El ocaso de una diva / columna de Óscar Acevedo

Es duro tener que abandonar una carrera cuando uno no ha alcanzado sus metas profesionales, o sencillamente cuando no está preparado para retirarse o para cambiar de actividad. En el documental recientemente estrenado por Prime Video y titulado Soy Céline Dion podemos apreciar cómo esta dedicada cantante ha tenido que suspender su intensa actividad por el síndrome de la persona rígida, una rara enfermedad neurológica que paraliza progresivamente a los que sufren de este incurable mal.

Siendo una de las más productivas estrellas del show business norteamericano y presentando unas cifras descomunales de facturación y premios que pocos pueden igualar, Dion personifica como nadie el drama de una súbita crisis en medio del éxito rotundo. Y lo hace con sinceridad, ya que muestra su estado actual sin maquillaje y sin el lujoso vestuario que siempre lució en escena. Es más, permite que se publique en el documental uno de los ataques de rigidez que la aquejan, escena en la que llora de dolor y se paraliza con un impresionante gesto de angustia en su cara.

Habiendo presenciado escenas previas donde se le ve feliz en el escenario, cantando con esa capacidad de llegar al registro agudo de su voz sin el más mínimo esfuerzo y disfrutando con sus compañeros, el desconcierto del televidente es total al ver la crueldad de esta enfermedad tan poco conocida (solo la sufren 2 personas por millón). Es contradictorio que una persona como ella, estudiosa y dedicada a pulir su técnica vocal, orgullosa de su voz y apegada a sus músicos, no pueda cantar una frase completa por el endurecimiento de su organismo, que incluye el aparato respiratorio y las cuerdas vocales.

Con la ilusión de una remota recuperación, vemos también el arsenal de medicamentos que debe tomar y el tratamiento paliativo que le brinda su médico deportólogo sin grandes resultados. Todo esto ilustra cómo alguien plenamente convencido de su propósito en la vida, puede enfrentar valientemente a un enemigo como esta enfermedad. A los determinados les cuesta itir una realidad tan difícil como la que enfrenta Céline Dion en estos momentos, pero ilusiona la posibilidad de que la pueda vencer.

Ya fuimos testigos de como la humanidad logró vencer en tan corto tiempo una pandemia que hubiera podido llevarse a millones de personas más si los científicos no se lanzan a buscar una vacuna con toda su entrega, quizás pronto llegue la cura para este mal. A tantas personas que viven dramas conmovedores como el de esta cantante canadiense, les recuerdo que hay que mantener la esperanza.

ÓSCAR ACEVEDO

Crítico musical