Cuando cuatro amigos decidieron formar Blur, en 1988, no tenían idea de que se convertirían en una de las bandas más importantes en la historia del Reino Unido. Y lograron una popularidad masiva, impulsada por la denominada ‘batalla del britpop’, en la que ellos y otro grupo enorme, Oasis, se peleaban constantemente los primeros puestos en las listas de éxitos.
Con nueve discos editados y luego de varios altos en el camino, Blur volvió a los escenarios hace unos meses para tocar en el legendario estadio de Wembley y, partir de allí, comenzó una larga gira que la trae por primera vez a Colombia.
Dave Rowntree, baterista de la mítica banda que también ha estado involucrado en política (fue concejal del Partido Laborista en el condado de Norfolk, de 2017 a 2021) y en la defensa de los derechos de autor, estará presentándose en el corazón de Bogotá junto a Damon Albarn, Graham Coxon y Alex James. Hablamos con Rowntree.
Hace unos meses, Blur hizo su primer concierto en Wembley. ¿Cómo se sintió, después de tantos años de carrera, tocar dos veces en Wembley con entradas agotadas?
Fue maravilloso y sorpresivo porque, además, todo fue a último minuto. El plan para tocar en Wembley lo teníamos desde hace años, antes de la pandemia, y todos estuvimos de acuerdo en que si encontrábamos una fecha libre lo haríamos. Es bastante difícil reservar fechas en Wembley porque hay mucha gente en lista de espera. Luego, por supuesto, llegó la pandemia y tocó retrasar la idea... después, ya había una enorme acumulación de bandas que querían tocar en Wembley y tuvimos una llamada telefónica deprimente con nuestro agente diciendo que había que posponerlo otro año. De repente, un par de días después y de la nada, recibimos otra llamada telefónica diciendo que acababan de poner algunas fechas nuevas y que eran para nosotros si las queríamos.
Las entradas salieron a la venta y se agotaron a los pocos minutos. El sitio web colapsó debido a la demanda, lo cual fue sorprendente.
¿Y dijeron que sí, sin dudarlo?
¡Por supuesto! La mitad de la banda ni siquiera estaba en el país, así que nos tocó a Alex (bajista de la banda) y a mí ir por las estaciones de radio y estaciones de televisión haciendo correr la voz. Las entradas salieron a la venta y se agotaron a los pocos minutos. El sitio web colapsó debido a la demanda, lo cual fue sorprendente. Entonces recibimos una llamada telefónica aún más extraña de nuestro agente que decía: “Acaban de agotar Wembley, ¿quieren tocar al día siguiente también?”. Fue increíble. Nosotros pensábamos que hacer Wembley era un riesgo, pensábamos que llevábamos 7 años sin tocar y era posible que a nadie le interesara vernos. Fue muy gratificante descubrir que ese no era el caso (risas).
Cada integrante de Blur tiene proyectos individuales y siempre he pensado en Blur como una pareja en una relación abierta. ¿Son esas pausas y esos ‘coqueteos’ con otros proyectos lo que hace que sigan tan vigentes?
¡Esa es una buena forma de verlo! (risas). Para ser sincero, si hablamos de esto en términos de relación, hemos estado al borde del divorcio. Nos tomamos un tiempo y nos reunimos nuevamente en 2009 para hacer el show de Hyde Park. Con ese show descubrimos que realmente disfrutábamos tocar juntos. Pero nadie está particularmente interesado en volver a tocar en Blur tiempo completo, aunque todos estamos muy interesados en preservarlo. Y el hecho de que las cosas no siempre fueron fáciles, el hecho de que casi colapsara nos ha hecho darnos cuenta de que es bastante frágil y eso hace que lo valoremos aún más. Así que me las he arreglado para mezclar tu metáfora y decir que es un matrimonio abierto de cuatro vías (risas).
Al final del día son familia...
