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Agatha Christie: 130 años de una autora inglesa polémica
Su novelas y textos son todavía objeto de análisis, escrutinio público y polémica.
Christie nació el 15 de septiembre de 1890 y murió el 12 de enero de 1976. Foto: EFE
Oscar Wilde decía que era mejor que hablaran mal de él que no dijeran nada. Tal vez Agatha Christie, la escritora inglesa que cumple 130 años de nacimiento el 15 de septiembre, no esté tan de acuerdo con su compatriota.
Nunca, desde la publicación de su primer libro en 1920, la escritora ha dejado de ser una figura pública, y con frecuencia los periódicos, los académicos y los historiadores siguen mencionándola.
Este año nada más ha sido noticia por dos eventos desafortunados.
El primero de ellos es que su obra de teatro, Mousetrap, que se ha presentado a diario sin interrupciones desde su estreno en 1952, tuvo que cerrar sus puertas debido a la cuarentena obligada por la pandemia. Aunque el teatro de St. Martin’s ha anunciado que volverá a fines de octubre, no se sabe cómo la afectarán las nuevas medidas de seguridad y distanciamiento físico.
Por otro lado, su libro 'Diez negritos' cambió de título en su edición en francés y ahora se llamará Ils étaient dix (Eran diez). Este cambio “políticamente correcto” fue realizado debido a la presión que ejerció James Prichard, su biznieto y director de la empresa Agatha Christie Ltd., quien también autorizó que se modificara el contenido interior del libro para que no se mencionara en él la palabra ‘negro’.
El problema del nombre no es nuevo para Diez negritos. Ya en 1939 fue publicado en Estados Unidos con el título Ten Little Indians (Diez indiecitos), porque a los editores les pareció este un nombre menos peyorativo. Pero el mundo fue cambiando, y la palabra ‘indios’ se volvió impronunciable, por lo que la obra volvió a ser bautizada, esta vez como And Then There Were None (Y no quedó ninguno), y los “negritos” originales, más tarde llamados “indiecitos”, se convirtieron en soldados para estar acorde con los movimientos de equidad racial, aunque tal vez ahora amenacen a los pacifistas.
Agatha Christie en realidad ya había tenido problemas con la censura una vez. Al comienzo sus manuscritos eran rechazados por editores y directores de periódicos hasta que uno accedió a publicar, en 1920, El misterioso caso de Styles, con la condición de que la escritora le cambiara el final. Ella accedió, y desde este debut, en el que se presentó en sociedad de la mano de su detective favorito, Hércules Poirot, se convirtió en una mujer famosa y, sobre todo, estudiada hasta la saciedad.
La novela 'Diez negritos' protagoniza la última polémica de la autora. Foto:Archivo particular
Tal vez el episodio más oscuro de su aburrida vida (chica rica, dos maridos, una sola hija, viajes por el mundo y vejez en un tranquilo pueblo inglés) haya sido cuando desapareció misteriosamente durante diez días. Fue en 1926. Su marido le había pedido el divorcio porque tenía una amante. En un ataque de cólera, Agatha salió manejando en la noche y su carro apareció abandonado un día después. Mil oficiales de policía y 15.000 voluntarios la buscaron infructuosamente, y fue tan famoso el evento que hasta salió en la portada de The New York Times. La escritora apareció en un hotel famoso por sus baños curativos, a donde había ingresado con un nombre falso, aquejada supuestamente por amnesia. Sus biógrafos sostienen (con evidencias) que fue una trama un poco torpe para ridiculizar al marido, de quien terminó divorciándose.
Su obra, para muchos interesante y para otros repetitiva, también ha sido objeto de numerosas investigaciones. Parece que Poirot, por ejemplo, está basado en un hombre llamado Jacques Hornais, un refugiado belga que había sido policía en su país y fue amigo de Christie. Ella tocaba el piano para él, y este a su vez la entretenía con historias de guerra. Aunque la autora no volvió a ver a Hornais, Poirot la acompañó hasta su lecho de muerte y falleció un año antes que ella en su obra titulada Telón. En realidad, Agatha Christie había escrito el final de Poirot y de miss Marple (otra detective famosa) durante los bombardeos a Londres en la Segunda Guerra Mundial, y los había guardado en la caja fuerte de un banco. Si la mataban, decía, sus detectives debían morir con ella. La muerte de miss Marple fue un libro póstumo y apareció bajo el título de Un crimen dormido en 1976.
Pero el final de Christie solo significó una veta más de estudio para los expertos. Hace algunos años, médicos de la Universidad de Toronto estudiaron sus textos y concluyeron que la autora sufría de alzhéimer. Luego de analizar toda la obra de la inglesa se dieron cuenta de que hacia el final de su vida aumentó el uso de las palabras indeterminadas como ‘cosa’ o ‘algo’ en sus descripciones, lo mismo que la repetición de frases. Esto, según los doctores, podía significar que su capacidad lingüística disminuyó aproximadamente en 30 por ciento, lo que sería el reflejo de la pérdida de memoria.
Quién sabe si a Agatha Christie le hubiera gustado que hurgaran tanto en su vida privada y en el análisis de su obra. Lo que sí la tendría contenta es el saber que tanto interés ha dado réditos: hoy, 130 años después de su nacimiento, es la segunda autora más vendida de Inglaterra, superada solo por Shakespeare.