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Montt, un caricaturista de historias cotidianas
El ilustrador chileno ha publicado varios libros de humor gráfico, uno ellos dedicado a los gatos.
Sus dibujos sobre el ‘bicho rojo’ de la ansiedad son reconocidos en redes sociales. Foto: Cortesía/ Alberto Montt
Alberto Montt está de luto, dice; un poco caricaturizando su realidad, un poco en serio. Su libro 'Solo necesito un gato' iba a lanzarse en Colombia en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, en abril, pero “ya viste cómo funciona, justo se cortó una semana antes la posibilidad”, se lamenta. La pandemia paralizó la promoción del libro, aunque no su actividad como ilustrador.
Montt es una mente inquieta que se alimenta de tragedias, en especial de las más cotidianas. Lo dejan ver sus dibujos del libro de gatos, a los que trata tanto de dioses como de ‘trolls perfectos del reino animal’; o sus viñetas sobre otro 'bicho', la ansiedad, al que dibuja con forma de virus rojo experto en infectar lo más profundo de la mente y las emociones humanas.
Durante los meses de pandemia no solo no ha parado de dibujar, sino que creó el pódcast La vida es increíble junto a su amigo y colega argentino Ricardo Liniers, con quien ya es costumbre verlo dibujar en su stand up comedy donde hacen ilustraciones mientras cuentan ‘excesos’ de su vida de artistas. Además, acaba de publicar en Chile su nuevo libro, Ansiedad, que llegará muy pronto a Colombia y México.
Se declara impedido para hablar imparcialmente de la recepción de su trabajo en Latinoamérica, “soy un latinoamericanista”, asegura con ese tono de ironía que tienen también sus dibujos. Mientras algo de esa ironía llega a través del teléfono, Montt habla de que juega a hacer libros, así como a hacer featurings de dibujos de gatos con sus amigos ilustradores con una idea simple en mente: “ustedes, bichos, son hermosos, déjenme dibujarles algo”.
¿Se adaptó bien a la nueva realidad?
Sí, uno tiene que estar todo el tiempo tratando de encontrar formas. Lo que empezamos a hacer con Liniers es este pódcast como una forma de mantenernos conectados.
El humor viene siendo hoy en día el último bastión donde se permite lo políticamente incorrecto y está sufriendo bastante peligro de extinción
Un pódcast de temas con los que la gente no los relaciona mucho, ¿verdad?
Claro, tú sabes que con las redes sociales siempre tienes posibilidades de enfocarte en un solo aspecto de la obra de una persona. Hay mucha gente que solo asocia nuestros nombres con los dibujos y no tiene idea ni que tenemos un stand up, ni que existe el pódcast, y si lo oyeron recién se están dando cuenta de que en realidad lo que nos gusta es contar historias y esas historias obviamente no son siempre humor, también hay temas más contingentes que nos importan.
Son como periodistas libres de lo políticamente correcto gracias al humor...
El humor viene siendo hoy en día el último bastión donde se permite lo políticamente incorrecto y está sufriendo bastante peligro de extinción. Yo siento que la gente que hace humor no solamente gráfico, sino en general, tiene la obligación de mantenerse firme con respecto a la libertad de expresión. Por lo menos yo estoy muy parado en esa línea. Siento que es parte del crecimiento de cualquier idea, el enfrentarla al escrutinio, a la duda, e incluso, al humor como una herramienta de estudio y confrontación.
¿Le agobia la idea de que en algún momento sus dibujos dejen de producir gracia?
Para mí la risa no es el humor. Yo creo el humor está más ligado a la mirada desde otra perspectiva que la risa en sí misma. De hecho, hay muchas cosas que yo consumo que son humor y no necesariamente son risa, desde las películas de Wes Anderson o las de Quentin Tarantino, hasta libros de Oscar Wilde, que para algunos son una tragedia absoluta, pero para mí son profundamente humorísticos, simplemente por el hecho de que te obligan a plantearte tu posición desde la mirada del otro. Y a veces esa sorpresa genera risa, otras veces incluso dolor o angustia.
Hablemos de 'Solo necesito un gato, ¿realmente aprendió a dibujar un gato como un número ocho?
Absolutamente. Las historias que cuento en el libro como personales son reales. Es como cuando te dicen “tienes que dibujar un dos y el dos es como un pato”, creo que hay esquemas para jugar con los niños al dibujar que ya están socialmente establecidos, pero hay gente que nunca tuvo a alguien que le enseñara a dibujar un gato con un ocho (risas), bueno, para esa gente está este libro.
La historia que narra cómo los gatos conquistaron a los humanos, ¿cómo surgió?
En general los libros no los planifico mucho. El libro de los gatos lo comencé a escribir página a página, sin estructura. Y llegó un momento en donde dije: ‘voy a contar la historia de cómo los gatos conquistaron el mundo’ y simplemente me puse a dibujar. La historia fue apareciendo, supongo que viene de la idea de que en realidad nosotros estamos supeditados a lo que ellos quieren y no al revés. Dentro de todo el mundo de las mascotas creo que son las que, definitivamente, pueden considerar que nosotros somos sus mascotas, tal como dice la frase que puse al principio del libro: “los dueños de los gatos se han dado cuenta de que, si les das comida, agua, refugio y cariño, ellos sacan la conclusión de que son dioses”.
¿Su libro idolatra a los gatos?
