Cuando Kim Phuc tenía nueve años, el fotógrafo Nick Ut tomó una fotografía en donde ella aparecía corriendo junto con otros niños de su aldea, huyendo de lo que había sido un bombardeo.
Aquella foto recorrió el mundo en cuestión de días y, con los años, le dio premios a Ut. Sin embargo, para la protagonista de aquel momento inmortalizado, hubo momentos de su vida donde odió esa fotografía.
Tras ser trasladada al hospital momentos después de que Ut tomara la fotografía, Phuc tuvo que quedarse catorce meses para tratar sus quemaduras causadas por el napalm -un combustible-, que la llevaron a sufrir alrededor de 17 injertos de piel.
Además, vivir la guerra y ser gravemente herida por esta también le dejó secuelas psicológicas. “No podía encontrar la paz. Quería desaparecer, incluso deseaba la muerte. Pensaba que si moría no tendría que sufrir mental, física y emocionalmente”, comentó Phuc a CNN en una entrevista en el 2015.
Lo que la salvó, según ella, fue su conexión con Dios. Diez años después de que su cuerpo desnudo se compartiera en las primeras páginas de los periódicos, Phuc comenzó a estudiar textos religiosos para que le dieran respuesta a todas las cosas que le habían sucedido.
“Creo que mi fe fue la que me ayudó a abrazar la vida de nuevo [...] Oré mucho pidiendo ayuda, porque quería seguir adelante, casarme y tener hijos. Y cuando Dios me concedió eso, a partir de ese momento aprendí a perdonar”, aseguró Phuc en la entrevista con CNN.
Ahora, casi 60 años después de ese momento, Phuc logró estudiar medicina, es escritora y fundó una organización benéfica, entre muchos otros logros que ha tenido y por los que ha sido reconocida. Además, Phuc está casada y es madre de dos hijos, como tanto deseó en su momento.
Al final, logró hacer las paces con la fotografía que la retrataba en, quizás, uno de los momentos más duros de su vida. Ut y ella se convirtieron en grandes amigos que, hasta el día de hoy, mantienen el o.
Después de tener a su primer hijo, Phuc pudo ver la importancia y el poder de esa fotografía para reconocer los horrores de la guerra y decidió utilizarla como un instrumento de paz. Actualmente, después de años de negarse a hablar de la foto, es mentora y embajadora de buena voluntad de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
¿Cuál es la historia de la foto?
El 8 de junio de 1972, Phuc era una niña de nueve años refugiada en un templo de Tran Bang, Vietnam, en medio de la guerra que en ese entonces se desarrollaba con Estados Unidos.
Ese mismo día, un avión bombardeó esa aldea y el fotógrafo recuerda haber preparado su cámara, intuyendo que algo pasaría después de esto. Efectivamente, la fotografía tomada por Ut retrata el momento en que, después de quitarse su ropa debido a que estaba quemándose, Phuc corre junto con otros niños.
El fotógrafo se sintió impactado con la escena, al igual que todas las demás personas que posteriormente verían la foto. En una entrevista que le dio a CNN en el 2015, Ut comentó: “Dejé mi cámara en la ruta y traté de ayudarla, vertimos agua en sus heridas y la cubrimos con un abrigo. Después tomamos a la niña y a los otros niños y los subimos a la camioneta van de la agencia AP para llevarlos a un hospital”.
Sin embargo, cuando llegaron al centro médico los doctores vieron mucha gravedad en las heridas de Phuc, por lo que se rehusaron a atenderla hasta que Ut mostró su carné de prensa y amenazó con publicar el nombre del lugar diciendo que no habían querido tratarla.
Ese mismo día, después de asegurarse de que el tratamiento sería proporcionado, Ut envió la fotografía que lo haría merecedor de un Premio Pulitzer en 1973 y de muchos otros reconocimientos.
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*Con información de La Nación (GDA- ARGENTINA)
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