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Kaleth Morales: un fugaz estrellato y un legado que vive tras 15 años

El breve recorrido del recordado cantante dejó huella profunda en la música de acordeón colombiana.

Kaleth Miguel Morales Troya (Valledupar; 9 de junio de 1984 – Cartagena; 24 de agosto de 2005), más conocido como Kaleth Morales y apodado El Rey de la Nueva Ola, fue un cantante y compositor colombiano de música vallenata que residía en la ciudad de Cartagena, donde comenzó sus estudios en medicina en la Universidad del Sinú.1  Kaleth sufrió un accidente automovilístico en la carretera que comunica a Cartagena con Valledupar, entre los municipios de Plato y Nueva Granada, Magdalena el 23 de agosto de 2005.3 En ese momento lo acompañaba su hermano Keyner Morales. Cuando fueron recogidos, los llevaron al Hospital de Nueva Granada desde donde se remitió a un Hospital en Plato y desde ahí a Cartagena a donde llegó en estado de coma, Escala Glasgow 3 de 15, La mañana del 24 de agosto de 2005, Kaleth falleció.4

Kaleth Miguel Morales Troya (Valledupar; 9 de junio de 1984 – Cartagena; 24 de agosto de 2005), más conocido como Kaleth Morales y apodado El Rey de la Nueva Ola, fue un cantante y compositor colombiano de música vallenata que residía en la ciudad de Cartagena, donde comenzó sus estudios en medicina en la Universidad del Sinú.1 Kaleth sufrió un accidente automovilístico en la carretera que comunica a Cartagena con Valledupar, entre los municipios de Plato y Nueva Granada, Magdalena el 23 de agosto de 2005.3 En ese momento lo acompañaba su hermano Keyner Morales. Cuando fueron recogidos, los llevaron al Hospital de Nueva Granada desde donde se remitió a un Hospital en Plato y desde ahí a Cartagena a donde llegó en estado de coma, Escala Glasgow 3 de 15, La mañana del 24 de agosto de 2005, Kaleth falleció.4 Foto: David Osorio / El Tiempo