Sí, absolutamente. Todos venimos de familias donde tenemos una hermana y ningún hermano y eso nos ha convertido en hermanos unos de otros; eso tiene aspectos buenos y malos. Ya sabes, es como con la familia, son tus mejores amigos y tus peores enemigos.
Resulta bastante impactante que usted se metiera en política porque la política y la música a menudo se describen como enemigos. ¿Cómo coexisten esos mundos tan diferentes?
No mezclo los mundos y me considero más un activista político que un político. Soy el tipo de activista que va, reparte folletos y toca puertas. Creo en la comunidad y creo en la construcción de la comunidad y en tratar de mejorar las cosas para las personas y no creo que eso sea en absoluto anatema para músicos. La mezcla de política y música ha tenido mala reputación porque algunos músicos famosos han dicho cosas bastante ingenuas y se han metido imprudentemente en debates políticos sobre los que sabían muy poco. Se les permitió hacerlo porque tenían una plataforma como consecuencia de la música que han hecho. Más allá de eso, hay toneladas de personas en bandas en el Reino Unido que son de partidos políticos. Muy a menudo, son del Partido Laborista como yo y lo hacen de una manera bastante discreta. No le dan mucha importancia al tema, simplemente se esfuerzan por apoyar a su parlamentario local o ayudar al partido local en las elecciones del consejo. Varias personas en bandas que conozco provienen de familias políticas. Supongo que el problema proviene de que hay gente que sabe bastante menos de lo que deberían saber y se les permite opinar y hacer eso solo porque son famosos.
Cuando llamo a las puertas de la gente con mi sombrero del Partido Laborista puesto, a nadie le importa que yo haga parte de Blur. Ellos quieren hablar sobre sus problemas. Problemas en su vecindario.
¿Y cómo se toma la gente que un integrante de Blur les toque la puerta para darles un folleto?
Cuando llamo a las puertas de la gente con mi sombrero del Partido Laborista puesto, a nadie le importa que yo haga parte de Blur. Ellos quieren hablar sobre sus problemas. Problemas en su vecindario. Quieren saber qué voy a hacer al respecto.
Hablemos de FAC (Featured Artists Coalition), que en español sería algo así como ‘Coalición de Artistas Destacados’...
La FAC nació en un período de intensos cambios en la industria. Nació en un momento en el que se debatía todo el concepto de derechos de autor. Cuando el tema de las plataformas musicales mostró que no estaba claro qué podrían significar los derechos de autor en una era digital. Lo interesante era que todos los demás sectores de la industria musical (agentes, compañías discográficas y editores) decían: “Tienen que hacer todo como nosotros queremos porque nosotros representamos a los artistas”. Y era injusto, porque en realidad todos tenían sus propias agendas y todos ganaban dinero con el trabajo de los artistas. No representaban a los artistas en absoluto.
¿Entonces?
Otros artistas y yo estábamos muy molestos por esto y entendimos que la razón por la que se salían con la suya era porque los artistas no teníamos ninguna organización que nos defendiera. Por supuesto, hay un sindicato de músicos, pero representan a muchos tipos diferentes de músicos. Entonces pensamos que nosotros los artistas, las personas cuyas fotos están en la portada del álbum, debíamos reunirnos y formar una organización. Entendimos que podíamos llegar a los debates y decir: “Nosotros no hablamos en nombre de los artistas, nosotros somos los artistas y esto es lo que realmente queremos”. Esto fue visto como algo increíblemente combativo, hubo muchísima resistencia. Nos acusaban de ridículos y decían que no teníamos idea de lo que estábamos hablando, que no entendíamos la industria y que debíamos ser ignorados.
¿Cómo lo resolvieron?
Nos tomó mucho tiempo, probablemente diez años de luchar y cometer errores y de hablar imprudentemente en varios puntos para establecernos dentro de la industria en el Reino Unido. Hoy en día somos vistos como la voz sensata y moderada. Somos vistos como el tipo de actores racionales que, cuando tantos sectores de la industria musical están gritando y pidiendo cosas que no pueden tener, nosotros somos los que pedimos calma.
¿Blur fue víctima de la industria?
