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Jessi Uribe, el nuevo ídolo de la música popular
Solo una de sus canciones, ‘Dulce pecado’, tiene casi 237 millones de vistas en YouTube.
Jessi Uribe nació en Bucaramanga en 1987. A sus 32 años, es padre de cuatro hijos. Foto: Cortesía Jessi Uribe
De los 30 días del mes, Jessi Uribe trabaja muchos y descansa pocos. Sus fines de semana están copados con conciertos y sus escasos ratos libres los aprovecha para estar con sus hijos.
Tiene cuatro. Este padre joven (32 años) tuvo a dos niñas que hoy tienen 4 y 9 años, y están los mellizos, de dos años. “Me encanta estar en la casa con ellos, jugar, meternos al jacuzzi”, dice Uribe en una parada en Bogotá, y poco antes de volverse a subir a un avión para ir a otro concierto.
Trabaja, trabaja y trabaja. De ahí que repita que disfrutar con su familia, que además de sus hijos está conformada por su esposa Sandra Barrios, es lo mejor que le puede pasar.
‘Dulce pecado’, ‘Matemos las ganas’, ‘Cenizas’, ‘Como si nada’, ‘Ellas son así’ son algunas de sus canciones más conocidas. Pero, sin duda, ‘Dulce pecado’ está entre las favoritas del público, con 237 millones de vistas en YouTube.
Sus autores son Rafael Mejía Osorio y Hugo Fernando Marín, y Uribe se ha ratificado con este tema como favorito de un género, el popular, que pelea en las listas de éxitos contra como el reguetón y el vallenato, y que tiene nombres tan relevantes como Darío Gómez, las Hermanitas Calle, Francy, Pipe Bueno, Charrito Negro…
Hace poco hizo una colaboración con Paola Jara, una de las cantantes populares de moda. Se trató del tema ‘Como si nada’. Uribe asegura tajante que quiere seguir por ese camino: “Lo bueno que tiene la música popular es que somos muy unidos; nos gustan los conciertos juntos, hacer duetos, lanzar canciones buenas entre amigos”, afirma.
Esta unión ha permitido ofrecer espectáculos en diferentes regiones del país con aforo completo, si no en su totalidad, sí en la mayoría de los casos.
Uribe agrega que por esto también está muy agradecido: “Dios ha sido bueno conmigo porque yo creo que él sabe que tengo un buen corazón y siempre estoy buscando darle lo mejor a mi familia”.
Nacido en Bucaramanga, el 22 de marzo de 1987, Jessi Uribe creció en una casa con un papá intérprete de rancheras que siempre le enseñó el valor de las canciones. Pero el niño Uribe quería cantar otras cosas. “Yo quería ser baladista. Sin embargo, les fui cogiendo cariño a las rancheras y a la música popular, y me quedé en eso”.
Y con mayor razón cuando a los 15 años sus papás se separaron y tuvo que salir a cantar para ayudar a sostener a su familia. “A mi mamá no le gustó la idea porque ese trabajo había vuelto a mi papá tomador, pero, la verdad, nunca la he defraudado. Además, yo no sabía hacer otra cosa”, dice.
Igual, con su papá siempre ha tenido una buena relación. “Cuando nos tomamos unos tragos, siempre terminamos cantando ‘Que Dios te perdone’ y ‘Golondrina sin nido’, de Vicente Fernández, que nos gustan mucho”, afirma.
A mi mamá no le gustó la idea de que empezara a cantar porque ese trabajo había vuelto a mi papá tomador, pero, la verdad, yo nunca la he defraudado. Yo tampoco sabía hacer otra cosa
Pero Jessi Uribe quería llegar lejos en la música y decidió participar en el concurso Latinoamerican Idol. “Vi la propaganda por televisión y me vine a Bogotá a las audiciones. Éramos como 10.000 en la fila, y de cada país se escogían 20 que iban a competir a Argentina. Yo fui uno de ellos”.
Sin embargo, no duró mucho tiempo en el programa, “porque yo era muy joven y me ponían unas canciones que no conocía, de Patito Feo y RDB, y me sacaron de una”, explica.
Pero aprendió una lección: si iba a participar en ‘realities’, debía conocer canciones de todos los géneros y ver novelas musicales, “para que no me corcharan”.
Con lo aprendido volvió a tocar puertas, esta vez en Colombia, y en el 2013 llegó a la final de ‘La voz’, concurso de Caracol. Ahí empezó su verdadera suerte, porque firmó con una disquera de música popular, y a su regreso a un programa más de este tipo, ‘A otro nivel’, llegó con tres canciones pegadas en el Eje Cafetero, uno de los bastiones de la música popular en Colombia.
Jessi Uribe empezó a crecer y también a darse cuenta de que la fama era algo que había que saber llevar. “Esto es de trabajo diario, cada minuto, cada hora. Viajo, hago un ‘show’, duermo, caliento, me preparo y vuelve y empieza la rutina; así se construye una carrera”, dice.
Carrera que, además, tiene en los diseños de las chaquetas que viste otro de sus sellos personales: brillantes y de muchos colores. “Yo me encargo de comprarlas y yo mismo les pongo los parches y las cadenas, junto con un amigo diseñador, Julián Ruiz, que siempre está conmigo a la hora de hacer que me vea como me gusta”, dice.
Jessi Uribe, ídolo de la música popular, sabe también que lo suyo es una empresa y que tiene que darle buena vida no solo a él y los suyos, sino a sus músicos, “que están ahí y me han ayudado a crear un estilo. Sus familias también son mis familias y debo cuidar de ellas”, concluye.