Creo que es un libro de agradecimiento más que de idolatría. Los gatos son unos ‘bichos’ que a mí me alegran mucho la vida, me parecen preciosos los gatos y en general los felinos. Me dio la impresión de que hay una campaña de desprestigio contra los gatos, como que todo el mundo piensa que son nefastos, traicioneros, y me gustó jugar un poco a retratarlos.
Alberto Montt ha sido colaborador de los diarios El Mercurio (Chile) y El Comercio (Ecuador). Foto:Cortesía
Invitó a otros ilustradores a dibujar gatos, ¿cómo fue ese ejercicio?
Cuando comencé a hacer el libro en algún punto alguien me dijo: “argh, me habría encantado hacer un dibujito de un gato”. Entonces yo le dije, “bueno, ¿por qué no me haces un dibujo para el libro?”. Le dije que este es un libro que es un juego, donde puedo meter su dibujo. Para mí los libros no son un objeto sagrado de adoración, son un lugar donde la gente entra a descubrir el mundo desde la mirada de otros. Hay tanto rapero que de repente invita a alguien en la mitad de la canción, para mí fue exactamente la misma idea.
Es como Montt ‘feat’ todos sus amigos...
Exactamente. Por ejemplo, este libro va a salir ahora en Francia y el grupo de gente que va a dibujar será distinto. Entonces también me gusta que los libros no sean estáticos, que de un lugar a otro puedan cambiar.
¿Se identifica con los gatos?
Me encantaría pensar que sí, que efectivamente tengo algo de personalidad de gato, pero me temo que no, por lo menos en las partes que me gustaría tener que son esta sensación de divismo, de elegancia, de belleza, ahí fallo. Pero hay ciertas otras cosas en las que sí: me gusta estar solo, me gusta el contexto social solo cuando yo lo busco, si me vas a acariciar y no estoy de humor, no funciona bien... Lo dejo como una duda para mí mismo, lo hablaré con mi terapeuta.
¿Usted es pesimista o más bien un optimista con muchas reservas?
Soy un optimista, profundamente optimista. Yo creo que todo va a ir mal, pero creo que eso no es tan malo. No me amargo al respecto. Ahora, hay optimistas que son muy pesimistas, que piensan que todo va a salir muy bien y están todo el tiempo pendientes de cuáles son las cosas que se van a ir cayendo. Tiendo a pensar que soy más realista.
¿Dibujar es su escape?
El dibujo para mí sin duda es mi terapia semanal, es el lugar donde vuelco mis temores, angustias, dolores, amores. Es el espacio donde ordeno mis pensamientos. A medida que voy dibujando, mi cabeza va organizándose. Ese espacio me ha ayudado a ahorrar mucha plata en psicólogos.
El dibujo para mí sin duda es mi terapia semanal, es el lugar donde vuelco mis temores, angustias, dolores, amores
¿Entonces el personaje de 'Ansiedad' fue como una epifanía?
Ese personaje fue un encuentro extraño. Si bien dibujé por primera vez (en enero) a este bicho rojo redondo y comenzó a aparecer cotidianamente en las viñetas, hace poco tuve que empezar a recopilar algunas de mis imágenes más antiguas porque estoy haciendo un libro con los primeros dibujos de mi blog, y cuando me puse a verlas, me di cuenta que muchos de los personajes de las viñetas pudieron haber sido reemplazados por el bicho. Yo ya venía hablando de la ansiedad hace muchos años sin darme cuenta y lo advierto justamente en el momento en que le doy esa forma roja como de pez globo tomate. Es como cuando verbalizas un problema, en este caso dibujé el problema y se me hizo evidente lo que venía acarreando desde que comencé a hacer humor.
Eso coincide con una etapa del mundo muy ansiosa...
Hubo un momento en que hizo clic porque fue la unión de este mundo nuevo lleno de ansiedades y temores con este bicho que venía dibujando. Fue una coincidencia gloriosa.
Ahora trabaja con el mecenazgo desde Patreon, ¿cómo ha sido esa experiencia?
Ha sido una sorpresa. Yo comencé con esta plataforma justamente porque un par de amigos comenzaron a replantearse su espacio en el arte, porque el mundo del arte es un mundo muy precario en donde uno constantemente está generando contenido y lo entrega gratuitamente en redes sociales. Patreon es justamente una plataforma que te permite un o directo con esa gente que te sigue y que está dispuesta a suscribirse por un pequeño monto. Y es alucinante porque algo que yo pensé en un principio que iba a ser muy frío terminó convirtiéndose en una especie de comunidad.
¿Entonces fue refrescante para su trabajo?
Yo hago todo esto gratis en internet y a veces le queda a uno la sensación de que la gente no lo aprecia. Muchas veces llegan exigencias raras, o te critican, o piden que no opines sobre un tema. El hecho de que ya puedas hacer un vínculo directo con aquellos que realmente consumen tu trabajo al punto que están dispuestos a invitarte un café una vez al mes, porque eso es básicamente el costo de la suscripción, obviamente lo hace muchísimo más divertido, tanto para el que trabaja como para quien recibe el contenido.
Sí, porque las historias son cotidianas. Si yo tuviese el tiempo y la energía podría hacer un libro al día. Si comienzas a profundizarlo, todos podríamos hacer un libro al día. Todos tenemos vidas muy complejas, incluso las vidas más simples son complejas, entonces sí me falta mucho por contar. Ahora, que eso termine siendo interesante, es otro cuento. Ahí ya no juzgo yo (risas).