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Meluk le cuenta... (Afición de cristal)
Así como les cabe el elogio, pues les cabe la crítica. Y la crítica deportiva es legítima.
Le fue muy bien a Luis Javier Mosquera en los Olímpicos, pues logró la plata que de él se esperaba en las pesas.
Les fue muy bien a los bicicrosistas, empezando por Mariana Pajón, que aunque no defendió sus oros de Londres y Río de Janeiro, logró un medallón de plata: su resultado era incierto. Por supuesto que Carlos Ramírez merece todo el elogio, pues volvió a salir en la foto del podio. A Juan Sebastián Muñoz no hay nada que reclamarle en el golf, como a RigobertoUrán en el ciclismo. Para ellos, aplausos, más aplausos.
Juan Sebastián Cabal y Robert Farah, a cuartos de final. Foto:Prensa COC
En cambio, a los doblistas Farahy Cabal les fue muy mal, como a Barty o Djokovic: se esperaban medallas, y no de bronce. A Mercedes Pérez le fue muy mal: estaba para el oro en pesas y ni podio fue. Ella y los tenistas son por ahora los grandes perdedores de Colombia en Tokio. Le fue mal a Íngrit Valencia, que venía de ganar bronce en Río y fue eliminada del boxeo; como le fue mal al pugilista CéiberÁvila. Le fue mal esta vez a Caterine Ibargüen. No se esperaba medalla, pero sí que estuviera en la segunda ronda final.
El deporte de alto rendimiento es de resultados, de tiempos y marcas, de registros y puntajes, de medallas y trofeos; y las olimpiadas son el summum general del deporte de alto rendimiento, no torneos escolares en los que se aplaude a niños de kínder y primer grado por participar.
Leo un tuit –y como ese, muchos–, firmado por un señor Óscar Ulloa, que han replicado varios colegas: “Hay que ser bien atrevido y sin vergüenza para criticar a un atleta olímpico. Anda y trata de clasificar a unas olimpiadas”. Error. Así como les cabe el elogio, pues les cabe la crítica. Y la crítica deportiva es legítima. Pero más allá de eso, ese trino y los muchos similares que hay en las redes sociales responden a una nueva ‘afición de cristal’, perteneciente a su generación de cristal.
El deporte de alto rendimiento es de resultados, de tiempos y marcas, de registros y puntajes, de medallas y trofeos
No puede ser distinto. Menciono las características descritas por la filósofa española Montserrat Nebrera para la generación de cristal: “Muestra fragilidad de carácter, carece de tolerancia ante la crítica, se frustra rápidamente, necesita del reconocimiento, tiene tendencia al sufrimiento (todo es odio) y se victimiza (todo es un ataque)”.
A esa generación de cristal, entonces, se le envían mensajes emotivos, de elogio, de viejos triunfos en las derrotas. Se respira aire rosado.
Mercedes Pérez, Tokio 2020 Foto:Prensa COC
“No traje ni oro ni plata para declarar. Me vine pelao. Traje unos diplomas que ni me han mandado”, dijo Urán en su Instagram. Ahí mismo dijo, hace unas semanas tras el Tour de Francia, y entre chiste y chanza como el buen paisa que es: “No hicimos un culo nuevamente. Vuelvo y les digo: no hicimos un culo. Somos realistas”. Céiber Ávila pidió disculpas públicas al país “por defraudarlo”. Y así hay varios.
Deportistas y entrenadores desde siempre, y ahora aficionados de cristal, sostienen que la crítica especializada no puede señalarlos porque no ha competido y no sabe.
¿Y cuando son elogiados, entonces los críticos compitieron y aprendieron? Vayan viendo...
A los deportistas olímpicos que han defraudado también les cabe la crítica, así se quiebre la afición de cristal...