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Gerardo: el gran superhéroe bogotano
La novela gráfica 'Basuras', de Gusanillo, invita a una reflexión de ciudad y de vida.
Gusanillo le da vida a Gerardo, un habitante de la calle bogotano. Foto: cortesía Cohete Cómics
Gerardo, el habitante de la calle protagonista de la novela gráfica Basuras, del historietista y artista plástico bogotano Miguel Vallejo, Gusanillo, se queda en el corazón del lector al cerrar la última página del libro. Sus valores morales y éticos se convierten en un espejo y hasta en una bofetada para los que vivimos en las ciudades, e invitan a una sencilla reflexión: ponerse en los zapatos de los otros antes de juicios preconcebidos.
Este proyecto ganó en 2018 el II Premio de Novela Gráfica Ciudades Iberoamericanas, antes de llegar ahora a las librerías del país, como un libro, bajo el sello Cohete Cómics.
“El lector se va a encontrar con un acercamiento personal al centro de la capital, que halla forma en la aventura de un habitante de calle, Gerardo, que se ve envuelto en un plan para acabar con la vida de muchas personas, y su intento por detenerlo”, explica su creador.
Ahí está, tal vez, la clave del libro. No se trata de una historia lastimera sino de una deliciosa aventura de acción y suspenso, con superhéroe incluido (Gerardo), como cualquier historia de Marvel o DC Cómics. Sencillamente no ocurre en Nueva York o Los Ángeles sino en Bogotá.
Gerardo se enfrenta a una fuerza oscura y maligana que quiere esparcir una sustancia química que podría acabar con muchas personas. El trazo seguro y con personalidad de su creador es hipnótico a los ojos del lector.
Esta pasión por el dibujo le viene a ‘Gusanillo’ desde niño. “De pequeños todos dibujamos y algunos tenemos la dicha de no haber dejado de hacerlo”, anota.
Autorretrato Miguel Vallejo, el historietista Gusanillo. Foto:cortesía del artista
La juventud le llegó con el descubrimiento del mundo de los dibujos manga y los cómics europesos. “Sobretodo esa la relación entre el manga y el animé. Me fascinaba que pudiera hacer lo que veía en la televisión solo con un papel y un lápiz”, explica el artista, cuya formación fue antetodo empírica. Leía y releía los autores que la apasionaban, para descubrirles sus secretos.
Luego, tuvo la oportunidad de complementar sus conocimientos en la academia, en talleres de narrativa gráfica de Idartes y en diseño y comunicación gráfica, en las universidades Minuto de Dios y Nacional de Colombia.
Desde el título se infiere esa forma despectiva como la sociedad califica a los habitantes de la calle. ¿Qué flexión le suscita?
Esta forma que tenemos en nuestra sociedad de calificar a los demás, usualmente pensando en la manera en la que los otros nos benefician, o no, demuestra una incapacidad de ver al otro, un desinterés por intentar acercarse y entender cómo vive, qué siente. De cierta forma, de ahí nace también la idea de que un habitante de calle sea el protagonista; alguien que se suele ver de lejos, a veces con miedo o con una perspectiva paternalista, pensando que necesita siempre nuestra ayuda. En ‘Basuras’ intenté hacer lo contrario. Gerardo es el que lleva la historia, es el más importante, tanto cuando trata de luchar contra los que lo persiguen como cuando piensa su lugar en el mundo, en la ciudad, en su familia.
¿Cómo surge el personaje Gerardo?
En un principio es un compañero, un personaje que me permite recorrer partes de la ciudad a las que no tengo en mi vida diaria, y que también me permite hacer cosas que tampoco me atrevería a hacer en mi cotidianidad. Pero con el tiempo, el personaje va adquiriendo su propia personalidad, en ese estado de vitalidad artificial, pero no menos verdadera del personaje de ficción. Solo lo escuché y lo seguí a ver hasta dónde llegaba.
Al principio no sabía muy bien a dónde iba. Me gusta descubrir la historia mediante el dibujo, por lo que el primer borrador de la historia fue muy rápido, lleno de acción y movimiento. Fue dibujado directamente en tinta, buscando un dibujo espontaneo, y así iba descubriendo junto con el protagonista lo que iba sucediendo.
¿Hubo algún tipo de investigación previa de la atmósfera de la novela?
No directamente porque quería recorrer el centro desde la imaginación y no escoger locaciones específicas. Lo que hice fue tratar de ser más consciente de las sensaciones que me generaba pasar por el centro de Bogotá, que en su mayoría son tensión y ansiedad, pero también curiosidad. Es un sitio muy vivo, en donde van pasando muchas cosas al mismo tiempo. Otro espacio importante para la investigación fue el pensar en el papel del habitante de calle. Esa otra opción de vida lejos de las estructuras a las que estamos acostumbrados, con los peligros que eso implica y su papel en nuestra sociedad. Para eso, me sirvieron obras como ‘Los espigadores y la espigadora’, de Agnès Varda.
