Elton John no es Freddie Mercury y Rocketman no es Bohemian Rhapsody. Y es que no faltará quién cruce comparaciones entre dos películas biográficas que, cierto es, establecen elementos comunes entre sí: su director, la música, décadas de los setenta y ochenta, drogas, alcohol, sexualidad, referencias familiares, suceso, decadencia, retorno al éxito.
Develar la vida de un personaje de enorme impacto y recordación no ha de ser fácil. Por eso melómanos y amantes de la historia musical sufrimos con cada uno de estos biopics, y encendemos nuestras alarmas ante la seguridad de que nos faltará un poco de allí y otro de acá. Rocketman no es la excepción, pero es una buena forma de exaltar la vida personal y artística de Elton John en su primera década y un poco más como artista profesional.
Por alguna extraña razón, uno se queda con la sensación de que el filme no alcanza para ponerlo en el sitial que le corresponde como el solista más impactante y exitoso en la música rock y pop de los setenta.
Cierto es que a su manera el director Dexter Fletcher, con una orientación evidente del propio homenajeado (porque también es un homenaje) saca a flote esa increíble y elocuente versatilidad que destacó al británico como uno de los más brillantes showman de su tiempo, gracias a sus extravagancias en escena, sus exóticos disfraces, sus miles y diversos estilos de gafas.
Pero, y como es obvio, está la música, esa que lo hizo grande, con temas aún fascinantes como Your Song, Rocket Man, Crocodile Rock, Tiny Dancer, Honky Cat, Bennie and the Jets y Goodbye Yellow Brick Road, entre otras, que aquí son interpretadas por el protagonista del filme, Taron Egerton. Particular resulta, que en la cinta estas canciones no tienen ningún orden cronológico ni concordancia histórica con su desarrollo, sino que son reflejos emocionales del personaje.
Da la impresión que en estos tiempos, el nombre de Elton John parece ser cosa del pasado. Curiosamente en su estreno, la cinta reminiscente de Freddy Mercury contaba con la sala llena, contrario al de Rocketman para la que nos encontrábamos unos… siete gatos.
DANIEL CASAS
Periodista musical