Se sentía agotado, el médico le dijo que era anemia y después le diagnosticaron cáncer de intestino

Andrew Walker, un joven capitán de rugby de Yorkshire de 31 años, comenzó a sentirse fatigado y decidió acudir al médico, quien inicialmente lo diagnosticó con anemia. 

Sin embargo, con el tiempo, los síntomas de Walker persistieron, y tras varias pruebas adicionales, se descubrió que en realidad padecía cáncer de intestino.

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Esta historia fue reportada por el medio Daily Mail, donde Walker también compartió su recomendación a los jóvenes que experimentan agotamiento inusual: acudir a especialistas para obtener un diagnóstico adecuado.

"Yo esperaba hacerme una ecografía, que me tomaran algunas muestras y volver a casa. No esperaba que se convirtiera en un torbellino", mencionó Andrew Walker al describir el impacto que tuvo su diagnóstico.

A nivel mundial, la incidencia de este tipo de cáncer sigue siendo preocupante, subrayando la importancia de la detección temprana.

Según MedlinePlus, el cáncer intestinal, aunque menos frecuente que otros tipos, puede verse agravado por factores como dietas ricas en grasas, enfermedades inflamatorias como Crohn, o antecedentes familiares de pólipos. Los síntomas más comunes incluyen dolor abdominal, pérdida de peso inexplicada, presencia de sangre en las heces y la aparición de masas en el abdomen.

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Walker acudió inicialmente al médico por un agotamiento persistente y fue diagnosticado con anemia. No obstante, los síntomas continuaron, lo que llevó a los médicos a realizar una muestra de heces, donde se detectaron rastros de sangre. Este hallazgo condujo a más estudios en el hospital, que finalmente confirmaron la presencia de cáncer de intestino.

A lo largo de este proceso, Walker también experimentó otros problemas de salud. Por ejemplo, tras cortarse un dedo, desarrolló una infección que lo mantuvo en el hospital durante 11 noches y requirió cuatro cirugías. Aunque este incidente no estaba relacionado directamente con el cáncer, Walker cree que su cuerpo no podía recuperarse adecuadamente porque ya estaba lidiando con la enfermedad.

"Lo atribuyo todo a que llevo un estilo de vida ajetreado y estoy cansado", afirmó. "También lo atribuyo a que soy un poco mayor". 

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La American Cancer Society destaca que los principales tratamientos para el cáncer de intestino incluyen cirugía, quimioterapia y radioterapia, y en algunos casos se pueden utilizar terapias más nuevas. Los médicos a menudo combinan varios tratamientos para mejorar los resultados.

Walker fue sometido a una cirugía en la que le extirparon la mitad del intestino junto con algunos ganglios linfáticos cercanos, con el objetivo de prevenir una posible propagación del cáncer. Actualmente, está esperando los resultados de más pruebas que determinarán si necesitará continuar con tratamientos adicionales.

“Yo diría que vayas y te hagas un examen, y si no estás seguro, hazte un análisis de sangre. Lleva un minuto y eso puede detectar los primeros síntomas. No es sólo el efecto que tendrá en ti, sino también el efecto que tendrá en tu familia y tus amigos. Si se detecta el cáncer a tiempo, es tratable. Incluso si obtengo el visto bueno, entonces no es el final porque tengo un mínimo de cinco años de pruebas”, concluyó Walker, instando a todos a ser proactivos con su salud.

SARAI M. GUTIERREZ

El Universal (México) / GDA