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Han pasado 15 años desde esa triste mañana en la que se anunció oficialmente la muerte de Miguel Kaleth Morales Troya, de 21 años. Hijo del también cantante Miguel Morales (el de Mi diosa humana y Sirena encantada) y Nevis Troya. Su carrera artística había pasado ante el público como un suspiro. Pero la huella de sus composiciones musicales y el estilo que dejó sigue presente pese a los años.
Esto porque el nombre de Kaleth Morales empezó a sonar de la mano de Vivo en el limbo desde las vacaciones de fin de año del 2004. Había pegado primero en discotecas de Cartagena durante las vacaciones y muchos cachacos regresaron en enero y febrero a Bogotá tarareando ese pegajoso: “Te veo y me siento como aquel que está muriendo de la dicha, porque tiene al lado a la mujer que ama”.
.Causaba curiosidad esa canción, que cambiaba paraba inesperadamente y cambiaba de ritmos, que de pronto repetía de más una frase y su cantante, con la misma gracia decía ahí mismo: “No piensen que este disco está rayado, es que sinceramente no sé qué me pasa”.
Quizás con esa canción, los medios de comunicación bogotanos como EL TIEMPO (antes del boom de las redes sociales) nos dimos cuenta de que había un movimiento nuevo en el vallenato.
Silvestre Dangond, que no tardaría en convertirse en la figura de esta “nueva ola”, apenas estaba consolidando su imagen: ya rodaba por ahí La colegiala (su éxito del 2004, el que lo puso en el mapa de la música nacional) y había sembrado importantes bases.
Pero todavía Dangond y otros artistas, como Peter Manjarrés, se esforzaban por hacer una imagen fuerte a partir de álbumes que salían y se promocionaban a un ritmo normal (en esos tiempos las casas disqueras repetían como un mantra que un artista tardaba tres álbumes en consolidarse). Pero Kaleth Morales con tan solo Vivo en el limbo, la única canción que había lanzado oficialmente, había llamado la atención y la curiosidad de todos. Incluso de gente que no solía oír vallenato.
Kaleth mismo era consciente del salto que estaba dando. En su momento dijo que el vocalista Peter Manjarrés solía bromear diciéndole que en menos de un año había hecho lo que a otros, como él, les había tomado años.
Peter Manjarrés solía bromear diciéndole que en menos de un año había hecho lo que a otros, como él, les había tomado años.
Las compañías disqueras lo perseguían, a sabiendas de que era un talento difícil de encontrar, y finalmente firmó con Sony Music (entonces era Sony BMG) y allí contó con la experiencia de Guillermo Mazorra. “Él tenía afán de salir con su disco -decía Mazorra en entrevistas posteriores a la muerte de Kaleth-. Nos pusimos de acuerdo para lanzarlo en febrero, aunque no era la fecha indicada para un álbum vallenato, porque se cruzaba con el carnaval de Barranquilla, pero lo hicimos". 
Así vio la luz La hora de la verdad, el único álbum que Morales presentó en vida.
En el Festival de la Leyenda Vallenata tuvo un espacio en la noche de Sony, en abril de ese año. Y podía ser que los visitantes de Valledupar en ese evento no se supieran sino el coro de Vivo en el limbo, pero Kaleth demostró que su talento y su carisma estaban más allá de lo normal. Tenía manejo de escenario, transmitía una emoción que se amplificaba en cada uno. De ese show, de los pocos que alcanzó a hacer ante miles de espectadores, solo podría describirse como poderoso. Parecía hipnotizar al público, aunque sus demás canciones apenas sonaran por primera vez para muchos.
En esa misma noche, horas después de que Kaleth terminara su show, Diomedes Díaz volvía, tras recuperar su libertad, a encontrarse con su público en el escenario del Parque de la Leyenda. Aunque las crónicas del día siguiente se centraron en lo que hizo y dejó de hacer El Cacique de la Junta, el comentario del voz a voz era que Kaleth había sido la sensación.
“En la noche de Sony en el Festival de la Leyenda Vallenata (...) -recordaba Mazorra-, alternó con Rafael Santos, Silvestre Dangond y el mismo Diomedes. Y el comentario era que Kaleth con su despliegue de energía, fue lo mejor de la noche. No importaba que sus demás canciones no sonaran en la radio. Les había puesto la magia suficiente para cautivar desde la primera nota”.
Por mucho que se quejaran de que la nueva ola se estaba apartando demasiado de la tradición folclórica, los vallenatólogos de la época, e incluso los no vallenatos, no podían más que itir que Kaleth Morales era como un huracán. Prometía arrasar con todos los que estaban haciendo fila hacia el estrellato. Quizás por eso conmocionó tanto su temprana partida. El golpe fue comparable con el que sufrió el vallenato con la partida de Martín Elías, años después, también víctima de un accidente de tránsito. Y sin embargo, pese a lo competitivo del medio, parecía haber formado un círculo de compañerismo y amistad con sus colegas.
Morales había sido compañero de colegio de Sergio Luis Rodríguez (actual acordeonero de Jorge Celedón y compositor de canciones como Tan natural, conocida en voz de Felipe Peláez). De niños jugaban a componer a dos manos. También era notoria su estimación por Silvestre Dangond, a quien en un disco póstumo le dejaron la dedicatoria que le hizo en un demo de una canción que iba a entregarle: “Con todo cariño para Silvestre Dangond”, decía Kaleth.
No solo era cantante, como compositor había estado trabajando más tiempo (les enviaba a los cantantes demos tan pulidos, interpretados con su voz y su guitarra, que tiempo después Sony haría un álbum completo con ellos, titulado Guitarras) y como productor tenía el sueño de hacer un disco dirigiendo a su padre, en el que arropara su voz romántica con los sonidos refrescantes de la época. Y a la par, sacaba tiempo para avanzar en su carrera de médico y era padre de una niña pequeña.
"Quería construir un nuevo camino hacia el vallenato –agregaba Mazorra–. Me decía: ‘Compadre, yo quiero llegar como alguien muy grande en el vallenato. Quiero un nuevo estilo, así me tilden de que soy 'nueva ola' y que no es vallenato. Sí tengo un estilo nuevo y no puedo ir para otro lado, la música que hago es para gente joven’".