Libro Basuras Foto:cortesía Cohete Cómics
¿Qué autores y personajes clásicos del cómic han sido una gran influencia en su carrera?
Tardi ha sido súper importante para mí. También los argentinos Muñoz y Sampayo, Moebius, George Herriman, Bill Watterson, entre otros. Creo que todo lo que leemos y vemos nos influye de alguna manera, nos muestra las posibilidades y nos anima a seguir.
A propósito, ¿en el antagonista de ‘Basuras’ hay algún homenaje o 'guiño' a alguien?
No. No está pensado sobre ningún personaje histórico. Quería explorar con él la manera en la que la venganza y el desconocimiento del otro funcionan en una persona y en una sociedad hasta llevarnos a descuidar a los que tenemos cerca y cometer actos horribles. Sin pensarlo como un villano que vive para las fechorías, sino como una persona que escoge la violencia para reaccionar a ciertas situaciones, y la manera en la que esa violencia lo consume también a él.
¿Cómo surgió su nombre artístico: ‘Gusanillo’?
Es por una frase de San Alfonso María de Ligorio:“El Eterno se enamoró de vuestra incomparable hermosura, con tanta fuerza, que se hizo como desprenderse del seno del Padre y escoger esas virginales entrañas para hacerse Hijo vuestro. ¿Y yo, gusanillo de la tierra, no he de amaros? Sí, dulcísima Madre mía, quiero arder en vuestro amor y propongo exhortar a otros a que os amen también”. Desde que la leí me sentí identificado con la idea del gusanillo, del más pequeño, porque ¿qué hay más pequeño en este mundo que un historietista?
Libro 'Basuras' Foto:cortesía Cohete Cómics
Otro de sus proyectos es la antología de historietas gráficas ‘Soacha, Carajo’. ¿De qué se trató?
Durante el 2014 andaba estudiando comunicación gráfica en la corporación universitaria Minuto de Dios, allí, junto con Fredy Ramos, otro compañero, empezamos una antología de cómics en donde experimentamos con la historieta. La publicación abordó distintas temáticas y formatos, y con el tiempo alcanzamos seis números impresos y otros más digitales. Luego mutó en ‘Historietas Carajo’, que es el espacio en donde publico de manera independiente algunas de mis historias en fanzines. El proyecto más reciente de ‘Carajo’ es un ‘crowdfounding’ para lanzar los primeros cinco números de la serie de cómics ‘Emok’, campaña abierta hasta marzo de este año y que está en mis redes sociales (@gusanillodetierra).
En su trabajo se siente un interés particular por la reflexión de ciudad…
Sí. Yo he vivido toda mi vida en Soacha, por lo que la ciudad siempre ha estado presente: la calle, las tiendas, las personas y su forma de hablar. Es el espacio desde donde me acerco al mundo y que de gran manera ha definido la forma en la que pienso. La historieta, como todo espacio artístico, nos da la oportunidad de pensarnos a nosotros mismos y a lo que nos rodea, recordar la belleza de estos lugares y también criticar lo que consideramos que puede ser mejor.
Pero usted también es artista plástico. ¿Cómo dialoga esta faceta con el cómic?
Son búsquedas distintas, pero complementarias. Cada proceso, desde hacer un dibujo a planear la historia para un libro conlleva un desarrollo diferente; un trabajo cerebral distinto, que también implica al cuerpo de distintas maneras. Es en esa exploración de distintas formas de crear en donde me siento más cómodo. Hay una especie de respiro, de descanso en el cambio de técnica y ejercicio. Pero dentro de todo esto me considero más historietista que artista plástico.
Gusanillo le da vida a Gerardo, un habitante de la calle bogotano. Foto:cortesía Cohete Cómics
¿Cómo fue la experiencia de participar en el 45 Salón Nacional de Artistas?
Tuve la dicha de participar con ‘Basuras’ en la curaduría ‘Arquitecturas narrativas’, dirigida por Alejandro Martín. Lo más emocionante fue compartir espacio con artistas tan grandes como Carmenza Banguera, Aidan Koch, Mónica Naranjo Uribe, Camilo Restrepo, Luto, Ronald Wimberly, Powerpaola y Lucas Ospina. Y tener la oportunidad de hablar con algunos de ellos y aprender sobre sus procesos y sus formas de crear imágenes.