Cada noche, en la franja estelar de la televisión, Kathy Sáenz aparece como un demonio vestido de santo en su personaje de Paulina Riascos en la repetición de Pura sangre.
Este personaje, que terminó de consagrarla en la actuación, por todos sus matices, lo hizo en el 2007, cuando tenía 35 años.
En el último tiempo no ha aparecido tanto en proyectos audiovisuales, porque se ha dedicado a su empresa de medicina ayurveda, que conoció gracias al viaje espiritual que emprendió hace varios años y que la separa, precisamente, de personajes como
Paulina Riascos.
La semana pasada, Kathy Sáenz volvió a ser noticia. El 12 de enero cumplió 50 años y lo publicó en sus redes. Los celebró con su esposo, el actor
Sebastián Martínez, sus hijos y algunos familiares.
Reflexionando sobre esa edad, habló con EL TIEMPO.
¿Qué ha sido lo mejor de cada una de las décadas de su vida y por qué?
De la primera década, la verdad, no me acuerdo mucho. Mis 20 fueron una época muy bonita para descubrir el mundo y empezar a ser mujer adulta. Fui reina, entre a la televisión a hacer mi plata, mantenerme sola, y descubrir cómo funciona este mundo.
En los 30 creé hogar, familia, llegaron mis hijos y la hora de sacarlos adelante. Fue el tiempo de echar raíces en el matrimonio, mis 40 fue un tiempo de mucho trabajo y aprendizajes profundos a nivel emocional y espiritual, de subes y bajas. Ahora, en los 50 me he sentido feliz, plena, con una gran paz espiritual diferente de las décadas anteriores.
¿Ese día qué fue lo primero que pensó al despertar?
Nunca he hecho énfasis en los años que cumplo, no le pongo tanta atención a esos periodos de la forma como son marcados en este mundo.
En 50 años ha tenido tres hijos, es actriz, esposa, fue reina. ¿Tiene nostalgia de algunos momentos?
Me han pasado millones de cosas absolutamente especiales que hacen parte de un trazado de mi destino para crecer espiritualmente. Esa es la forma como veo mi paso por este mundo, como un camino de aprendizaje y evolución para que, cuando tenga que irme, lo haga de la mejor forma, cumpliendo un proceso evolutivo de regreso al lugar verdadero, donde uno pertenece.
Nunca he hecho énfasis en los años que cumplo, no le pongo tanta atención a esos periodos de la forma como son marcados en este mundo.
Así he asimilado mi vida desde hace muchos años, como una experiencia en la que se cumplen temas sociales o terrenales, con éxitos, con tener trabajo, ser mamá, tener un hogar, y esto lleva a que uno pueda tener una experiencia más profunda como alma en este camino de la vida.
Entonces, no observo nada con nostalgia. El tiempo que pasó, ya pasó, ya no hay nada que hacer. Todo lo veo con alegría y agradecimiento.
¿Ha pensado que a los 50 ya se empieza a ver la vida de un modo distinto, a lo mejor de forma más tranquila?
En mi caso ha hecho que afronte con más serenidad los sucesos de la vida cotidiana, un sentimiento profundo que hoy tengo más que a mis 20 o 30. Hoy se puede ser más sabio en decisiones y no actuar tan a la deriva, pero eso lo vengo percibiendo desde hace unos 4 o 5 años.
¿Qué es lo mejor que ve de usted en sus hijos?
Hablar de lo mejor de uno no es sencillo, no considero que seamos tan buenos para sacar pecho. Trato cada día de tener una práctica espiritual que me conecte conmigo y con el creador para tener acciones acertadas y que mis hijos reciban un buen ejemplo mío como mamá y ser humano.
Trato cada día de tener una práctica espiritual que me conecte conmigo y con el creador para tener acciones acertadas y que mis hijos reciban un buen ejemplo mío como mamá y ser humano
Su fiesta de cumpleaños fue con mariachis. ¿Qué le cantaron?
Muchas canciones, pero entre las que más me gustaron, está Las mañanitas, que me encanta porque cuando era chiquita mi papá me la cantaba y hacía énfasis en el pedazo de “el día que tu naciste, nacieron todas las flores”. También, Si nos dejan y otras muy sentidas.
¿Cuál fue la felicitación más especial de ese día?
Todas fueron muy bellas, mucha gente me escribió, aparecieron personas del pasado con las que llevaba tiempo sin comunicarme. Fueron muy especiales las palabras de mis hijos y mi esposo, muy bonitas, y también de una sobrina que me envió un mensaje muy bello diciéndome que era muy importante en su parte espiritual.
¿Cuáles son sus planes para los próximos 50 años?
No tengo. No me gusta hacer planes porque cuando los hice todo me salía distinto. Hace años entendí que no soy de planificar. Estamos en manos de un ser superior que sabe qué es lo mejor para mí y me va guiando y puedo decir que mi vida ha sido mágica, no predecible.
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