El golf sigue a la espera de un ciclón... (opinión)

Jugado el segundo major del año, la edición 117 del US Open, el golf sigue sintiendo el vacío de Tiger Woods y anda necesitando urgentemente de alguien que desate pasiones, un ciclón que arrolle como él, que llene los campos del golf y rompa la audiencia de la televisión. Por ahora, con la victoria de Sergio García en el Masters y de Brooks Koepka en el Abierto estadounidense, las cosas no son fáciles para el golf. Sin duda que atraviesa por un momento muy difícil, tal vez el peor de los últimos años. Prácticamente, desde que Tiger ganó su último major, en el 2008, y dejara de halar la carreta.

Lamentable lo sucedido en el US Open. Los tres primeros del escalafón mundial, el estadounidense Dustin Johnson (defensor del título), el norirlandés Rory McIlroy y el australiano Jason Day, ni siquiera pasaron el corte. El otro jugador que para algunos era una estrella, Jordan Spieth, nada de nada, hace rato.

Así las cosas, cualquiera puede ganar, y esto fue lo que sucedió en el campo de Erin Hills, en Wisconsin, donde apareció un jugador que llegó al profesionalismo en el 2012, se inició en el Challenge Tour, llegó al Tour Europeo y posteriormente, en el 2015, se instaló en el PGA Tour. Brooks Koepka, con una sola victoria en el circuito estadounidense, poco había mostrado en los dos últimos años, no obstante ser un jugador sólido, con una fuerte pegada. Pero eso lo aprovechó en Erin Hills, un campo que, la verdad, no tenía los pergaminos para ser la sede de un major.

En la última vuelta anduvo peleando hasta el hoyo 14 con Brian Harman, quien buscaba convertirse en el primer jugador zurdo en ganar la prueba más importante del golf en Estados Unidos, la que no ha podido conquistar, precisamente, el otro zurdo importante del golf, Phil Mickelson, a quien le falta este major para completar el grand slam: ha terminado seis veces de segundo. Phil no jugó este año porque prefirió asistir al grado de su hija.

Koepka se disparó a partir del hoyo 14, donde logró birdies consecutivos desde ahí hasta el 16. Ya había pasado con tres bajo par por los primeros nueve, con una vuelta limpia y birdies en los hoyos 1, 2 y 8. En el 10 había dado ventajas con el único bogey del día, y cerró en el 17 y el 18 con una inmensa solidez. En el par 5 del 18 pegó una salida descomunal con la madera 3: pegó 379 yardas. Koepka, con 16 bajo par, logró cuatro golpes de diferencia sobre Harman y el japonés Hideki Matsuyama.

Fue un abierto en el que el rating de la televisión se fue al piso. Ninguno de los jugadores que disputaban la prueba tenía el carisma de figura. Los jugadores destrozaron el campo, lo cual no les gustó mucho a los oficiales de la USGA: 31 de ellos jugaron bajo par, algo insólito en esta competición, que se precia de ser la que pone más dificultades a los jugadores. La bolsa fue impresionante: el ganador se llevó 2,16 millones de dólares. Se dice que hubo presiones a la USGA para que levantara los premios, y así lo hicieron.

Esperemos que el Abierto británico, que se jugará la tercera semana de julio en el Royal Birkdale, tenga algo distinto de lo que vimos en Erin Hills. Por ahora, seguiremos esperando el jugador que pueda tomar el mando del golf mundial.

Germán Calle

Para EL TIEMPO