'Si papá lo puede escuchar en el cielo, que se sienta feliz': tributo a Arnulfo Briceño

“Yo pienso que esta canción se volvió un himno porque la gente se veía reflejada en ella, es una canción de amor por el Llano, y la gente se identificó mucho con eso”. Habla Emmanuel Briceño, uno de los hijos de Arnulfo, heredero de su talento, de su amor por la música colombiana y también de su físico. Lleva años en la industria de la música, muchos al lado de Juanes, al que ha acompañado en los arreglos, la producción de sus canciones y la dirección musical.

Ahora, encabeza un trabajo musical que recoge el legado de su padre y lo pone a sonar de nuevo, 35 años después de su prematura muerte en un accidente aéreo, cuando se desplazaba hacia Arauca para la conmemoración de los 170 años de la Campaña Libertadora.

Arnulfo tenía 50 años y la vida entera por delante. Pero su paso por este mundo dejó una profunda huella en la generaciones que crecieron con sus temas y en un país que no deja de agradecerle el amor que le profesó en cada verso. Arnulfo Briceño Contreras fue el nortesantandereano más llanero. Su inmenso repertorio, en su mayoría consagrado a las extensas planicies del oriente colombiano, dejó títulos icónicos como Canta llano, Hato Canaguay, Sierra de la Macarena, Adiós a mi Llano, y la inmortal ¡Ay, mi llanura!

Canta Llano: tributo a Arnulfo Briceño es el álbum que sus hijos produjeron y en el que participaron Juanes, Fonseca, el ‘Cholo’ Valderrama, Aries Vigoth, Walter Silva, Marta Gómez, María Isabel Saavedra, Álex Campos, y los venezolanos María Rivas (ya fallecida) y Reynaldo Armas.

En una cálida charla, Emmanuel nos contó detalles del disco en el que también cantan los hijos del maestro –incluso él debutó cantando una composición de su padre para su mamá- y en el que se escuchan algunos temas inéditos. El álbum ya se encuentra disponible en todas las plataformas de streaming musical.

Cuando mi papá muere, hace 35 años, nuestra pregunta existencial era, ¿Y ahora qué? ¿Qué vamos hacer con este tesoro, con este legado?, mi papá en repetidas ocasiones nos insistía en que, su mayor herencia para nosotros, más que el dinero, era su mismo nombre, un nombre que nos abriría las puertas en lo que fuera.

Entonces, creo que tuvo que pasar, este tiempo, o sea, oportunidades, hubo, con otras personas, pero mirando hacia atrás un poco, me doy cuenta que el homenaje no podía venir de otra fuente, que no fueran los mismos hijos del maestro, los mismos hijos de mi padre. Tenía que ser así, teníamos que alcanzar cierta madures, como en la visión, en el concepto. Y bueno la verdad yo, como productor, cuando mi papá muere, yo tenía 12 años, pero ya con 47 años, puedo tener un poquito el domino del concepto, y saber lo que se quiere hacer, saber hasta dónde se debe llegar y de qué manera llegar, así que, toda la formación y la experiencia me han servido mucho para este momento.
Entonces sí, tenía que pasar ese tiempo, porque no podía venir de otra fuente, teníamos que ser por nosotros mismos. 

La pérdida de un padre es algo que uno nunca termina de superar. Afortunadamente uno de los lindos legados que nos dejó, entre tantos, fue también el amor por la familia, por ese grupo de personas que te rodean y que nunca pase lo que pase te dan la espalda; entonces, fue una iniciativa familiar de darnos apoyo, de creer mucho en lo que estaba pasando y en su momento, tomando como la dirección musical y de producción del proyecto, todo el apoyo de mis hermanos para todo lo que fuera logístico, para lo emocional, porque encontrarse con esas letras, analizarlas, luego ir conversando con los intérpretes, y que los mismos intérpretes te digan: ¡¡¡ Wow!!!, ¡¡¡¡Qué letras!!! Entonces, no dejo de sorprenderme, no dejo de estar muy agradecido y muy honrado por la oportunidad de hacer esto, y, claro, no dejo de extrañarlo, porque siempre pienso: ‘¿cómo sería la vida si estuviera él aún por aquí?’.

