¿Qué es lo primero que se le viene a la mente cuando piensa en una cárcel? De seguro, los barrotes de hierro inquebrantables, los pasillos oscuros, las habitaciones pequeñas, y toda clase de espacios desprovistos de lujos y comodidades son algunas de las imágenes que inundan sus pensamientos. Sin embargo, esto no es del todo cierto.
Para comprobarlo aquí están algunas de las prisiones más cómodas, lujosas y tranquilas del mundo que, vistas desde la mirada colombiana, bien podrían compararse como un apartamento en cualquier barrio del país.
Las cinco cárceles más lujosas y cómodas del mundo
1. Bastoy Prison, Noruega
Ubicada en la isla de Bastoy, en el fiordo de Oslo (Noruega), Bastoy Prison es el sueño de todo recluso. No en vano fue calificada por el Foro Económico Mundial como “la cárcel más agradable del mundo” en el año 2017. El respeto, la independencia y la reinserción positiva son, quizás, sus secretos del éxito.
“La vida dentro de la prisión debe parecerse a la vida fuera, tanto como lo permitan las consideraciones de seguridad y los recursos”, explicó Gerhard Ploeg, asesor principal del Ministerio de Justicia de Noruega -para el año 2012- en un artículo de opinión del ‘New York Times’.
“Cuanto más gradual sea la transformación del encarcelamiento a la libertad, mejores serán las posibilidades de prevenir la reincidencia”, agregó.
Contrario al imaginario colectivo que las personas tienen de la cárcel, aquí las celdas no hacen parte de la vida de los prisioneros; todo lo opuesto, viven en casas de madera -parecidas a cabañas- con sus propios dormitorios e instalaciones compartidas.
Este centro penitenciario, más que albergar prisioneros, se ha convertido en toda una sólida comunidad. Y para muestra de un botón están todas las actividades que los reclusos pueden realizar durante sus tiempos libres: desde montar a caballo hasta jugar tenis, tomar el sol fuera de las cabañas, bañarse en la playa, acudir a la biblioteca o, simplemente, ir a la iglesia, los moradores de Bastoy tienen una amplia oferta de oportunidades.
En medio de los privilegios, no todo son comodidades. Los presos en Bastoy también tienen que trabajar. Bien sea dedicándose a la agricultura ecológica, cuidando a los animales, aportando en la producción de madera, laborando en el invernadero, cuidando la isla o cumpliendo un rol en la cocina de la cárcel. Los días de los reclusos se van entre tareas que benefician a la comunidad.
De acuerdo con el medio digital estadounidense ‘Business Insider’, los moradores de la prisión noruega tienen bastante libertad. No obstante, deben estar en casa a las 11 p. m. todos los días y no tienen autorizado salir hasta las 7 a. m. entre semana y 8 a. m. los fines de semana.
2. HMP Addiewell, Escocia
En el pequeño pueblo escocés de Addiewell se encuentra HPM Addiewell, una de las pocas prisiones en el mundo que a través de un abordaje integral del comportamiento delictivo, y perspectivas de empleabilidad, bienestar y redes de apoyo comunitario, busca “cambiar la vida de los reclusos para mejor”, según señala la página del Servicio Penitenciario Escocés.
Con el objetivo de proporcionar a sus residentes habilidades, conocimientos y aptitudes que les permitan reintegrarse con éxito en la comunidad después de la liberación, el centro penitenciario ofrece 40 horas de actividades productivas por recluso.
“La realización de actividades de carácter educativo, de asesoramiento, laboral -o de otro tipo- y el o familiar durante la estancia en prisión son elementos fundamentales del proceso de rehabilitación”, explica HMP Addiewell en su sitio web oficial.
El centro penitenciario, que abrió sus puertas en 2008, está a cargo de Sodexo Justice Services, bajo contrato del Servicio Penitenciario Escocés. Alberga tanto a hombres adultos que han sido condenados, como a los que se encuentran en prisión preventiva.