Nuestra Tierra: el último concierto

Hace 15 años no era común ver a un artista vallenato alternando en escenarios con artistas pop y rock en Bogotá.
De hecho, en agosto de ese 2005, EL TIEMPO lo buscó para  calentar el ambiente previo al concierto Nuestra Tierra, con el que se buscaba realzar la entonces nueva emisora La Mega. Había que buscar a Kaleth, porque parte de la noticia era su debut bogotano en medio de un grupo de 15 invitados, la mayoría intérpretes del tropipop.
Esas fotografías famosas de Kaleth Morales vestido con una camiseta amarilla de la selección Colombia se tomaron el sábado 20 de agosto en el Estadio El Campín de Bogotá, tres días antes del trágico accidente.
Que Morales fuera una especie de “rareza” entre los invitados lo hacía destacar. EL TIEMPO intentó una entrevista con él unos días antes precisamente para resaltar su presencia. Hubo problemas en la comunicación telefónica: Kaleth parecía estar en carretera y la señal se perdía, se le preguntó cómo percibía ser el único vallenato en un concierto donde la mayoría eran artistas pop (Lucas Arnau, Maía, Mauricio & Palo de Agua). De su respuesta, se alcanzó a rescatar una sola declaración:.
“Lo que más nos caracteriza a los músicos colombianos es el sentir y el sabor -le dijo a la periodista Carol Espitia-. De nuestra tierra mi música tiene todo, porque es vallenata. Aunque no todos mis temas tienen que ver con Colombia, Mi hoja de vida es una canción que habla de los colombianos que somos parranderos y enamoradizos. Estoy contento de hacer parte de este concierto. Es un privilegio y más porque soy el único que va en representación de mi género”.
Era de los artistas más nuevos y por tanto, de los primeros en subir a escena. El número de artistas que tenían que desfilar en las dos tarimas, ante cerca de 37.000 espectadores, era tal, que no podían extenderse mucho. Pero en el poco tiempo que tuvo en El Campín reiteró lo que había mostrado meses antes en el Festival Vallenato. En los coros podía distinguirse a su hermano menor, de entonces 16 años, Keyner.

El accidente y la despedida

Tres días después Kaleth y Keyner iban en una camioneta en un trayecto de Montería a Valledupar. Se sabe que almorzaron en algún lugar de la carretera y se cree que el menor de los Morales iba dormido cuando ocurrió el accidente alrededor de las 3:30 p.m., del martes 23 de agosto, se encontraban en la vía entre Ariguaní y Plato (Magdalena).
El carro se volcó y fue el conductor de un bus interdepartamental de la empresa Cóndor quien los auxilió y los llevó a ambos al puesto de salud más cercano.
Primero los llevaron a Nueva Granada, de ahí al hospital de Plato y de ahí, los médicos los remitieron a Cartagena, la ciudad donde Vivo en el limbo -grabada a escondidas de su padre, que quería verlo graduado antes que músico- comenzó un recorrido que perdura hasta hoy.
Almorzaron en algún lugar de la carretera y se cree que el menor de los Morales iba dormido cuando ocurrió el accidente, a las 3:30 p.m., en la vía entre Ariguaní y Plato (Magdalena).
Morales fue internado, pasadas las 9:20 p. m., en el Hospital de Bocagrande, en Cartagena, a donde llegaron compañeros de estudios, iradores y amigos, incluido el cantante Silvestre Dangond. Todos mostraban su aflicción. Se sabía que su estado era delicado y se esperaba un milagro.
“De acuerdo con doctores, Morales sufrió un trauma craneoencefálico que lo mantiene en estado de gravedad. Su hermano pasa de un trauma craneano, pero sigue estable”, se publicó en EL TIEMPO del día siguiente. Poco antes de que se diera el fatal desenlace.
Fue entrada la mañana que se habló de muerte cerebral. Esperanzas y promesas musicales se desvanecieron.Sus padres vivían la doble tragedia de que su hijo mayor moría y su hijo más joven estaba en coma con pronóstico reservado. Por un lado se anunciaba que el cuerpo de Kaleth sería llevado a Valledupar, donde reposaría finalmente en los Jardines del Ecce Homo, pero no podían irse con él, porque Keyner, en coma, aún luchaba por su vida. 
Kanner y Keyner Morales, Los K Morales, agrupación de vallenato juvenil que representa a Colombia en Viña del Mar.

