Los ángeles son mensajeros. Y san Gabriel arcángel, conocido como el comunicador celestial de la palabra divina, el anunciador a la
Virgen de la buena nueva, es uno de los más conocidos.
Estos seres, se escribe, son intermediarios entre el ser superior y los humanos, y están asociados a varias religiones. Se habla que todos nacemos con un ángel que nos acompaña, llamado comúnmente de la guarda.
Se afirma que muchas personas, con alta
vibración, se pueden comunicar con ellos. Y ese, cuenta Érika Cruz Salazar, es su caso.
De niña tenía unos amigos imaginarios que, según su mamá, caldense y mujer de avanzada, era una familia de ángeles que la visitaba y con los que conversaba y jugaba encerrada en un pequeño baño.
Su historia con estos seres, así como su camino para conocer las propiedades de los cuarzos, cristales para regular las energías, estarán en el blog Café literario del 19 de diciembre (http://blogs.eltiempo.com/cafeliterario).
Cruz, bogotana, hasta el año pasado trabajaba en una importante aerolínea en el aeropuerto Eldorado, pero la llegada del covid-19, como a todos, le cambió la vida y la sacó de la comodidad en la que vivía para llevarla a un viaje interior, a emprender un nuevo vuelo.
“Cuando llegó el momento de decidir si continuar en lo mismo que venía o avanzar y lanzarme al vacío de posibilidades, lo hice con toda la tranquilidad de mi alma siguiendo y escuchando mi corazón”, escribe en su nota.
Esos amigos imaginarios de la niñez volvieron. Ella cuenta que, realmente, no se habían ido, pero como la vida cambia, se modifica, sube y baja, se crece, se achica, y el mundo presenta otras cosas, los creía ausentes.
Érika Cruz Salazar afirma haber cambiado y hoy tiene otro camino, al que se han unido los cuarzos que la han ayudado a acrecentar su espiritualidad.
Hoy está ayudando a otros que, por los dolores de la pandemia, han sufrido pérdidas de distinto tipo. Su viaje interior ha sido beneficioso. Ha volado más alto.