Sí. De hecho, nos autodenominábamos “el jet set de la pobreza”. No teníamos nada de dinero. Estábamos volando en primera clase, dando la vuelta al mundo. Y luego, cuando llegábamos a casa, no teníamos dinero ni para comprar bolsitas de té. Y siempre ha sido así. El 99 % de la gente de la industria musical no gana ningún dinero con ello. Personas que ves en la televisión, personas aparentemente exitosas, hacen videos con autos rápidos y chicas en bikini, y se van a casa sin el dinero para comprar el auto. Esa es la realidad de la situación. Es así por la forma en que se divide el dinero en la industria de la música. Casi todo el dinero que genera la música va a personas que no son músicos. Incluso en una banda como la nuestra, el 80 % del dinero generado va a otra persona. Es muy injusto. Personalmente, creo que los artistas deberían ganar la inmensa mayoría del dinero; todas las demás personas que brindan servicios a los artistas deberían ganar mucho menos dinero.
Hago lo que me parece interesante en ese momento, y eso me ha llevado por caminos bastante extraños e inusuales. Me gusta aprender.
Usted es abogado, instructor de vuelo, está relacionado con la política, estudia astronomía, escribe bandas sonoras. ¿Cómo logra desempeñar tantos papeles?
No lo sé (risas). Todos suenan cosas bastante dispares, pero, para mí, simplemente es seguir mi olfato. Hago lo que me parece interesante en ese momento, y eso me ha llevado por caminos bastante extraños e inusuales. Me gusta aprender. Así que ese es el tipo de tema subyacente a todo esto: son todo tipo de formas de ampliar mi comprensión del mundo y de las personas.
Lo bueno es que no le da tiempo de tener crisis existenciales...
No es así, esas crisis son parte de la condición humana. Como todos, hay días en los que pienso que he desperdiciado mi vida haciendo cosas triviales y me pregunto por qué no he hecho algo más sustancial. Pero he entendido que eso es basura, que es tu cabeza la que te está mintiendo. Entonces, cuando tengas esos pensamientos, simplemente ignóralos.
Alguna vez leí que usted fue marxista...
Yo era muy joven cuando me presentaron el marxismo. Era un adolescente, supongo que todavía estaba en la escuela y un amigo me explicó los principios. Dos cosas surgieron de esa conversación: en primer lugar, era una forma revolucionaria de ver el mundo, era valorar a las personas por encima del dinero... ese tipo de visión del mundo tenía que ser mejor que la que yo conocía. En segundo lugar, pensé que eso realmente les molestaría a mis padres (risas). Pero no soy marxista, me considero socialdemócrata. No creo que alguna vez haya aceptado algún tipo de revolución y un tipo de derrocamiento violento del sistema como una forma sensata de desarrollar sociedades. Todavía estoy muy interesado en los valores de centroizquierda, que son mis valores. Estoy convencido de que debemos poner a las personas primero.
¿Y cómo cambió su forma de ver la vida luego de ser concejal?
He aprendido el valor de sacrificar lo mejor por lo bueno. Aceptar que no siempre podrás conseguir lo que quieres, incluso si tienes toda la razón y puedes demostrarlo. Y a veces es mejor conformarse con lo que realmente se puede lograr, en lugar de aferrarse a lo que en realidad no se va a poder lograr. Hacer algún tipo de compromiso, incluso si compromete tus principios de alguna manera, porque hacer algo que valga la pena en la comunidad es una ruta mucho mejor para seguir. Cuando era concejal, era parte de un pequeño grupo laborista de centroizquierda en una organización política abrumadoramente de derecha. En lugar de gritarles y decirles que todos eran malvados, era mucho mejor hacer cosas para mis residentes haciéndome amigo de ellos y tratando de persuadirlos. Entendí que abordar las cosas de esa manera, de una manera adulta y racional, te permite hacer más cosas para la gente.
AUTOR: ÚRSULA LEVY
PARA EL TIEMPO
@Uschilevy