En la mañana del jueves la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas dio a conocer el informe “Hacia la autosuficiencia de gas: proyectos y medidas para lograrlo”. Como se ha venido señalando, las reservas recuperables vienen en franco descenso y todo apunta a que el país será netamente deficitario dentro de poco tiempo.
Pero los voceros de la industria sostienen que todavía hay tiempo para reaccionar y evitar una circunstancia que afectaría a los generadores de energía, la industria y más de diez millones de hogares. Al respecto, EL TIEMPO habló con Frank Pearl, presidente del gremio.
En el informe que presentaron esta semana aseguran que Colombia dejaría de ser autosuficiente en gas natural dentro de dos años. ¿Por qué?
El mensaje principal es que Colombia cuenta con potencial de gas para garantizar autosuficiencia en el largo plazo. Sin embargo, es necesario tomar decisiones de manera inmediata, que viabilicen el desarrollo de los proyectos e impulsen la entrada de nuevo gas al mercado. Si nos quedamos de brazos cruzados el panorama sería crítico, ya que la demanda de gas por parte de los colombianos seguirá creciendo, la nueva oferta enfrenta diversas restricciones y nuestros grandes campos están declinando rápidamente.
¿Qué proponen?
En ese sentido, identificamos cinco pilares que permitirán mantener la autosuficiencia del país en gas en el país, a mediano y largo plazo: incentivar la oferta y asegurar el abastecimiento; desarrollar infraestructura de transporte necesaria para optimizar el suministro; actualizar y flexibilizar las reglas de juego del mercado; concebir al gas como eje para la planeación energética, económica y social del país y las regiones; y desarrollar oportunamente los recursos costa afuera.
¿Cómo se ha comportado la actividad exploratoria?
En los últimos años, la actividad exploratoria de petróleo y gas ha disminuido. Entre 2022 y 2023, cayó 38 %; específicamente en gas, en 2023 se perforaron 15 pozos, siete menos que en 2022. Es importante mencionar que la reducción de reservas de gas es crítica. Las reservas probadas de gas se han reducido cerca del 50 % en los últimos 15 años, y explorar es fundamental para incorporar nuevas reservas. En este contexto, es prioritario que el país genere incentivos a la exploración; necesitamos explorar más donde sabemos que hay potencial. Teniendo en cuenta que para poner el gas en el mercado se requieren por lo menos seis años, es necesario empezar ya.
Con frecuencia se escuchan noticias sobre éxitos exploratorios en gas. ¿Por qué eso no alcanza a revertir la trayectoria que ustedes identifican?
La entrada del gas al mercado no es inmediata. Se tienen que levantar varias restricciones, de infraestructura y permisos, por ejemplo, así como garantizar las condiciones de mercado para hacer la viable la comercialización. Pozos que han demostrado tener volúmenes de gas interesantes no han podido entrar en producción por su lejanía o ausencia de infraestructura de transporte. Por otro lado, los hallazgos costa afuera requieren tiempos de maduración más largos y son mucho más sensibles a condiciones como la disponibilidad de infraestructura y a la remuneración de la metodología de transporte. Sin embargo, en el corto plazo, empresas operadoras privadas podrían incorporar al mercado hasta 250 millones de pies cúbicos de gas, con el desarrollo de 18 proyectos en tierra firme. Estos recursos extenderían la autosuficiencia por al menos dos años más.
¿Qué otros cuellos de botella existen actualmente?
Identificamos que es necesario flexibilizar las reglas, tipos y tiempos de los contratos de venta de gas; es urgente desarrollar infraestructura de transporte de gas que conecte efectivamente el mercado de la costa con el del interior, así como planear y desarrollar efectivamente nuevos gasoductos, hacer más eficientes las interconexiones y facilidades de tratamiento; y optimizar los procesos de licenciamiento ambiental y consulta previa.
Dentro de los alivios que se mencionan está la posibilidad de importar gas de Venezuela ¿Qué opina?
Lo prioritario es desarrollar el gas nacional. Tenemos gas colombiano de buena calidad y a buen precio. El gas local representa importantes recursos fiscales para el país, genera empleo formal e impulsa el desarrollo de las regiones. Frente a Venezuela existen varios retos, entre otros: las restricciones en territorio venezolano solo permitirían ingresar cerca de 50 millones de pies cúbicos diarios; las facilidades de tratamiento y el gasoducto en Colombia están desmanteladas; se desconoce la calidad del gas que llegaría al país; las obras de operativización podrían durar más de dos años; y, hay incertidumbre sobre la viabilidad legal de transacciones comerciales con PDVSA.
