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El majestuoso cráter donde habitan guacamayas rojas, una anaconda, un caimán y hasta un mono aullador: ‘Mundo perdido’
El Buraco das Araras es un cráter ubicado en Jardim, Brasil, conocido por su biodiversidad única.
El majestuoso cráter donde habitan guacamayas rojas, una anaconda, un caimán y hasta un mono aullador: Foto: iStock
Ubicado en el municipio de Jardim, en el estado de Mato Grosso do Sul, Brasil, el Buraco das Araras es un sitio único que acoge a una impresionante variedad de especies animales, en un entorno natural de gran belleza. Este enorme cráter alberga una fauna diversa, destacándose por su población de guacamayas rojas y por la presencia de animales como una anaconda, un caimán garganta amarilla y un mono aullador.
El Buraco das Araras es un sumidero, una formación geológica que se creó a partir de la descomposición de rocas durante millones de años. Su formación comenzó hace más de 10 millones de años y se cree que el cráter en su tamaño actual se formó hace unos 300.000 años. Con más de 100 metros de profundidad y 500 metros de circunferencia, este cráter tiene un ecosistema fascinante en su interior, que lo convierte en un lugar de gran interés científico y turístico.
El Buraco das Araras es un cráter ubicado en Jardim, Brasil, conocido por su biodiversidad única. Foto:iStock
Las guacamayas rojas, la atracción principal
Aunque el Buraco das Araras es hogar de muchas especies, las guacamayas rojas son las más emblemáticas del lugar. Con una población de 120 ejemplares, estas aves son sin duda las principales atracciones para quienes visitan el sitio. Las guacamayas, que suelen anidar en los árboles cercanos al borde del cráter, ofrecen un espectáculo visual de colores vibrantes mientras vuelan sobre el fondo del pozo.
Un entorno único para especies sorprendentes
A pesar de que las guacamayas rojas son la principal atracción del lugar, otras especies también habitan en el fondo del cráter. Entre los habitantes más notables, se encuentra una anaconda de casi 7 metros de largo, conocida como la "anaconda del agujero". Esta serpiente no es venenosa, sino que caza por constricción. Su presencia en el cráter sigue siendo un misterio; se cree que pudo haber llegado arrastrada por una inundación. La anaconda ha sido considerada la guardiana del lugar, y aunque su edad exacta no se sabe, se presume que es hembra, según la especialista en reptiles Juliana de Souza Terra.
La presencia de un caimán y su vínculo con la anaconda
El caimán de hocico ancho, o caimán garganta amarilla, también ha encontrado su hogar en este cráter. En armonía con la anaconda, esta especie fue registrada por primera vez en 2023, cuando ambos animales fueron capturados en una foto junto al lago en el fondo del cráter. Se cree que el caimán, al igual que la anaconda, llegó al lugar por una inundación. Este caimán puede vivir hasta 50 años y, durante la temporada de apareamiento, su garganta se vuelve de un tono amarillo característico.
La llegada del mono aullador al cráter
Otro habitante del Buraco das Araras es el mono aullador, conocido por sus vocalizaciones potentes y distintivas. Este primate ha adoptado el cráter como su hogar en los últimos años, y es frecuente verlo por el sitio. Los monos aulladores son animales sociales, pero el ejemplar que reside en el cráter vive en solitario. A pesar de su estilo de vida solitario, el mono sigue siendo un atractivo para los turistas debido a su capacidad para emitir aullidos que se escuchan a grandes distancias.
Las guacamayas rojas son la principal atracción del lugar, con una población de 120 ejemplares. Foto:iStock
Un pequeño lago en el fondo del cráter
En el fondo del cráter se encuentra un pequeño lago, alimentado por agua de lluvia y manantiales subterráneos. Este lago no presenta cambios significativos durante el año, salvo un leve aumento en su nivel durante las lluvias intensas. El agua en el lago, que es una fuente vital para los animales del cráter, mantiene una temperatura y calidad constante, lo que favorece el hábitat de las especies que residen allí.
La protección del lugar como Reserva Privada de Patrimonio Natural
El Buraco das Araras fue reconocido en 2007 como una Reserva Privada de Patrimonio Natural (RPPN), una categoría de protección ambiental destinada a áreas de gran valor ecológico en propiedades privadas. Desde entonces, el al sitio está estrictamente controlado, y las visitas sólo están permitidas bajo permisos especiales para investigaciones científicas o actividades de ecoturismo bien reguladas.
Investigación y ecoturismo como actividades permitidas
Dentro de las actividades autorizadas en el Buraco das Araras se encuentran la investigación científica, el ecoturismo y la educación ambiental. Investigadores y biólogos visitan el lugar para estudiar las especies que habitan en el cráter, mientras que los turistas pueden recorrer los senderos y disfrutar de actividades de avistamiento de aves bajo estrictas normas que protegen el ecosistema. Además, las actividades de educación ambiental buscan sensibilizar a los visitantes sobre la importancia de conservar este invaluable hábitat.
Importancia de la conservación en el Cerrado
El Buraco das Araras está ubicado en el bioma del Cerrado, un ecosistema caracterizado por sabanas, bosques y áreas cercanas a ríos. El Cerrado es hogar de una biodiversidad única, y la conservación de lugares como el Buraco das Araras es fundamental para preservar esta región que alberga numerosas especies endémicas. La protección de este tipo de hábitats no sólo beneficia a las especies locales, sino que también contribuye a la preservación del equilibrio ecológico en Brasil.
El cráter tiene más de 100 metros de profundidad y 500 metros de circunferencia. Foto:iStock
Aunque el Buraco das Araras ha sido un refugio para diversas especies, el misterio sobre el origen de algunas de ellas, como la anaconda, sigue sin resolverse. Sin embargo, lo que es claro es que este cráter continúa siendo un ejemplo destacado de la biodiversidad y la importancia de proteger los ecosistemas naturales para las generaciones futuras. El futuro de este lugar dependerá de las acciones de conservación y la continua educación ambiental para garantizar que tanto las especies locales como los visitantes puedan seguir disfrutando de este “mundo perdido” por mucho tiempo más.
*Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en la información de O Globo (GDA), y contó con la revisión de la periodista y un editor.