiene una serie es que mientras en un guion de cine solo tienes dos horas para contar una historia, en la serie te puedes extender y profundizar mucho más en los personajes. Y al mismo tiempo, pues, con la locura con las plataformas, me encanta eso de la distribución, la capacidad de poder hacer un proyecto que se pueda ver en muchos sitios, porque eso no pasa tanto con el cine. A mí me ha pasado que he hecho películas, no sé, en Brasil y las ve la gente de Brasil o en festivales de cine, pero después no pasa nada. Entonces hoy en día es una gran ventaja poder hacer las dos cosas y que funcionen, porque lindo que el cine nunca muera nunca, pero maravilloso también tener esa distribución tan masiva en una plataforma.
Pensando en su carrera: ¿cambiaría algo de lo que ha hecho?
Uno siempre está en constante transformación, como ser humano, como artista, y en el trabajo, a lo que uno se dedique, pues siempre está la capacidad de aprender. Yo siempre tengo mucha curiosidad por aprender y por saber en mi trabajo. Y soy muy perfeccionista, lo cual es un problema. Estoy trabajando en ello, pero sí suelo ser muy perfeccionista y fijarme en los detalles mínimos. Y claro, hay cosas que me gustan más que otras, pero también cada personaje es diferente. ¿Qué cambiaría? La verdad nada. Más bien reconozco los errores del pasado, y tomo nota para todo lo que viene. Tal vez cambiaría al escoger los proyectos, dejarse llevar más por la intuición, más por el corazón y no tanto por la cabeza, a veces, porque a veces siento que cuando tomo decisiones pasadas en mi cabeza y sin prestar atención en algo que sentía en el cuerpo, después me arrepentí en algún momento, como de no sé si me arrepentí, pero he llegado a la conclusión de que sí, tal vez no fue la decisión más acertada.
Y es que uno es su mayor crítico…
Uno se da durísimo, es horrible, yo creo que todo el mundo le pasa, bueno hay gente que no se da tan duro, pero en general sí, yo creo que sí, somos muy duros con nosotros mismos. Pero estoy tratando de aflojarle eso.
Además, porque ese relax permite asumir la vida con otro matiz.
Sí, totalmente, porque yo creo que cada momento de la vida viene con una velocidad diferente. Yo siento que yo antes era… yo tenía una velocidad y era una moto, yo iba como en una moto, me la pasaba de avión en avión y ahora que viene, plan A, plan B, plan C, plan D, y hoy en día soy lo opuesto a eso, curiosamente. Hoy en día me gusta ir despacio, me gusta tomar mis decisiones con tranquilidad, ya tanta velocidad me produce ansiedad. Necesito tomármelo con calma, todo. Y yo no entiendo en qué momento pasó eso.
¿Qué le diría a la gente que está estudiando actuación o que está empezando en este medio?
A mí me parece importante tener unas herramientas. O sea, prepararse. Creo que si uno tiene unas herramientas, eso te da un poquito más de confianza para encarar los proyectos. Y hay una cosa que puede sonar a cliché, pero en realidad no lo es: nada más maravilloso que ser auténtico. Porque a veces cuando los actores hacemos castings, tendemos a querer ser lo que están buscando, y eso es un error. Uno siempre tiene que hacerlo a su manera, buscar el sello personal, porque al final, tarde o temprano, eso es lo que más valor tiene. Eso se lo escuché a Bryan Craston, el protagonista de Breaking Bad, y tiene toda la razón. Porque uno pierde mucho tiempo intentando buscar la validación, ahí no es.
Eso pasa mucho en las artes, en general: empiezas imitando o qeriendo complacer a alguien más, pero cuando encuentras tu voz, es que resultan las cosas.
Es siempre de adentro hacia afuera, y se pierde mucho tiempo pensando que es de afuera hacia adentro. Porque es una profesión que también genera mucha inseguridad y dudas, en la que también hay rechazo. Entonces ese rechazo te lleva a eso, a dudar de ti. Así que entre más rápido uno entienda que el rechazo hace parte del proceso, y que tú simplemente tienes que confiar en esa voz, tu momento va a llegar.