Además de contar con dos bloques de casas de cuatro pisos en forma de ‘T’, y un edificio central en forma de ‘L’ -en el que se ofrecen programas de rehabilitación y reintegración-, se proporcionan salas adicionales de educación, recreación y usos múltiples para aumentar la adopción de actividades útiles.
En busca de que la estancia de los reclusos sea positiva y cómoda, las instalaciones son modernas y amplias. Un informe de inspección de 2018 describió a Addiewell como una prisión “bien diseñada” en la que cada celda cuenta con baños y duchas integrales.
“La combinación de todo este alojamiento en un solo edificio multifuncional ayuda a producir eficiencias en el personal y agiliza el proceso de visitas”, detallan los especialistas de HLM Architects.
3. Otago Corrections Facility, Nueva Zelanda
A lo lejos, Otago Corrections Facility puede parecer una prisión neozelandesa más, pero no lo es en absoluto: con 335 camas y 27 edificios individuales encerrados en una gran valla perimetral de alta seguridad, es una de las cárceles más grandes y modernas del país.
“Las unidades de alojamiento se agrupan en torno a servicios ubicados centralmente, como cocinas, áreas industriales y salas de programas”, detalla la página de Hawkins, una de las empresas líderes de construcción en Nueva Zelanda.
Si no fuera por las cercas de alambre y las cámaras de seguridad, se podría pensar que se está ingresando a un campus universitario. Rodeada de árboles frondosos y colinas onduladas, es difícil pensar que alberga cientos de prisioneros desde que abrió sus puertas el 10 de mayo de 2007.
Las habitaciones parecen mucho más el dormitorio de un adolescente que una prisión. Cuentan con una cama personal, un televisor, un mueble para poner artículos, un escritorio flotante y una silla.
Con clases de ingeniería, ganadería y cocina, entre otras cosas, la cárcel de Otago se esfuerza por brindar a los reclusos alternativas de rehabilitación y reinserción a la comunidad.
4. Sollentuna, Suecia
Si de prisiones cómodas y lujosas estamos hablando, la prisión de Sollentuna tiene que estar dentro de la lista. Ubicada en Estocolmo, Suecia, brinda a los reclusos habitaciones cómodas con baño privado, un gimnasio completamente equipado, una cocina abierta y una sala de recreación con televisor y sofá.
Al tener una cocina abierta y, sobre todo, moderna, los presos pueden preparar su propia comida. Eso sí, nunca están fuera de los ojos de los guardias, quienes pueden vigilarlos a través de las cámaras de seguridad que recorren cada centímetro de la prisión.
En el año 2019 ganó el premio BREEAM Public Projects In-Use por su contribución al medio ambiente. Un techo verde de 1.100 metros cuadrados hecho de plantas y césped, un sistema de ventilación que recicla el calor del aire y una sala de eliminación de basuras con almacenamiento para ocho categorías de desechos son solo algunas de las iniciativas por las que Sollentuna se hizo con el reconocimiento otorgado por BRE, cuyos premios exaltan los edificios con calificación BREEAM más innovadores y sostenibles de los 12 meses anteriores.
5. Aranjuez Prison, España
La prisión española de Aranjuez es popular por una insólita razón: es la única en el mundo con celdas para familias. Una alternativa que permite tanto a las mujeres como a los hombres vivir la paternidad a pesar de las circunstancias desfavorables.
Las espaciosas ‘celdas de cinco estrellas’, como son denominadas, vienen con cunas, personajes de Disney pegados en las paredes y a un patio de recreo de la prisión. Las madres tienen un módulo especial que incluye, entre otras cosas, una guardería para los pequeños desde los seis meses de edad.
Esta cárcel, ubicada en Madrid, España, permite a los presos cumplir su condena junto con sus hijos pequeños, al menos hasta que cumplan los tres años de edad. Después de esa edad, se los entregan a parientes cercanos o, en su defecto, a servicios sociales.
Los días de los niños son como cualquier otro: van a la guardería, juegan y se divierten. La única diferencia es que viven en prisión con su mamá, su papá o, en algunas ocasiones, con ambos.
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