‘Objetos no identificados’: cine hecho por colombianos que triunfa en Estados Unidos

Peter y Winona son la pareja más dispar. Desde su aspecto físico –él es un hombre de talla pequeña y ella, una pelirroja esbelta– hasta sus personalidades –ella, una empática prostituta y él, un neurótico, huraño y consumado lector–. ¿Cómo acaban juntos, atravesando el país en un carro, en busca del lugar donde unos extraterrestres llegarán a la tierra para abducir a Winona? En Objetos no identificados lo improbable es posible.

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La película, una producción de corte independiente hecha totalmente en Estados Unidos, ha sido un éxito a su paso por los festivales y entre la crítica del país del norte. En la producción de la cinta que bebe de la ciencia ficción, el humor ácido y el drama figura un nutrido grupo de colombianos, empezando por el director, Juan Felipe Zuleta, que debuta con esta historia, e incluyendo a los productores ejecutivos el músico Sebastián Zuleta y la actriz Julieth Restrepo (Al final del espectro, Laura: la santa colombiana, Estrella del sur), que desde hace tres años están haciendo películas y series en Los Ángeles con su empresa Blue Rabbit Films.

Protagonizada por unos brillantes Matthew Jeffers (The Blacklist) y la ganadora del Globo de Oro Sarah Hay (Flesh and Bone), Objetos no identificados (Unidentified Objects) está repleta de metáforas: los sueños y las paranoias de Peter y Winona se reflejan en otros personajes y circunstancias con los que se cruzan en su viaje y con los hechos que perciben en distintos sitios a donde llegan.

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“Con Matthew y Sarah lo primero que hicimos fue construir muchísima confianza. Entender el guion y la historia y de ahí en adelante dejar que los personajes y la historia cobraran vida y que lo pudiéramos explorar como un juego; dejarlos jugar y explorar los matices de los personajes. Con ellos construimos la primera capa de la historia, que es la tragedia de nuestras propias vidas. Esa nostalgia. Eso agridulce. Está llena de altos y bajos. Nuestra historia es una comedia oscura, no porque estamos intentando ser graciosos, sino porque estamos presenciando personajes conscientes de su propia tragedia. La tragedia y la comedia son dos caras de la misma moneda”, explica el director Juan Felipe Zuleta, que ha recibido elogiosos comentarios por su desempeño de parte de medios tan importantes como The New York Times.

“El director demuestra tener dominio total en la creación de sus imágenes y en el montaje (…) y su película acaba de consagrarse con las potentes actuaciones de Jeffers y Hay”, señala una columna del reputado diario.

Para Julieth Restrepo y su productora se trata de su primer largometraje, luego de hacer música para videoclips y series para YouTube.

“Con Blue Rabbit Films nuestra prioridad siempre ha sido crear y apoyar historias que nos representan y conecten con el corazón de la audiencia. El hecho de hacerlo en Estados Unidos nos ha permitido abrir puertas a nivel internacional y producir contenido tanto en español como en inglés y en diferentes plataformas”, cuenta.

La road movie que protagonizan Peter y Winona es un conmovedor encuentro de dos soledades y dolores que buscan alivio. “La abducción voluntaria es un escapismo. El escapismo ha sido explorado de formas muy interesantes en el cine y la literatura. Hay algo acá que está inspirado en Alicia en el país de las maravillas. La abducción es una ‘excusa’ para hablar de algo mucho más profundo. Cuando nos desaparecemos en ese mundo de fantasía con estos personajes podemos sentir su viaje interior de una forma más onírica; mas digerible”, agrega el director.

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La música, a cargo de Sebastián Zuleta, merece un punto aparte y destacado en el filme: cada nota complementa ese viaje sin retorno de los protagonistas.

“Algo muy único es que el proceso de la composición de la banda sonora empezó desde el guion. Esto nos permitió explorar mucho y encontrar el tono de la música y su función en la historia. Además, esta es la primera vez que compongo usando sintetizadores análogos porque la intención siempre fue que la música nos llevara a una dimensión más profunda en el viaje introspectivo de cada personaje y sabía que eso se podía lograr con los sonidos electrónicos tan cálidos, únicos y propios de esos instrumentos. Y como dato adicional, incluimos sonidos del planeta Marte que la Nasa compartió justo cuando estábamos en el proceso de la composición”, comentó Sebastián.

Sobre la banda sonora, el director agregó: “La música, de cierta manera, está cuestionando y explorando ese misterio de la vida; esa nostalgia. La armonía viene ya que todos los elementos están en sintonía. En la misma frecuencia y tono”.

SOFÍA GÓMEZ G.

REDACCIÓN CULTURA EL TIEMPO

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