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Wojtek, el oso amante de la cerveza que luchó contra los nazis
Poco se sabe de la importante conexión entre los soldados en el frente de batalla y los animales.
El oso luchó junto con la resistencia polaca en Roma. Foto: iStock
La Segunda Guerra Mundial fue uno de los acontecimientos bélicos más sangrientos de la historia. Se estima que murieron entre 50 a 60 millones de personas a causa de este conflicto que duró 6 años.
Sin embargo, no todo fue devastación y penurias durante este periodo. Existen historias memorables que hacen que se eclipse, al menos por un momento, la decadencia a la que alcanzó a llegar el ser humano a mitad del siglo XX.
Durante la guerra, los soldados que iban al frente de batalla adoptaban cualquier cantidad de animales para acogerloscomo mascotas. Esto lo hacían con el fin de sentirse acompañados durante los momentos más críticos.
Gallinas, perros, gatos e incluso palomas eran del agrado de los militares de cualquier bando.
Una de las mascotas que más resaltó fue Wojtek, un oso pardo que ayudó a la resistencia polaca a combatir a las fuerzas de Hitler, a principios de los años 40.
Invasión a polonia
La Segunda Guerra Mundial comenzó, de forma oficial, con la invasión nazi a Polonia, ocurrida el primer día de septiembre de 1939.
En menos de un mes los soldados liderados por el general Gerd von Rundstedt tomaron el país mediante la táctica ‘Blitzkrieg’ o Guerra relámpago.
El régimen Nazi puso a medio millón de soldados polacos en centros de reclusión en Rusia. Foto:iStock
Los dirigentes polacos se vieron en la obligación de rendirse para evitar más bajas innecesarias. Hitler aprovechó para enviar a campos deprisioneros a los soldados que fueron capturados por el ejército alemán.
587 milcombatientes fueron apresados y enviados a campos de trabajo en Rusia que, a principios del conflicto, era un fuerte aliado alemán.
Sin embargo, en 1941 esa alianza se rompió debido a que el sanguinario líder de los nazis decidió invadir a la Unión Soviética en lo que se llamó ‘La operación Barbarroja’.
Joseph Stalin, quien dirigía a los rusos, se vió en la obligación de pedir ayuda extranjera y liberar al medio millón de prisioneros polacos que habían sido capturados durante el ‘Blitzkrieg’ de 1939.
Los soldados que fueron liberados no estaban en óptimas condiciones para pelear, pues durante su encarcelamiento vivían en paupérrimas condiciones que los dejaron en un grave estado de desnutrición. De a poco fueron recuperados y estabilizados con el fin de convertir su reclusión en ‘reclutamiento’ y combatir el régimen de Hitler.
Con el ejército en óptimas condiciones para la batalla, se dirigieron al Líbano.
Según detalles brindados por el historiador Jesús Hernández en su libro ‘Historias Asombrosas de la segunda Guerra Mundial’, durante la movilización de las tropas polacas al Líbano, entre Irán e Irak y por el camino de las montañas de Kangavar, el convoy de soldados se topó con un niño hambriento que les pidió algo de comer.
El oso Wojtek fue combatiente en el regimiento # 22 de transporte de artillería polaco. Foto:YouTube: Weird History
El infante fue bien recibido por los militares. Ellos le ofrecieronalgunas latas de carne para su alimentación, pero se percataron que había algo inusual en aquel niño, pues llevaba una maleta enorme a sus espaldas.
Mientras que el niño guardaba la lata de comida, se asomó un asombroso animal: un cachorro de oso pardo que, según menciona Hernández, se encontraba en muy mal estado de salud.
El chico había adoptado al animal en una cueva cercana dado que unos cazadores habían matado a la madre del oso.
En ese preciso momento los combatientes le ofrecieron cualquier cantidad de alimentos y golosinas al menor para poder quedarse con el cachorro. En un principio fue difícil convencer al niño, pero en momentos de penuria como los de la guerra cualquier cosa sirve para sobrevivir.
