El secreto de mi cumbia es una canción reciente, pero suena a clásico tropical. La voz de Alfredo Gutiérrez alterna con la de Cristina Escamilla, cantante de los Cumbia Stars y hacen un dúo cálido que recoge el sabor de las grandes orquestas tropicales.
Que Gutiérrez haya aceptado grabar con la orquesta, una agrupación que lleva dos años y medio trabajando en su propuesta de “nueva música tropical colombiana”, es todo un triunfo para Juan Pablo Acosta, compositor de muchas de las letras y director del conjunto musical. Cabe anotar que Petrona Martínez le había grabado antes la canción La cantadora.
La propuesta ahora es recuperar el sabor que puso a bailar por décadas a los colombianos con porros, cumbias y otros ritmos caribes del país. La orquesta presenta su propuesta de nuevas canciones, que se alternan con covers en tributo a íconos de estos ritmos, en el álbum Cumbia Stars Volumen 2, cuya carátula muestra una lucha apocalíptica entre el hombre y la máquina y lleva la curiosa leyenda que reza: ‘Música bailable hecha por humanos’.
Sobre este proyecto musical hablan el director, Juan Pablo Acosta (J. A.), y la cantante Cristina Escamilla (C. E.).
J. A. : Cumbia Stars comenzó hace dos años y medio. Los integrantes llevábamos 15 años en músicas colombianas, entre estos Tierradentro.
Nos decidimos por la nueva música tropical porque vimos que esta corriente perdía dinámica creativa. Artistas y grupos no la estaban haciendo. Solo suenan los clásicos en diciembre. Pero en su momento de esplendor, Discos Fuentes sacaba de esta música todo el año. En países como Perú, Argentina y México hay orquestas componiendo nuevas cumbias. Así, queremos aportar a esta renovación. Componer y grabar. El primer disco de los Cumbia Stars Vol. 1 nos dio para muchos conciertos y firmar con Fuentes.
Es un riesgo componer canciones nuevas, en un campo que parece solo ser de clásicos.
J. A.: La mitad de nuestras canciones son tributos a las leyendas. La otra mitad son nuevas. Así hicimos conciertos en los que la gente no paró de bailar. Las canciones nuevas empezaron a tener recordación entre la gente y las pedían en los shows. Entendimos que nuestra misión es hacer historia en la música tropical colombiana. Puede ser que nos tome toda la vida, pero es lo que queremos, paso a paso.
¿Cómo está conformado el grupo de los Cumbia Stars?
C. E.: Somos nueve en escena. Ocho de Tierradentro, que era un grupo de sonidos colombianos de fusión. Después, decidimos hacer la curva hacia la música tropical con sonidos de orquesta de los 60 y 70, estilo Lucho Bermúdez. No somos una big band, pero hay temas que suenan como ese formato, con sonido grande, gordo. Los ocho que veníamos seguimos en Cumbia Stars, añadimos trompeta para darle un color más brillante. Cada uno interpreta varios instrumentos.
En la carátula pintamos un futuro apocalíptico, como nosotros, con nuestros instrumentos, contra monstruos robóticos.
¿Predomina el ritmo de cumbia?
J. A.: Hacemos cumbias y porros, pero con el sonido de orquesta, no tradicional de gaita, aunque hemos llevado el instrumento a los conciertos, porque nos formamos en músicas tradicionales. No somos como Los Gaiteros de San Jacinto, sino como una orquesta de época, que era de música tropical, popular, masiva. Entonces, el formato está inspirado en Rodolfo Aicardi y los Corraleros de Majagual.
¿Recogen ese sonido que algunos llamaban ‘raspa’?
J. A.: Se ha discutido mucho si se hacía cumbia, si era raspa que si lo mexicano es cumbia. Lo cierto es que hay una raíz. Tocamos muchos estilos tropicales, no uno solo. Hay temas que retoman la raspa, la cumbia. Unos se parecen a lo que hacía Lucho Bermúdez; otros, a los Corraleros, también mezclamos. La música nunca ha sido estática ni tiene que serlo. Los Corraleros sonaban diferente en los 60, los 70 y los 80. Todo es retroalimentación, el sonido raspa y el paisa están y la influencia de orquestas venezolanas como La Billo's. No discriminamos nada.
Fuentes tiene el catálogo más grande de música tropical del país, recoge 85 años. Desde las big band de los 40 y 50, Bermúdez, Pacho Galán, Edmundo Arias y de ahí en adelante. Siempre se ha modificado el sonido y ha salido del país. En los 70 y 80 estaba la Sonora Dinamita, que se fue a México y allá sigue haciendo éxitos. Queremos llevar la cumbia colombiana nueva a México, Perú, Argentina, porque no puede ser que en esos países se haga tanta cumbia local y aquí, muy poca.
¿Cómo describen su repertorio?
J. A.: La cumbia que se tiene en la mente es la tradicional, la que en los 50 hablaba de la playa, el mar y la fiesta. Temas alrededor. Un poco como la temática folclórica. Nosotros usamos la música tropical para hablar de un montón de cosas. Óyeme cariño habla de una persona celosa e intensa, con un sonido que recuerda a Aicardi y a Afrosound. El secreto de mi cumbia tiene un color tradicional para describir el misterio alrededor de la palabra.
Merecumbé es una conversación de seducción entre el merengue y la cumbia, en ella participa el cantante venezolano Marcel Isturiz. En Medellín sí se baila el porro suena a big band y habla de la forma de bailar este género en esa ciudad, es un baile mezclado con tango, le llaman “porro marcado”.
¿De dónde sale esto de música bailable hecha por humanos?
J. A.: La carátula tiene una cantidad de mensajes. La música bailable es cada vez menos humana. Los instrumentos no son reales. No está mal. No lo juzgo. En la música urbana, no hay músicos. Hay un productor que hace una pista. La música no está ejecutada por humanos que aprenden a tocar un instrumento mecánico, como un trombón o un acordeón, como una guitarra.
Tocar se va volviendo exótico. Todo es secuenciado. En la carátula pintamos un futuro apocalíptico, como nosotros, con nuestros instrumentos, contra monstruos robóticos. Es como una reflexión, nuestra música es hecha por humanos, en un momento en que todo es Auto-Tunes o Melodyne; si se va la luz, con los Cumbia Stars la fiesta sigue, si se va la luz, no sé otros qué van a hacer.
LILIANA MARTÍNEZ POLO
REDACCIÓN CULTURA