Aparece con el cabello rubio y corto, y habla con serenidad. Y si no se pudiera ver su imagen a través del videochat, se sabría siempre que quien habla es Ana Torroja. Su voz es como una huella digital: única e inconfundible. Una voz que transporta a varias generaciones a finales de los 80, a Mecano, uno de los grupos españoles más reconocidos en el mundo.
Ana Torroja le aportó a la banda española –integrada, además, por los hermanos José María y Nacho Cano– su maravillosa voz de mezzosoprano, pero también su rostro y su fuerte personalidad. Los atuendos, la forma de bailar y el poder escénico de Ana eran el disfraz perfecto para la ambigüedad escondida en el timbre y la tesitura de su voz, que siempre interpretaba temas compuestos por sus compañeros de agrupación.
Después de casi ocho años, la artista española regresa a Colombia para presentarse, en un único concierto, en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, el jueves 12 de mayo, a las 8 p. m. Hablamos con ella, vía Zoom, desde México, donde reside, sobre su última producción, Mil razones, su gira y su carrera después de Mecano.
¿De Mecano a Ana Torroja qué es diferente ahora?
Muchísimo. Sigo cantando esas canciones, por supuesto, con una seguridad que no tenía antes; las voy transformando también, pero he aprendido mucho. En Mecano mi papel era cantar y ser la líder del escenario. Después, como solista, las decisiones son responsabilidad totalmente mía. He tenido que aprender a saber de qué quería hablar, cómo lo quería contar, con quién quería trabajar, qué tipo de sonido quería descubrir. Soy una artista mucho más completa hoy en día que cuando empecé con Mecano.
Como solista, las decisiones son responsabilidad totalmente mía. He tenido que aprender a saber de qué quería hablar, cómo lo quería contar, con quién quería trabajar
¿Cómo es hoy la relación con José María y con Nacho?
Nuestra relación fuera del trabajo no era... o sea, no compartíamos vida fuera del trabajo, pero estábamos todo el día juntos. Después de eso, sí, de vez en cuando, pero la cosa se ha ido, no sé si enfriando. Sabemos los unos de los otros, pero no directamente.
Desde la separación oficial de Mecano, en 1998, se ha hablado de la posibilidad de reunión. ¿Cuál fue la causa de la disolución del grupo?
Bueno, José María, por diferentes razones, personales y artísticas, dijo que no quería seguir, y Mecano éramos tres. No digo que no hubiéramos podido seguir hasta hoy, pero las relaciones se terminan en un momento álgido y siempre te quedas con ese ideal de la historia. No sabes si después se habría deteriorado.
Hace casi ocho años no venía a Colombia...
Ir a Colombia ha sido un disfrute para mí y hay veces que no se dan las circunstancias. Han estado estos dos años de pandemia por el camino. Y me he puesto a pensar cuándo fue la última vez que fui, dije ‘¡no puede ser, no puedo estar tanto tiempo sin ir a Colombia!’. El tiempo pasa volando, ¡madre de Dios! Pero va a ser una nueva etapa, voy a ir ahora y siempre que me quieran ver por ahí.
¿‘Tour volver’ es un nombre pospandemia?
Realmente el tour empezó antes de la pandemia, pero se cortó en seco. Acabábamos de arrancar y le puse ese nombre porque para mí era, no tanto volver a los escenarios, esa razón se sumó después de la pandemia, sino volver a raíz del disco 'Mil razones', volver a ese mundo más electrónico, porque cuando hago un tour trato de que sea consecuente musicalmente hablando con el disco que he hecho. Este mundo más electrónico del 2022 me ha abierto la puerta hacia una nueva etapa musical. Es volver a reencontrarme con ese sonido electrónico, casi 40 años después, volver a mis inicios, pero desde la perspectiva de hoy. Arrancó así el nombre del tour, pero después de la pandemia se sumó el sentido de volver a los escenarios. Estuvimos dos años apartados de ellos y me di cuenta de que los había extrañado. Uno se va adaptando a las circunstancias, pero hasta que no pisé el escenario no me di cuenta de lo muchísimo que lo extrañaba. Los shows en vivo son algo que no se puede comparar con nada, ni un streaming ni un video, esa energía es incomparable.
