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Noticia
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Nicolas Cage habla de uno de sus mejores papeles en 'El hombre de los sueños'
El actor ganador del Óscar interpreta a un hombre común que se hace famoso de repente.
Nicolas Cage en El hombre de los sueños Foto: Cine Colombia
Un hombre cualquiera, devoto padre de familia y esposo, y profesor universitario, de repente es el más famoso del mundo. No ha escrito un libro, no ha hecho un escándalo, no ha ganado un premio: todos hablan de él, es tendencia en las redes, y pronto aparecerá en noticieros, programas y dará charlas. Por alguna razón inexplicable, Paul Matthews aparece en los sueños de la humanidad
El hombre de los sueños (Dream Scenario), que ya se encuentra en los cines del país, es una historia surrealista, que va del drama al terror, partiendo de una situación inverosímil, que pone en evidencia los peligros de la fama y de la cultura de la cancelación.
“He leído cinco guiones en 45 años de los que me dije: ‘tengo que hacer esta película’. No hay que añadirles, quitarles ni cambiarles nada: Leaving Las Vegas, Adaptation (El ladrón de orquídeas), Vampire’s Kiss, Vidas al límite (Bringing Out the Dead) y El hombre de los sueños (Dream Scenario)”, dice Nicolas Cage, que protagoniza esta delirante historia y en la que logra uno de los mejores papeles de su carrera.
Bueno, una de las cosas de las que trata la película, ante todo, es sobre los sueños. Es lo que los jóvenes llamarían el inconsciente colectivo y de cómo nuestros cerebros y la conectividad de nuestros cerebros se está volviendo tan estrecha ahora con los teléfonos y lo que sea que casi se está convirtiendo en una realidad. También se trata de los 15 minutos de fama… para mí han sido 45 años (risas), pero lo que es interesante es como me basé en lo que decían de mí en internet.
Fue en 2008 o 2009, no sé exactamente cuándo, pero me desperté una mañana, y no sé si sería el primer actor al que le pasó, pero busqué mi nombre en Google –fue estúpido, pero es una especie de enfermedad–. Y había un video llamado ‘Nicholas Cage pierde la cabeza’, que había hecho un tipo llamado Cherry, que recogió todos mis momentos de locura en las películas y los puso juntos, sin ninguna consideración por el primer o segundo acto o por cómo el personaje llegó a ese punto de crisis. “Nick Cage es un friki y está siendo exitoso”, decían. Se hizo viral en todo el mundo. Aprendí qué es la ‘memeficación’. Yo no había estado familiarizado con los memes, antes había camisetas con todo tipo de cosas que no se dicen, pero ahora era confuso, estimulante y frustrante porque no había nada que pudiera hacer para detenerlo. Así que, resumiendo, tuve que recoger esos sentimientos de frustración y el peso que me generaron, y ponerlos en algún sitio. Eso es lo que hago como actor y cuando leí El hombre de los sueños dije, sí lo hago, no se escribió para mí, se escribió probablemente para otra persona, pero yo sabía cómo se sentía el personaje. No se parece a mí, no suena como yo, no se mueve como yo, no se viste como yo, pero está experimentando algo parecido. Y sabía que podía interpretar el papel con autenticidad porque si no hubiera pasado por esa experiencia no habría sido capaz de interpretar a Paul Matthews con eficacia.
Paul Matthews era otra cosa. Me senté en una habitación con el director (el noruego Kristoffer Borgli) y le dije: “vamos a cortarnos el pelo, a cambiarnos la nariz, a ajustar la voz, a vestirnos de forma diferente, a movernos de forma diferente”. El guion era perfecto. El guion era el plano en blanco, tenía todos los movimientos escritos. Yo solamente hacía referencia al guion, rara vez se me ocurría una idea y decía: "voy a hacer esto". Y solo una de esas se incluyó en la película: fue esa forma como entro a la habitación de las niñas, que era entre aterradora y graciosa. Pero en general, me enfoqué en el guion, tenía un director realmente bueno y un guion genial, así que simplemente tuve que dejarlo fluir.
Esta película está llena de capas y trata sobre lo que vivimos hoy en día.
Una de las cosas que me encantan de la película, porque es tan relevante, es que es aplicable a la forma en que se despliega la información hoy en día. Es tan rápida. Todos podemos obtenerla en un segundo. Y es un mundo diferente. No es el mismo mundo de 1982 cuando hice Valley Girl y tuve que encontrar la forma de actuar. No había ningún punto de referencia, así que no había curva de aprendizaje. La película habla de eso.
¿Puede hablarnos de la transformación física?
Me encanta interpretar personajes. No es ningún secreto que me gusta transformarme. Lon Chaney (conocido como ‘el Hombre de las Mil Caras’ debido a su versatilidad actoral y física en la época del cine mudo) fue uno de mis héroes. Creo que es genial poder construir un look y cambiarlo porque es como un chef que va y se pone su uniforme, y de repente tiene un alter ego y hace su trabajo. Es lo mismo con la actuación. Te pones un personaje y tan pronto como empiezas a convertirte en él y lo habitas, vives con él. Fueron sólo un par de semanas de ensayo con Kristoffer (el director)y luego un par de horas hablando del aspecto, y lo conseguimos. Tenía la experiencia de la vida. Lo más importante es la experiencia vital y el contenido emocional para que sepas que no estoy fingiendo. Para mí, actuar no es fingir. Si es bueno, intentas contar una historia y llegar a la verdad de esa historia.
Es un cuento con moraleja sobre: ‘ten cuidado con lo que consigues porque puede volverse en tu contra’. Puedes querer la fama, pero no conoces todas las reglas que aplican. Es como apostar, cuando aciertas el número siete en la ruleta y sale, estás en la cima del mundo, pero cuando todo va en la dirección equivocada y pierdes tu carro –no estoy hablando de mí, por si acaso– pues los sentimientos de pérdida son más profundos. La pérdida es una experiencia más profunda. Y la fama es igual de voluble, puede ir en cualquier dirección en cualquier momento, nunca se sabe.
¿Es fácil encontrar películas como ésta?
No es nada fácil. Pero lo cierto es que siempre he sido fiel al cine independiente. En el drama independiente están mis raíces. Es de donde vengo, la fuente de donde bebo. Y siempre voy a volver a eso. Algunos se preguntarán, ¿por qué querría hacer una película independiente? No son las grandes ligas. Bueno, porque ahí es donde está la originalidad. Ahí es donde puedes arriesgarte. Nadie te va a dar 100 millones de dólares para hacer una película sobre un tipo que es un profesor mal vestido, desordenado y poco atractivo. No va a suceder. Pero si haces estas películas pequeñas, entonces puedes hacer algo nuevo. Quiero centrarme en las películas independientes y seguir contando historias en las que pueda aplicar mi experiencia vital y hacerlas lo más reales, auténticas y personales posibles.