Sí. Escuchando, revisando grabaciones, buscando las partituras, los manuscritos, tantas cosas, fue un viaje emocional muy fuerte.

Bueno, un poquito llevados por la intuición y el sentido común. La idea era que el homenaje tuviera la esencia misma de mi papá, en cuanto que no solamente son sus canciones, sino también que se sienta, ese amor que él respiraba por Colombia, por su geografía, por su gente, por sus regiones, esa es una de las cosas también muy lindas de sus canciones, con las cuales las personas se identifican.

Entonces, el tributo tiene canciones que son de aire llanero, completamente llanero, como de construcción y de arreglos, también, ósea, dentro del repertorio, yo escogí canciones que fueran muy conocidas, suyas, junto a otras con otras que eran inéditas. Para la cuestión típica llanera, no fue una selección fácil, pero pudimos llegar a unos buenos interpretes representantes del género, con un conocimiento especial no solo sobre la vida en el llano, sino de mi papá. Entonces, con muchísima suerte pudimos llegar al 'Cholo' Valderrama, a Aries Vigoth, a Walter Silva, a Rynaldo Armas . Y en esto quiero también darle un agradecimiento especial a John Harvey Ubaque, conocido como D'Artagnan, porque él, fue un vehículo muy importante para poderlos ar. Más adelante, una opción que no era sencilla para mí, era hablar con Juanes, porque como tú sabes, soy su director musical, pero no es sencillo porque esto es algo que tiene que hacerse con mucho respeto, y guardando mucho la postura profesional y artística, y no acudiendo a la amistad, no se puede nunca abusar de ese vínculo, entonces le expresé mi sueño. Además, hubo un componente, que me parece que fue muy especial, y fue que él entendió la esencia real del homenaje, que era el de los hijos tributándole al padre. Entonces, él se ve como hijo, amando a sus padres, porque él es muy familiar, y también ve a sus hijos en torno a él; también se sintió identificado por su amor por Colombia, y por la historia de poder rendir tributo a un papá, un hombre especial y sobresaliente de la cultura colombiana. También con Fonseca el acercamiento fue muy similar.

Estábamos muy comprometidos con lo que estábamos haciendo, la calidad de los arreglos, es un tributo, si a la memoria de mi padre, pero también es un tributo a la música colombiana , porque el Llano somos todos, no seriamos como colombianos lo que somos sin el llano, incluyendo su cultura, incluyendo su música, somos lo que somos también gracias a esta región tan hermosa, cuna de la libertad, por cierto. Entonces, el tributo como tal carecería de sentido sino no hubiera también un tributo a Colombia. 

Al final tuve que sacar muchas canciones, no fue una selección sencilla, tuvo sus partes obvias, pero que fuera obvio, no lo hizo sencillo, porque como tú lo dices, el arreglo se parece al interprete, y viceversa, se conectan musicalmente y gracias a esa sinergia, es que se puede transmitir el mensaje. Todo eso se suma, y cada canción es una pieza única, un arreglo especial para cada voz.

Sí, en contra de mi voluntad.

Sí, es muy personal, pienso, que el homenaje tampoco hubiera estado completo, si dentro del disco, por lo menos, uno de sus hijos no cantaba de solista, entonces mi primera selección había sido mi hermana Catalina, que tiene una voz espectacular –y que interpreta en el álbum Sierra de a Macarena- y el arreglo que yo le hice, con las cuerdas, expresando toda la belleza que se describe en la letra, pues me imaginaba un vuelo en un avión sobre la serranía, y hay partes donde suena las flautas se mueven como si fueran aves volando. Y a María, pues le estuve buscado interprete, pero no aparecía, y ahí entran también mis otros hermanos, y Arnulfo, que es el productor ejecutivo, me dijo: ‘si esa canción nadie la ha grabado, es porque la tienes que grabar tú’. Y en principio me negué. ¿Cómo me voy a poner a figurar con estas personas? Pero después entendí que el asunto no era figurar, ahí había un problema de perspectiva, porque no se trata de mí, se trata de nuestro papá, entonces qué lindo que se pudo hacer. Es lo más personal que yo pude hacer, aparte de producir el disco.