Desde un inicio el cachorro se encariñó con el batallón número22 de transporte, pues se adaptó rápidamente al entorno militar. Según dice el historiador, el oso se acurrucaba todas las noches con los soldados en las tiendas de campaña, comían e incluso jugaban a las luchas.
Como cualquier otro militar, acaso como cualquier humano, Wotjek caminaba a dos patas durante algunos trayectos y se sentaba en las sillas de los camiones. La crianza con aquel batallón le dio conductas humanas particulares que acostumbró a llevar a cabo hasta el último de sus días.
Sin embargo, el oso no era del agrado de todos los combatientes, pues en las temporadas de calor solía ir a las reservas de cerveza a tomarse uno que otro barril para pasar la tarde refrescándose un poco. Según cuenta Hernández, el oso adquirió una gran adicción a la bebida, lo que dio pie a problemas internos entre los del batallón.
Y ni hablar del desgaste de las reservas de agua en las duchas, las cuales el oso aprendió a usar gracias a sus amigos del escuadrón. De todos modos, lo dejaron quedar porque era una mascota que subía la moral de los soldados.
El frente de batalla
En 1944, los aliados decidieron tomar Roma, por lo que se le encomendó a las fuerzas polacas esta misión. Partieron a Egipto para cruzar el mar Mediterráneo y así llegar a Italia.
Una pésima noticia llegaría a los oídos de la compañía: la armada británica no dejaba ingresar animales de compañía a los botes. No tenían otra opción que dejar a Wojtek en el puerto.
Ninguno de los presentes iba a aceptar abandonar a su amigo, por lo que decidieron enlistar oficialmente al oso como un soldado más del batallón.
Trajeron consigo toda la documentación necesaria para que fuera considerado un combatiente del ejército polaco.
Wojtek, el oso militar, pudo viajar hasta Italia.
Con un par de días de navegación, las fuerzas aliadas desembarcaron en las tierras del país de ‘La bota’. Allí las tropas polacas se enfrascaron en una de las batallas más duras del conflicto: la de la Abadía de Montecassino.
Wojtek ayudaba a enviar suministros al frente de batalla así como a llevar soldados heridos a la enfermería. Foto:captura de pantalla - Youtube: Weird History
Durante la batalla Wojtek se mostró firme. El animal cargaba los suministros más pesados hasta el frente de batalla, llevaba municiones y hasta soldados heridos a los puntos de enfermería. Sus compañeros estaban asombrados con el accionar de este oso, que parecía entender que estaba metido en la guerra misma.
Fue tal la iración que causó que el batallón cambió su escudo por la imagen de un oso con una bomba.
Al final del combate las tropas aliadas fueron enviadas a Glasgow, Escocia, donde fueron recibidos con ‘bombos y platillos’.
Wotjtek paseaba por las calles de la ciudad a dos patas y saludaba a los miles de espectadores que, eufóricos, se agolpaban para saludar a los combatientes.
Después de la guerra, las tropas polacas fueron retiradas de los territorios. Los soldados que lucharon con Wojtek regresaron a Polonia para reencontrarse con sus familias.
En un principio intentaron liberarlo en un bosque, pero las autoridades forestales inglesas tenían prohibido este tipo de tratos con lafauna local.
Wojtek no tenía a dónde ir así que terminó en el zoológico de Edimburgo, Escocia, donde nuevamente fue recibido como un héroe de guerra.
Los fanáticos de sus hazañas se acercaban a saludarlo y él, con la simpatía que le caracterizaba, ‘agitaba la pata’.
Los soldados que estuvieron en el campo de batalla con el oso solían visitarlo con frecuencia. En muchas ocasiones sus amigos sesaltaban la valla y compartían todo el día con Wojtek.
El tiempo fue pasando y las visitas de sus cuidadores en la guerra cada vez eran más escasas. Se comenta que el oso soldado pasó sus últimos días acostado y sin interactuar con nadie. A duras penas si comía.
La vida rutinaria del zoológico no fue lo suficiente para este animal acostumbrado al constante roce con las armas, las balas y los combates.
El oso que combatió en la Segunda Guerra Mundial falleció el 22 de noviembre de 1963, a sus 22 años, entre las rejas del zoológico de Escocia.