En 'La historia de mi mujer', un marinero se hunde en las impredecibles olas del amor

“Me voy a casar con la primera mujer que cruce la puerta”. Esa no es solo la una frase de un desesperado que ha vivido muchos otoños en su vida romántica o que ha sentido el invierno de la soledad, sino el comentario con el que Jacob, un marinero cansado de viajar (y posiblemente de dejar un amor o un corazón roto en cada puerto), quiere poner los pies en la tierra y dar un giro a su vida, en la nueva aventura cinematográfica de Ildikó Enyedi.

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Se trata de la realizadora húngara que antes impactó a la crítica con el drama con toques románticos En cuerpo y alma (2017), que se quedó con el Oso de Plata en el Festival de Cine de Berlín al contar la historia de una mujer que cumple a cabalidad sus funciones como supervisora de un matadero, pero es una mujer sola y dedicada a mantener un don en el manejo de los números y cuentas. Una estructura en su vida, que comienza a desmoronarse cuando interactúa de una manera más cercana con su jefe, Endre.

En ese momento, Enyedi configuró una especie de amor triste que impresionó por una emoción muy profunda en escenarios contemporáneos y momentos cargados de detalles y belleza en pantalla.

Con ese contexto, había mucha expectativa por la nueva película de Enyedi, que parece seguir la lectura de amores tan complejos como los protagonistas de sus historias y a quien parece obsesionada con la idea de escudriñar en las consecuencias que se encaran al dejarse arrastrar por los sentimientos.

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En La historia de mi mujer, que se estrena este jueves en las salas de cine, ella adapta una de sus obras literarias favoritas, la novela homónima del escritor Milan Füst, rompiendo un principio esencial en su carrera como realizadora: no hacer cine de los libros, ya que estos están hechos para ser leídos.

La trama se centra en la experiencia de Jacob, tras hacer realidad ese deseo que expresó luego de una noche de copas: amar a quien apareciera a pocos metros de él mientras compartía un trago con un amigo.

Cuando sintió los pasos de una mujer rubia, con un saco claro y un pequeño sombrero, su vida cambió. La trama del filme no es el proceso de seducción de ambos. Tiene eso, pero se enfoca en lo que vive ese capitán que está acostumbrado a lidiar con mares embravecidos y maquinarias humeantes en barcos de la década de los 20.

Pero en este filme Jacob (interpretado por el actor holandés Gijs Naber) no controla nada, el oleaje de la atracción no es más difícil que las mareas del matrimonio. Él Tiene que seguir su instinto y casi que dejarse llevar por su pareja, Lizzy, personaje que asume la actriz sa Léa Seydoux.

“Füst (el escritor de la novela) es una especie de personaje olvidado en la literatura húngara y mundial, que fue bastante incomprendido cuando estaba vivo. Escribió este libro profundamente personal durante la Segunda Guerra Mundial, cuando su vida estaba en peligro. Aunque el libro trata sobre un matrimonio, en realidad se centra en esta gran pregunta: ¿cómo deberíamos vivir nuestras insignificantes y cortas vidas en la Tierra?”, reflexionó en el 2021 en una entrevista con Cineuropa la realizadora IIdikó Enyeri, cuando esta producción fue presentada en el Festival de Cine de Cannes, donde hizo parte de la sección oficial y fue una de las nominadas a mejor película.

El personaje tiene una travesía muy intensa, tratando de entender el tipo de vida marital y sus propios conflictos como esposo, una descarga de celos (por un irador de su esposa, interpretado por el actor galo Louis Garrel) y la batalla constante con la tradición.

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Jacob es un hombre bueno que no entiende el poderío de la mujer que tiene como pareja y que parece ser por momentos la guía de su marido en esa búsqueda por el equilibrio emocional, pero se lastima y lastima a quienes lo rodean.

Sus peleas cotidianas, las inseguridades y la sensualidad de una mujer que brilla en espacios descritos con una gran belleza visual (algo en lo la realizadora sobresale siempre), dan forma a una película con un tono quizá demasiado contemplativo, en la que Jacob quiere tener claro todo lo que en la vida lo rodea, pero no es tan fácil como él cree, y Lizzy parece no tener la tolerancia para tratar de guiarlo o acompañarlo en esa búsqueda. “Debes acomodarte a la vida, de lo contrario la vida te lastimará”, le dice en una escena Lizzy a Jacob.

La historia de mi mujer es también un melodrama clásico y a la vez una verdadera maratón cinematográfica con sus casi tres horas de duración, lo que no la hace una cinta para dejar pasar, pero sí contextualiza la experiencia que le espera a quien vaya a verla, ya que será un viaje lleno de atmósferas, de cuadros y de reiteraciones en los conflictos de esta pareja que lidia con el caos y el desamor.

ANDRÉS HOYOS VARGAS

En Twitter: @AndresHoy1