Sí. Creo que no lo hago tan mal (risas)

Claro, eran poesías, pero reflejaban un intelecto y un grado de cultura muy alto. 

Sí, desafortunadamente, las generaciones cambian tanto, como que toda la tecnología, y todas las modernidades, están diseñadas para que las generaciones se esfuercen menos, piensen menos y sepan menos, por ende, como individuos, y como seres humanos somos cada vez más ignorantes, y más inútiles, pero eso se refleja en muchísimas cosas, me entiendes, la gente hoy en día, muchas veces no se sabe ubicar en algún lugar, pero eso es falta de entrenamiento, la gente de antes siempre se ubicaba, pero si ahora no es con la ayuda de un GPS, la gente no llega a ningún lado; cada vez memorizas menos números telefónicos, antes si, ¿cómo es su número? Tal tal tal, y tú con 3 pasadas ya lo memorizabas, estabas ejercitando, la gente de hoy en día no, anoto el número, se guarda en un banco de un computador del tamaño de tu mano y no tienes que pensar en nada, y así la letra de las canciones son cada vez más cortas, porque la gente no quiere memorizar, y el contenido es, directamente proporcional a la capacidad intelectual de la gente que las escucha, entonces al final terminamos cantando cosas, o sin sentido, o sin contenido, o que falten claramente a la moral y buenos valores. Entonces, eso es a lo que estamos apuntando más, porque al final la música no tiene la culpa, la música es lo que somos como sociedad, su reflejo.

Una de las canciones que más me retó fue la que interpretó Juanes, que se llama Amo, porque es una de mis favoritas dentro del repertorio de mi padre, y la idea mía era vestirla de una manera elegante pero también épica, muy sentida y expresiva, entonces, me tomé mi tiempo en el arreglo de las cuerdas. Tiene una introducción en el piano, que evoca la introducción original de la canción, pero más adelante cuando entra ya el conjunto llanero, no suena tradicional, porque tiene contrabajo, y entran las cuerdas. Llegar a ese punto de expresión, de drama, de alguna manera fue un reto muy interesante para mí.

La otra canción que me reto mucho fue El cazador, que la grabó María Rivas, porque conociendo la canción en su formato original, yo quería llevarlo a un plano más dinámico, más interesante, tal vez moderno, explorando diferentes sonoridades, así que incorporé un cajón, una tambora venezolana, guitarras acústicas, teclados, como que la canción encuentra un clímax al final, cuando María se pone a improvisar y hacer las cosas que tan prolijamente hacía, entonces, es una canción como que va escalando y va subiendo de tensión, pero logran mantener eso fue un reto muy especial y muy lindo.

Yo quisiera agregar que de mi papá pude heredar la pasión por hacer las cosas bien, ¿no?, desde que lo conocí, en su estudio ahí, cuando estábamos en la casa, él dirigiendo coros, en cada una de sus facetas como arreglista, como compositor, poder de primera mano ver cómo lo hacía, pienso, que sin hacerlo directamente fue como una escuela para mí y el don que yo vivo, y las oportunidades que tengo, también las agradezco, porque él vio algo en mí, muy particular y creyó, aunque yo no me dediqué a hacer música llanera, si me dedico a que su memoria, su recuerdo y su nombre se mantengan en alto, por todo lo que yo hago. Y mi gran anhelo es que si papá lo puede escuchar en el cielo, que se sienta feliz.

​SOFÍA GÓMEZ G.
​REDACCIÓN CULTURA
​EL TIEMPO
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