Kanner y Keyner Morales, Los K Morales, agrupación de vallenato juvenil que representa a Colombia en Viña del Mar. Foto:Camilo Guerra / Prensa K Morales

Miguel Morales confesaría, un año después en la crónica titulada La vida sin Kaleth, del blog Vallenato Social Club, que en esos momentos pensó en tirarse del piso 12 de un edificio. “Iba para el entierro del hijo mayor, cuando le avisaron que Keiner estaba broncoaspirando. No le dieron esperanzas. Se arrodilló y le prometió a Dios, que si lo salvaba, se retiraría de la música en cinco años. Pero, antes, le dedicaría un par de álbumes de alabanza. Al regresar del sepelio, el estado de Keiner parecía haber mejorado. Pero sobrevino un infarto. Miguel, colado en la clínica gracias a una antigua compañera de estudios de Kaleth, alcanzó a ver cómo intentaban reanimarlo. Volvió a arrodillarse. Volvió a pedir y Dios lo escuchó”, cuenta la crónica.
Entre tanto, los canales de televisión siguieron el recorrido del carro fúnebre de Los Olivos desde Cartagena a Valledupar. Se veían las imágenes de personas que salían a la carretera cantando, a lágrima viva, una sola frase: “Te veo y me siento como aquel que está muriendo de la dicha, porque tiene al lado a la mujer que ama”. Nunca una frase de espíritu tan alegre sonó tan triste.
Vivo en el limbo es hoy el himno por excelencia de la nueva ola, entendida como una generación de músicos que se formaron en medio del ambiente vallenato y trataron de ponerle el toque juvenil bajo ese nombre. Entre sus artistas se cuentan cantantes como Dangond, Luifer Cuello y Peter Manjarrés.  El suyo era un movimiento alegre, pícaro, que reaccionaba a una ola anterior de vallenato romántico y baladesco. Vivo en el Limbo, en contraste, era alegre, diferente a lo que había sonado antes.
Y, junto con las otras canciones que Kaleth Morales dejó listas (al morir había empezado a preparar su segundo álbum, que salió a la luz muchos meses después de su muerte), fue influencia de muchos sonidos posteriores.
De sus otras composiciones se destacaron Todo de cabeza, La hora de la verdad y Mis cinco sentidos, entre otras. Sus versiones acústicas se agruparon en un álbum titulado Guitarras y Único, del que se destacó De millón a cero.
El impacto de Kaleth Morales, a 15 años de distancia, es innegable. Su huella musical sobrepasó las conmovedoras circunstancias de su muerte. Sus canciones siguen sonando en la radio y han sido versionadas por otros artistas de diferentes géneros, entre ellos, Daddy Yankee. Inspirada en su música se hizo una película y en su historia, una telenovela.
Sus hermanos menores: Kanner y Keyner (que tardó meses en recuperarse) fundaron la agrupación Los K Morales, inicialmente con JuanK Ricardo, el acordeonero que acompañó a Kaleth durante su fugaz carrera en escenarios. El grupo -con diferentes acordeoneros,se ha mantenido activo. Incluso, ha representado al país en eventos como el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar.
LILIANA MARTÍNEZ POLO
REDACCIÓN DE CULTURA
@Lilangmartin

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