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'El alcohol siempre va a estar ahí. Aunque nos escondamos, seguirá ahí'

En ‘Las manos en los bolsillos’, Jaime Arracó da vida a una mujer que huye de su alcoholismo.

Arracó nació en 1984 en los Pirineos catalanes.

Arracó nació en 1984 en los Pirineos catalanes. Foto: cortesía del autor

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A veces las primeras imágenes con las que trabaja un escritor no suelen ser las que quedarán en la novela, pero llevan implícitas pistas, bien sea de la trama o de los personajes. Algo así le ocurrió al escritor español, radicado en Bogotá, Jaime Arracó Montoliu con su nueva novela, 'Las manos en los bolsillos'.
“Como inicio de esta novela, recuerdo la escena de una boda. Una pareja no tan joven, de unos cuarenta años, desencantada, se probaba unos trajes hechos a medida para el tercer matrimonio de un amigo. Me acuerdo del cinismo de ella, del cansancio de celebrar todo, del odio que sentía por su pareja. Y del odio hacia muchas cosas. Hacia sí misma, para empezar”, explica el autor.
Tal vez, esa mujer cínica y cansada de todo se parezca en algo a Victoria, la protagonista de Las manos en los bolsillos, quien también hace un listado extenso para resumir su vida. “Lo que yo siento es que ella no quiere ser adulta en este mundo contemporáneo. Que ve superficial, agobiante y muy violento. Está molesta por no entender el mundo. Ser niña otra vez es su mayor deseo”, anota Arracó.
La novela cuenta la vida de esta mujer, algo arrogante y suficiente, que decide divorciarse de su marido y emprende una decidida lucha contra su alcoholismo. Para ello regresa a la finca donde su padre cultiva sus viñedos, que además le dieron a Arracó el título del libro.
En uno de los capítulos, Victoria camina con las manos en los bolsillos de su jean por el viñedo familiar, al que ha ido tras abandonar a su marido.
“Cada uno pensará algo distinto cuando vea a alguien con las manos en los bolsillos. Me dicen que representa una forma de derrota. Esa imagen, a mí me hace pensar en una falsa tranquilidad, en una búsqueda por parecer que estamos cómodos con la vida”, comenta el autor.
De manera paradójica, el lugar a donde huye la protagonista para comenzar ese viaje interior que le ayude a liberarse de las cadenas del alcohol es justamente una gran hacienda rodeada de viñedos. Algo que Arracó hizo de manera premeditada.
“Es la representación de que el alcohol siempre va a estar ahí. Aunque nos escondamos, seguirá ahí. Aunque haya ley seca, ahí estará. No siento que sea algo distinto a lo que vive un hombre de negocios alcohólico que sale de rehabilitación y vuelve al trabajo a lidiar con compras y ventas entre wiskis y prostíbulos. O la joven camarera alcohólica que intenta recuperarse, pero sigue sirviendo copas porque no encuentra otro trabajo. El alcohol está en la nevera o en la despensa. Está en todos lados. En los restaurantes del barrio en el que vivía Victoria antes de irse”, anota el escritor.
La protagonista busca refugio en ese pasado de su juventud, pero tal vez esa sea la cadena con la que necesita romper.
“El pasado no lo podemos cambiar. El problema es que nos sigue haciendo mucho daño si no dejamos de pensar en él. La solución siempre estará en el futuro. Dudo mucho de la idea de presente. Del aquí y el ahora. Reducirme a eso me da vértigo, me gusta recordar, aunque haga daño y me gusta soñar imposibles, aunque haga daño. Victoria huye pensando que va a encontrar algo nuevo, pero lo nuevo se parece mucho a su pasado”, explica Arracó.
Para muchos, la familia es el terruño al que se regresa, a veces buscando “la salvación”. Algo que el autor cuestiona y que, en el caso de su personaje, puede resultar un viaje poco recomendado.
“Si tienes la suerte de tener una familia comprensiva. Para muchos, las crisis nacen precisamente en sus familias. Es difícil desvincularse de la sangre de tu sangre. Victoria cree que en su familia hay algo más de lo que en realidad hay. Como escritora se deja llevar por fantasías que va creando. Es su hermano el que le dice que siempre debemos proteger a la familia. Su madre escribió muchos poemas familiares. Todos se fuerzan para convencerse de que la familia es lo primero y lo último”, explica Arracó.

En la piel de una mujer

'Las manos en los bolsillos' es publicado por Planeta.

'Las manos en los bolsillos' es publicado por Planeta. Foto:archivo particular

Para este viaje literario, que reflexiona sobre ese regreso a las raíces de la vida para liberar fantasmas del pasado, Arracó no solo asumió el reto de meterse en la mente y la piel de una mujer, sino que además le puso como oficio el de escritora. “Con respecto al reto de escribir en voz femenina, yo la pienso como una voz humana, el género se manifiesta en otras cosas. No pretendía más que eso. Solo que esta mujer nos contara quién es, por qué sufre y qué piensa”, dice.
Y para ello, la escritura es el vehículo que le permite a la protagonista construir su identidad. “Se ha construido alrededor del lenguaje y de su uso. Es una mujer que dice que los escritores hacemos el ridículo concediendo entrevistas, pero que quiere que hablen de ella. Necesita atención. No sabe hacer nada más que beber y escribir”, anota el autor, quien se inspiró para el personaje en varias mujeres que ha conocido en su vida.
A lo largo de la escritura, el autor anota que se nutrió mucho de lecturas de maestros que lo iluminaron como Platón, Kureishi, Francisco Umbral, Ana María Matute y Hemingway, entre otros. Pero otras dos voces fueron determinantes para este viaje literario: la de su madre y su abuela, quienes le dieron “un material precioso”.
En especial para ese otro giro de tuerca que Arracó se pone como desafío: escribir la novela en primera persona, una de las voces más retadoras en la literatura, por la carga de intimidad que acarrea.
“Por el momento, la primera persona es el corazón de los mecanismos literarios que quiero utilizar. Mecanismos dentro de la forma, la estética y la filosofía con la que quiero jugar. Intento que los lectores se metan en la cabeza de los personajes, y la primera persona tiene ese poder”, explica Arracó.
¿Encuentra su salvación Víctoria en este viaje literario? Eso lo deberá descubrir el lector. Sin embargo, su creador lanza algunas pistas.
“Quiere creerlo, pero ninguno estamos a salvo. Ella quiere salvarse de una muerte prematura y estúpida porque no quiere seguir siendo quien es. La pregunta sería: ¿a salvo de qué? Yo pienso en estar a salvo de uno mismo. Porque convivo con la autodestrucción. Creo que el arte, la suma de artes, pasiones y formas de creación ayudan a quien busque algo más que estar en el mundo ‘viendo pasar la vida, viendo pasar los días’, como dice una canción”, explica Arracó.
Y así como esa imagen inicial de la boda le dio las pistas al escritor español de lo que sería la protagonista de esta nueva novela, algo parecido le ocurrió en su vida cuando llegó a vivir a Colombia. Siempre se sintió parte de este lugar. Algo parecido a cuando vivió en su juventud en Italia.
“Hay lugares en los que nos sentimos cómodos, y yo en Bogotá me siento libre y cómodo. Aquí puedo escribir, no estoy seguro de poder hacerlo en otros lugares. Y con otros lugares me refiero al mal llamado mundo desarrollado o primer mundo, donde no me puedo aislar y donde la gente vive dormida. Madrid no era una ciudad para mí. No éramos amigos. Bogotá y Colombia me hicieron ser una mejor persona”, concluye.
CARLOS RESTREPO
REDACCIÓN CULTURA 
EL TIEMPO

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