Un sorprendente descubrimiento en las profundidades del océano ha llevado a los científicos marinos a investigar un nuevo tipo de depredación que afecta a los tiburones.
En un estudio reciente, un grupo de investigadores trataba de seguir los movimientos de una tiburón cailón preñada, con el objetivo de entender sus patrones de comportamiento durante la gestación.
Para lograrlo, el equipo colocó dos etiquetas de rastreo en el tiburón unas semanas antes de que diera a luz. Sin embargo, una de las etiquetas fue detectada en la superficie mucho antes de lo previsto, emergiendo cerca de las Bermudas, cuando los científicos esperaban que permaneciera en las profundidades durante varios meses.
Un giro inesperado en Bermudas
En octubre de 2020, un equipo de la Universidad Estatal de Arizona subió un tiburón a su embarcación cerca de la costa de Cape Cod para realizarle una ecografía. Luego de completarla, le implantaron una etiqueta diseñada para desprenderse después de un año. Los datos obtenidos de esta etiqueta revelaron un patrón inusual. Durante los primeros cinco meses, la información registrada parecía completamente normal, pero de repente, las lecturas se volvieron erráticas.
“De repente la temperatura se disparó, a 600 metros se mantenía elevada”, explicó Brooke Anderson, una de las investigadoras del proyecto, durante una entrevista con NBC News. Anderson señaló que este aumento de temperatura fue una señal clara de que “algo había salido muy mal”. Además, las anomalías en el patrón de inmersión del animal indicaban que había sido devorado por otro depredador.
Los científicos concluyeron que las lecturas extrañas de la etiqueta se debían a que el dispositivo había sido ingerido y estuvo durante varios días dentro del estómago de una criatura marina.
Buscando al depredador desconocido
A partir de este hallazgo, los investigadores cambiaron el enfoque de su estudio, centrándose en identificar al misterioso depredador del tiburón cailón. Considerando el tamaño del tiburón, que alcanzaba los dos metros, el equipo supuso que el atacante debía ser considerablemente más grande. Además, las lecturas de temperatura indicaban que no se trataba de un mamífero de sangre fría, lo que redujo las posibilidades.
Los científicos decidieron concentrarse en los tiburones endotérmicos, una categoría de tiburones que poseen la capacidad de regular su temperatura corporal. “Tenía que ser un tiburón que pudiera elevar su temperatura corporal por encima de la del agua”, afirmó Anderson. Este depredador, además, debía ser de gran tamaño y habitar las aguas cercanas a donde ocurrió el ataque.
Finalmente, los investigadores concluyeron que el depredador del tiburón cailón fue un tiburón blanco. “Suponemos que se trata de una hembra madura, de unos 4,5 metros”, añadió Anderson, señalando la magnitud del descubrimiento.
La situación de los tiburones cailón
El tiburón cailón es una especie clasificada como vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Desde la década de los 60, esta especie ha sido objeto de una sobrepesca intensiva, lo que ha llevado a una drástica reducción de sus poblaciones. Para el año 2001, las estimaciones indicaban que las poblaciones de tiburones cailón habían disminuido entre un 75 % y un 80 %.
A pesar de las regulaciones pesqueras impuestas en años recientes, la recuperación de esta especie llevará tiempo, ya que los cailones tienen una vida longeva, de entre 30 y 40 años, y su tasa de reproducción es considerablemente baja en comparación con otras especies marinas.
Durante los últimos tres años, los científicos han logrado rastrear y etiquetar a 11 tiburones cailón. “Necesitamos seguir con los rastreos a estos tiburones, porque una especie diezmada no puede perder hembras reproductoras importantes”, concluyó Anderson, subrayando la importancia de continuar investigando para garantizar la supervivencia de esta especie.
La Nación (Argentina) / GDA
Más noticias en EL TIEMPO
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación, y contó con la revisión de un periodista y un editor.