No he despertado de este sueño. Cuando usted lea lo que he escrito tras esa medalla que gané en la barra fija de los Juegos Olímpicos de París 2024 estaré regresando a Colombia, a Cúcuta, a donde no voy desde hace mucho rato. La casa ya me hace falta y quiero estar con mi familia, con mis amigos, con la gente que me conoció de niño, que me ha visto crecer.
Dicen que al que le van a dar le guardan, y creo que esta medalla era para mí. Entré de tercero a la competencia, cometí un par de errores, pero hice lo planeado.
Uno cuando pasa en los primeros lugares entra, no sé si decir en desventaja, pero al menos uno se quita esa presión de haber pasado, pero no tiene encima esa necesidad de superar a los demás como les toca a los que hacen su ejercicio de últimos. Uno a uno fueron cometiendo errores, en la salida, en un ejercicio, y yo me fui dando cuenta de que podía ganar. Una vez supe que era medalla de plata me emocioné.
Esta vez la sufrí mucho, sentí angustia, sed de querer una medalla y saber que todavía faltaban deportistas de mucho nivel, fue de mucha tensión.
Sigo sin creer que he cumplido este sueño a mi corta edad y sé que seguiré dando lo mejor. No creo que la medalla se haya adelantado.
Le dije a EL TIEMPO antes de los Juegos que mi meta era aprender, ganar experiencia para los Juegos de Los Ángeles 2028, y así era, pero en el fondo sentía que si hacía la rutina que se había entrenado era muy posible la medalla. Seguimos mirando a Los Ángeles y la meta es que vaya el equipo completo.
Así llegamos a esta histórica medalla de plata
Osadamente elegimos ejercicios de mucha exigencia. Hice lo más difícil, que era clasificar a la final, y ya uno se la tiene que jugar. No tenía nada que perder; al contrario, todo era ganancia, pues eran mis primeros Olímpicos, a mis 17 años, y por eso lo aposté todo.
Lo que he hecho no lo hice solo, el profesor Ruiz, el cuerpo técnico, el psicólogo, el médico, la fisioterapeuta, bueno, en fin, todos ellos son parte de este logro. Pero hay dos personas a las que debo recordar: Jorge Hugo Giraldo y Jossimar Calvo. A ellos les agradezco por los consejos, me ayudaron a ganar y lo mejor es que los he escuchado, les he creído y no se equivocaron. Giraldo y Jossimar abrieron el camino y eso no lo olvido. Sus experiencias me han ayudado. Ellos no quieren que cometamos sus errores y por eso les agradezco.
Me fui a descansar un rato antes de ir a la Casa Colombia en París, y en el trayecto me puse a pensar que comencé en la gimnasia a los cuatro años, que hacía medias lunas desde muy pequeño, me trepaba a los techos; un vecino le dijo a mi mamá que me llevara al gimnasio y ella le hizo caso. Yo fui, pero no me gustó. Eran puras niñas las que entrenaban y por eso no volví. Luego regresé y seguí.
Destaco el apoyo del Comité Olímpico Colombiano (COC), que no nos negó nada, eso es clave porque siempre nos apoyaron.
Mi familia es lo más importante que tengo. Prometí una medalla y acá está. Cuando supe que mi mamá venía, pues el entusiasmo fue mayor. Ella es mi alegría, por ella estoy acá, por ella me sacrifico. Angélica, tenías que estar en este día glorioso para mí. Cuando te vi me puse a llorar porque trabajaste duro para esta medalla. No saltas, no levantas pesas, no viajas conmigo, no entrenas, no haces las rutinas, pero esta plata es para ti. Te mereces esto y mucho más y ojalá que Dios te tenga por muchos años más a mi lado. Disfruten de la medalla, así como lo haré yo, pero quiero dejar en claro que mi carrera no para acá. Tengo solo 17 años y prometo que seguiré en busca de más victorias.
ÁNGEL BARAJAS
Medallista olímpico
Para EL TIEMPO
París
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