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'Zorba el griego': la banda sonora que cambió la vida de Mikis Theodorakis
Con su muerte, Grecia pierde a su autor más universal que brilló gracias al filme de Anthony Quinn.
Película Zorba el griego con Anthony Quinn Foto: Archivo. EL TIEMPO
CuandoMikis Theodorakisaceptó colaborar con Michael Cacoyannis, el director de la película 'Zorba el griego', ya llevaba un largo trayecto como compositor de piezas clásicas. Era un joven talentoso, autodidacta, que a los 17 años escribió su primera obra, titulada 'Kassia'.
Era 1964, inspirado en los sonidos de su natal Grecia, escribió la banda sonora de 'Zorba el griego', que protagonizó Anthony Quinn. La historia del extrovertido Alexis Zorba quien se convierte en el impulso vital y creativo de Basil, un tímido escritor inglés que lo conoce de camino a Creta para tomar posesión de una propiedad heredada. Ese encuentro cambiará el rumbo de su obra literaria.
'Zorba el griego' fue nominada a siete premios Óscar y se quedó con tres: a mejor fotografía, dirección de arte y actriz secundaria, para Lila Kedrova. En el filme también actuaron Irene Papas y Alan Bates. La música de Theodorakis destacó por sus candidaturas al Globo de Oro y a un Grammy.
Su colaboración con Cacoyannis le cambió la vida, gracias a 'Zorba el griego' su nombre se internacionalizó y a partir del estreno fue invitado a componer la música de otras películas, como 'Z' y 'Estado de sitio', de Costa-Gavras, y 'Serpico', del estadounidense Sydney Lumet. Esto lo llevó a escribir otro de sus grandes legados internacionales fue la composición del 'Canto General', del poeta chileno Pablo Neruda.
Este jueves 2 de septiembre emprendió su viaje hacia la inmortalidad. Tras varios años en los que rozó la muerte en distintas ocasiones, Theodorakis pasó sus últimos diez días en su casa, respirando asistido por una botella de oxígeno, hasta que su corazón se detuvo.
Su obra ha marcado la vida de todos los griegos, y no hay ciudadano en ese país que no la conozca, bien sea del género popular, el político o el sinfónico. Todos sus trabajos han dejado huella y se han escuchado en las casas a lo largo de las últimas siete décadas. Sus restos mortales descansarán a partir de la semana próxima en la isla de Creta, que le vio nacer, pero en la que pasó muy pocos años, pues ya en su más tierna infancia se convirtió en nómada. Primero por fuerza mayor, porque su padre era funcionario y debía cambiar de residencia con frecuencia, y luego por voluntad propia, para dedicarse a su máxima pasión, la música.
Su pasión por la libertad y la justicia le llevara a involucrarse en política, amor que pagó caro. La Segunda Guerra Mundial, la Guerra Civil griega (1946-49) y la Junta de los Coroneles (1967-1974), la persecución y la tortura, le alejaron repetidamente del arte, pero fructificaron en su pensamiento, lo que quedó plasmado en numerosas de su obras musicales y literarias.
Aunque su corazón era de izquierdas, no solo fue diputado del comunista KKE, sino que llegó a ser ministro sin cartera y diputado de la conservadora Nueva Democracia. Al contrario de los muchos políticos que fueron cambiando de bando a lo largo de su vida, Theodorakis llegó a ganarse el respeto de todos los partidos.
Su magnífico legado musical abarca más de un millar de obras. Grecia ha perdido este jueves al compositor más universal, prolífico y versátil del siglo XX, lo bueno de los dioses es que son inmortales.