Selección Colombia a la final: ¡a lo macho, carajo! (Meluk le cuenta)

Cuando es jugando es jugando, cuando es aguantando es aguantando y cuando es braveando es braveando. Cuando es con todo el coraje, con toda la enjundia, con toda la valentía y la bravura, pues toca así... ¡Colombia no solo es lírica, es fuerza! ¡Es una machera!

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¡Finalista de la Copa América! Le ganó a Uruguay 1-0 en un partido de guapos, de varones, de gente con testosterona y neuronas, de sangre caliente y cerebro frío.

¡Que Argentina, con su camino de merengue y dulce a la final, sepa que Colombia, el domingo en Miami, va a dejar la piel, los huesos, la sangre, el sudor y el alma por ganar la Copa América!

La de este miércoles, en Charlotte, es una semifinal que ya está en la historia del torneo. ¡Qué partido de adrenalina, qué juego de táctica, qué duelo de resistencia y temple, qué encuentro emocional de fútbol!

¡Ufff! El gol y la correcta expulsión de Daniel Muñoz marcaron la hora en punto del partido.

Uruguay, con sus tres defensas y cuatro volantes, le metió un palo a la rueda del juego ofensivo y lírico de Colombia. James no la agarró y la única salida era la gambeta de Díaz. Arias se pasó a la derecha para echarle una mano a Muñoz con Jamez Rodríguez y tratar de darle sociedad a Richard Ríos. 

Y fue Ríos el que empezó la primera jugada determinante al conseguir un córner en una encerrona uruguaya... y tras dos fallos claros uruguayos de Darwin Núñez (¡gracias a Dios anda con los guayos al revés!) y un cabezazo desviado de Jhon Córdoba.

Minuto 39: James Rodríguez, el verdadero poeta de la zurda de la historia de Colombia, puso su mitad en ese cobro de esquina: enroscó el cobro al segundo palo, pasadito.

Allá, Jefferson Lerma, con un salto enorme, con un brinco de rascacielos y su cabezazo de martillo entre el palo y el portero, anotó el único gol del juego, el de la clasificación a la final, el de la tercera final de la historia para Colombia.

Y del gozo, al sufrimiento. Muñoz se calentó y, ya con amarilla encima, pegó un codazo innecesario, infantil, irresponsable y fue expulsado justo antes del descanso.

¡Y ahí empezó otro partido! ¡Empezó la heroica, empezó a escribirse esta página que será mítica de la Copa América! Para completar, se lesionó Richard Ríos, que se quejó de un pisotón en la rodilla.

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Uruguay metió todos los tipos de ataque que podía. Y Colombia metió a todos los defensas que pudo. Y entonces el partido fue de tensión uruguaya buscando el gol, y lo tuvo: una de Luis Suárez en el palo, otro tiro cerca de Núñez, la pelota que saca el portero Camilo Vargas al final como la sacó contra Brasil y como sacó con la nuca y sobre la línea de gol una bola en el vertical de Panamá.

Colombia y Lorenzo jugaron un partido de machos, a la uruguaya, con cinco defensas y tres volantes de marca, a lo Gabriel Ochoa contra Maradona en 1986.

Y con Díaz primero y luego Sinisterra para contragolpear. No había espacio para James. Tampoco pata John Arias.

Increíble: Castaño y Uribe no quitaron un balón, pero se comieron dos pelotas insólitas al final del partido para acabar con las angustias.

¡Al final, a la final! A lo guapo, ¡a lo macho, carajo! ¡A la heroica!

GABRIEL MELUK

Editor de DEPORTES

@MelukLeCuenta