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La voz de Daymé Arocena, un bálsamo para los males del mundo
La cantante cubana se presenta el viernes en Bogotá, en el teatro Colsubsidio.
Daymé Arocema es intérprete de jazz y de góspel. Foto: Gabriel Guerra
Daymé Arocena recorre con su voz ritmos tradicionales de su Cuba natal, como el changüí, el pilón, el bolero, la rumba y el mambo. También interpreta los sonidos góspel de su isla. Y además, jazz.
A los 26 años, es uno de los más importantes proyectos de Cuba, una caja de música que dice que descubrió desde muy niña el valor de su voz.
Aunque ha recorrido escenarios de varios países, no es muy conocida en Colombia; por eso viene, y estará mañana en Tempo Trópico, un encuentro de varias jornadas que se realizarán en el teatro de Colsubsidio, donde estará con Elkin Robinson, oriundo de la isla de San Andrés, exponente de las músicas del archipiélago.
Daymé Arocena cuenta que su primer recuerdo musical viene de su casa: “Mi familia es la más musical que conozco, porque para ellos, en tiempos de periodo especial (durante varios años, a partir de 1992, el país tuvo muchas falencias debido a que cesaron los subsidios de la Unión Soviética), cantar a viva voz y bailar al ritmo de las cucharas golpeando en la ventana era la mejor manera de olvidar los largos apagones y la extensa lista de carencias”.
Y agrega: “La vida demuestra todos los días que la mejor escuela es la casa, yo nací en el 92 y aprendí a cantar y bailar muy temprano. A los 5 años ya todos en el barrio sabían de mí, y desde que empecé en la escuela los maestros alentaron mis inquietudes musicales haciéndome cantar. No les temía a los escenarios, así que gané aplausos por mi inocente osadía. Esos factores empujaron a mis padres hacia los conservatorios, lo que fue el paso definitorio para mis inclinaciones artísticas”, dice.
A los 5 años ya todos en el barrio sabían de mí, y desde que empecé en la escuela los maestros alentaron mis inquietudes musicales haciéndome cantar. No les temía a los escenarios
En los conservatorios habaneros Alejandro García Caturla y Amadeo Roldán estudió dirección coral y composición, respectivamente. Lo suyo, en su momento, iba por instrumentos como el piano, pero, como afirma, esta escogencia “fue lo que me ayudó a entender y a utilizar mi aparato sonoro de una manera más eficaz y me dio herramientas de trabajo útiles”.
The Guardian dijo de ella hace tres años: “Tiene todos los ingredientes para ser la próxima gran estrella cubana”, y Daymé Arocena quiere llegar con su música lo más lejos posible.
Pero, ante todo, dice, “soy sobre todas las cosas una creadora. Para mí, el terreno más sólido será siempre defender mi obra, que tenga el sabor que tenga (jazz, bolero, música religiosa afrocubana, etc.), será siempre mi propio lenguaje, donde mejor logro expresar mis emociones”.
Soy sobre todas las cosas una creadora. Para mí, el terreno más sólido será siempre defender mi obra, que tenga el sabor que tenga (jazz, bolero, música religiosa afrocubana)
Emociones que se ven reflejadas en distintas interpretaciones, desde cuando, en el 2010, se unió al quinteto de jazz Sursum Corda. Luego estuvo en la Jazz Band, dirigida por el maestro Joaquín Betancourt, y de ahí pasó a crear su banda, Alami, integrada solo por mujeres.
En el 2013 se unió, por invitación de la saxofonista canadiense Jane Bunnett, al proyecto Maqueque, con el que grabó el disco del mismo nombre que en el 2015 ganó un Grammy.
Luego, el proyecto Havana Cultura, plataforma para la promoción de la cultura contemporánea de la isla, le pidió que fuera parte de Havana Cultura Mix, y de ahí salió el disco The Soundclash!
Fue en ese momento cuando sus videos empezaron a verse por las redes y Daymé Arocena comenzó a generar preguntas y adeptos; incluso, varios medios la consideran el mejor encuentro sonoro entre Celia Cruz y Aretha Franklin.
Porque, además, diversos críticos han dicho que no importa cuán separados estén Cuba y Estados Unidos, Dayme Arocena une los sonidos jazz y góspel de ambos países.
Su primer disco en solitario, Nueva era, de 2015, tuvo muy buenas críticas. Ella ha disfrutado este éxito y sigue haciendo su trabajo sin olvidarse de dónde viene: el barrio Diez de Octubre de La Habana, que “estadísticamente, es uno de los más poblados, tiene un ambiente colorido y cultural, y tradición de rumba. La gente es hospitalaria, el vecino es tu familia, y la humildad se hereda en la sangre”, comenta.
Fiel a su religión yoruba, cuenta que es hija de Obatalá y de Yemayá. De esta última deidad afirma que, como ella, “me siento madre protectora de medio mundo y encargada de remediar con música todos los males del mundo (se ríe). Creo que sus hijas somos así: a veces nos quitamos el pan por ver comer a otros. Eso lo aprendí de mi abuela y mi madrina de santo”, dice esta mujer cuya voz toca el alma.
Dónde y cuándo
3 de agosto, 8:30 p. m. Teatro Colsubsidio. Calle 26 n.ª 25-40, Bogotá. Informes: teléfono 4042463, primerafila.com.co y taquillas de Colsubsidio. Boletas: desde 65.000