Siempre ha sido una artista de vanguardia…
Esto es como recuperar ese sonido con el que yo nací musicalmente hablando, de la mano de gente muy joven. De las cosas que más he disfrutado de Mil razones y de esta nueva etapa es trabajar con gente tan joven, tan valiente y tan arriesgada. Todo eso me motiva y es el camino que voy a seguir.
Precisamente, hay una colaboración con Rosalía…
Fue de esas casualidades del destino –a mí me trata bien el destino–. Fui a Barcelona a conocer a Alizz y El Guincho, a componer para 'Mil razones', y El Guincho estaba trabajando en 'El mal querer', de Rosalía. Un día en el estudio apareció ella; no la conocía personalmente. Fue muy natural. Estábamos atascados con algo de la letra y se sentó allí… ella es puro arte, lo respira por los poros. Se sentó de la forma más espontánea y nos pusimos a hablar, a escribir y así llegó Rosalía a mi vida. Luego viajamos en el mismo tren a Madrid, en el mismo vagón y vecinas de asiento. Me habló sobre su carrera, que empezaba pero era vertiginosa. Le di mi más modesta opinión. Es una niña que tiene mucha cabeza y sabe bien lo que hace.
Ella es puro arte, lo respira por los poros. Se sentó de la forma más espontánea y nos pusimos a hablar, a escribir y así llegó Rosalía a mi vida
¿Qué piensa de la evolución que ha tomado la música, del reguetón, de la industria?
No me centro en el reguetón. El reguetón es una parte de la música y hay muchas cosas que me gustan del reguetón. Es difícil resistirse al reguetón. Empieza a sonar y se te va el cuerpo. Siempre ha pasado en la industria. Cuando algo funciona todo el mundo quiere hacer ese algo, y no todo le gusta a todo el mundo. Hay cosas que están bien y otras, para mi gusto, no tanto. Pero es una parte de la música. Se sigue haciendo pop, se sigue haciendo rock, se hace bachata, se hace cumbia, hay muchas opciones. Una de las cosas que más me gusta de la música hoy en día es el abanico, ahora hay de todo, todo vale, todo funciona, todo se fusiona, y eso es interesante.
¿Usted haría reguetón?
Canté con Fonseca. Canté una canción en su último disco y era así como un reguetón suavecito. Y, de hecho, tengo una canción en Mil razones que se llama Ya fue. No es que sea reguetón puro, pero tiene ese ritmo reguetonero. A mí me encanta, yo lo bailo, como bailo otras cosas. Lo maravilloso de la música es que es una gran compañera de viaje y que está ahí para cualquier momento de tu vida.
¿Cuál es el origen de 'Mil razones'?
Yo estaba, literalmente, rompiéndome la cabeza para poder ver qué hacer que no hubiera hecho ya. Para mí el hilo conductor de mi música o el estilo, por decirlo así, es mi voz. Te puedo cantar una cumbia y se convierte en una canción de Ana Torroja, como he hecho con Los Ángeles Azules. Al final eso me permite jugar con no tener un estilo único y jugar con sonidos diferentes. Entonces estaba buscando qué hacer y de pronto me llegó una propuesta desde España con varios DJ de música electrónica que querían trabajar conmigo. Fue como ver la luz y dije: ‘esto es lo que estaba buscando, pero no lo sabía, esto es lo que quiero hacer’.
¿Cómo fue esa experiencia?
Me fui a España, porque ahora vivo en México. Me fui a ver a todos, los conocí, estuvimos trabajando, componiendo, cantando. Ha sido muy ecléctico todo, y las canciones iban surgiendo sin pensar, depende de con quién estuviera trabajando. Empezaban por un ritmo o por un sonido y a partir de ahí iban evolucionando, iban creciendo. Ha sido un proceso muy inspirador, he aprendido mucho de todos ellos y de ese mundo de gente joven. Hay muchísima gente talentosa, con unas capacidades increíbles. Todo eso me ha abierto un mundo de posibilidades que me ha emocionado mucho, me ha devuelto la ilusión por seguir haciendo música y buscando alguna forma de sorprender.
