Después de un año largo sin pisar un auditorio como espectador, volví al Teatro Colón para el concierto de la pianista y compositora Laura Lambuley.
El retorno fue cauteloso y no niego que sentí algo de incertidumbre al estar con tanta gente –todos con tapabocas– en un recinto cerrado. Pero apenas empezó la música el temor dio paso a la maravilla de escuchar de nuevo un
concierto en vivo. Me sorprendió la sala a medio llenar porque el aforo permitido por bioseguridad es justamente la mitad, lo que significa un lleno total en la nueva normalidad.
Ahora el programa de mano se descarga al celular con un código QR y la boleta también se entrega virtualmente a la entrada, como un pasabordo. Estos cambios nos hacen sentir la dictadura que impone el covid-19 en nuestras costumbres.
Laura Lambuley hace joropo instrumental con el acompañamiento tradicional de bajo eléctrico, cuatro y capachos; la novedad aquí es el piano en lugar del arpa llanera.
Sus canciones se mantienen fieles a la tradición en lo rítmico y en lo estructural aunque ocasionalmente aparecen armonías de
jazz que le dan un giro académico a sus canciones. Lo mismo ocurre con las improvisaciones que no tienen el fraseo típico del jazz sino el ritmo y la subdivisión característica de nuestras músicas folclóricas.
Muchos de los solos estuvieron a cargo de sus compañeros de ensamble, todos venezolanos y naturalmente experimentados en el joropo.
Me causó curiosidad el hecho de que la pianista no hubiera presentado a sus músicos acompañantes por nombre propio, teniendo en cuenta la trayectoria que tienen y su importante papel en el éxito del ensamble. Se trata del bajista Rodner Padilla, integrante del reconocido C4 Trío y de un novedoso proyecto de salsa junto al peruano Tonny Succar.
Para un concierto de largo aliento, llama la atención que los capachos o maracas sean el único instrumento de percusión porque su sonido puede resultar redundante. Pero Juan Ernesto Laya mantuvo la atención del oyente con su versatilidad y su precisión, tanto que parece que hubiera nacido con el ritmo en su sangre. Henry Linarez también se lució en el acompañamiento y las improvisaciones en el cuatro, instrumento que ha llevado a otro nivel. Lambuley está apenas comenzando una carrera de concertista que puede traer sorpresas.
Óscar Acevedo
Músico y crítico musical
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