Entonces llegó la pandemia de covid-19. ¿Cómo la ha vivido?
Al principio fue un poco incómodo –tener que reajustar todo, tener un proyecto, como muchos otros, y tener que cortarlo así, en seco–, pero han sido dos años para mí muy importantes. Han sido como un renacer porque esta profesión, que es maravillosa, requiere mucho, demanda mucho de los artistas, y al final uno se entrega tanto que se olvida de sí mismo y no te das cuenta. Y estos dos años en los que ha sido obligado parar, la música ha sido mi compañera de pandemia. No he escrito nada, solamente hice el video, en casa, con mi familia que me ayudó, del tema 'Cuando tú me bailas'. Y todo lo demás ha sido ser dueña del tiempo para hacer algo, para no hacer nada, para estar con mi familia al cien por cien, para estar conmigo al cien por cien y me ha dado una energía nueva que no sabía que la necesitaba tanto.
Con la pandemia pasó un poco lo mismo, fue como reafirmarme en que hay que vivir el momento, en que hay que vivir el presente absoluto, porque es lo único que tenemos
Con la guerra en Ucrania, muchos piensan que el ser humano no cambió con la pandemia. ¿Usted siente que ha cambiado?
Bueno, me han pasado cosas en la vida, una en concreto fue un accidente automovilístico que me hizo pensar en la línea tan estrecha que hay entre el estar y el no estar. Y con la pandemia pasó un poco lo mismo, fue como reafirmarme en que hay que vivir el momento, en que hay que vivir el presente absoluto, porque es lo único que tenemos, porque no sabemos lo que va a pasar dos segundos después, ni uno ni medio. Entonces, en ese sentido, me he reafirmado en algo que ya venía conmigo y con mi personalidad. Y es muy doloroso ver cómo el ser humano, algunos, no cambian.
México es su segunda casa...
Siempre digo que es mi primera casa. Estoy acostumbrada a viajar, mi espíritu es muy viajero y me encanta sentir los lugares, y me encanta descubrir los sitios a pie. En México siempre me encontré muy cómoda desde el primer día en que llegué y surgió un proyecto para hacer aquí. Me vine a pasar un rato y no tenía grandes proyectos en España y pensé, bueno, me voy a quedar un poco más y ya va para siete años. Ahora voy alternando entre España y México. Y bueno, en general Latinoamérica, Colombia, adonde vamos ahora, son países que reciben con los brazos abiertos y que te hacen sentir muy cómoda y muy del lugar y muy consentida.
No extraña los grandes estadios, esas multitudes...
Me encantan los teatros. Los lugares grandes son poderosísimos. Estos días estuve en el Vive Latino (festival de música que se realiza desde 1998 en Ciudad de México) y fue increíble. Pero la conexión que existe en los lugares pequeños es muy difícil de llevarla a un lugar grande porque se disipa, se va. Me gustan mucho los lugares pequeños porque mi forma de hacer show es muy directa, es muy de conectar con la gente.
¿Qué espera del público de Colombia?
Espero que vengan dispuestísimos a pasar una gran noche, a disfrutar, a que se entreguen a tope; yo lo voy a hacer, y creo que va a ser una noche muy especial. Es un show lleno de éxitos, algunos de 'Mil razones', pero hay un momento que siempre me gusta destacar y es que cuando termina el show, antes de la última canción, se van los músicos un ratito a descansar y me quedo en el escenario y hacemos lo que llamo peticiones del oyente, canciones a la carta o como lo queramos decir. Y la gente me va pidiendo canciones y hacemos este momento a capella de canciones que cantamos juntos que es mágico, de verdad.
ORLANDO LEÓN RESTREPO ESCOBAR
Editor de EL TIEMPO
Twitter: @oleonn84
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