¿Cuál es el papel de la planta de regasificación que existe en el Caribe?
Dicha planta respalda al sector eléctrico. Sin embargo, tiene exclusividad con el Grupo Térmico de la costa Caribe hasta 2031. Al ser la única infraestructura de este tipo en operación en este momento, mediante la expansión planeada pudiera llegar a aportar hasta 130 millones de pies cúbicos diarios adicionales. No obstante, esta oferta adicional depende del desarrollo y ampliación de su conexión con el Sistema Nacional de Transporte.
¿Y la perspectiva de los yacimientos mar adentro?
Los proyectos costa afuera se encuentran en etapa de evaluación y delimitación, lo cual implica la perforación de nuevos pozos. Este año se perforarán dos pozos en el norte del Caribe colombiano que buscan concretar los volúmenes del campo y así avanzar en los procesos de licenciamiento y construcción. También se iniciará la perforación de un tercer pozo en aguas ultra profundas que pretende identificar una nueva provincia productiva. Es importante tener en cuenta que estos proyectos y sus grandes inversiones exigen que su evaluación sea meticulosa y depende de varias medidas. Entre ellas, el cambio en la metodología de remuneración de transporte y la construcción de nuevos gasoductos. Las empresas operadoras están comprometidas con sacar adelante estos proyectos y cambiar el futuro energético del país.
¿Es inevitable perder la autosuficiencia?
No, Colombia cuenta con recursos potenciales que, si generamos las condiciones para aumentar la producción, podemos resolver la crisis de corto y largo plazo; e incluso, generar excedentes para exportar que potenciarían el crecimiento económico nacional y la mejora de los indicadores sociales en las regiones. Sin embargo, debemos actuar ya.
¿Qué hacer en materia de abastecimiento?
Es crucial promover incentivos contractuales adicionales a los establecidos en el Acuerdo 06 de 2023 de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), con el fin de proteger la inversión en nuevos descubrimientos y producciones incrementales. Hay interés y disposición para invertir en el país, siempre y cuando se brinden las condiciones adecuadas. También necesitamos modificar la declaración de producción para complementar la información de recursos y reservas de los productores-comercializadores y generar expectativas sólidas de abastecimiento. Es esencial generar obligatoriedad y publicidad en el reporte de información relacionada con el suministro de gas importado, equiparando las condiciones con el gas nacional y permitiendo una evaluación más informada de las opciones de suministro. Y se requiere seguir trabajando de manera articulada Gobierno, comunidades e industria para superar los desafíos de conflictividad social en las regiones, fortalecer iniciativas como la Estrategia Territorial de Hidrocarburos y priorizar el avance de los trámites ambientales y sociales.
¿Y las rigideces de la infraestructura?
Se requiere poner en marcha obras prioritarias del Plan de Abastecimiento de Gas 2019-2028, especialmente, las relacionadas con la interconexión costa-interior; así como la aprobación y expedición por parte de la CREG de los cargos tarifarios para el uso efectivo de estas obras. También, desarrollar con sentido de urgencia y oportunidad las obras definidas en el nuevo Plan de Abastecimiento de Gas 2023-2038, particularmente la conexión entre el Valle Inferior del Magdalena y el interior del país; avanzar en alternativas de reconversión de activos; y diversificar las opciones de planeación y construcción de infraestructura de transporte de gas.
¿Qué hay de las reglas de juego?
Es esencial que la regulación se adapte a un mercado de gas en escasez. Esto implica alinear los cronogramas de comercialización y transporte, optimizar los modelos contractuales y la promoción de la negociación bilateral como mecanismo principal de contratación. Para ello, expedir la Resolución de la CREG que aborda estos aspectos y otros para flexibilizar el mercado mayorista de gas es fundamental. También, es prioritario que la CREG y el Ministerio de Minas y Energía avancen en una nueva metodología de remuneración del transporte que valore adecuadamente las inversiones, reduzca las tarifas promedio nacionales y estimule la competencia entre las fuentes de suministro. Y, la actualización de los costos de racionamiento por parte de la UPME, ya que estos no solo determinan la priorización de gas en situaciones de escasez, sino que también influyen en la planificación de obras para garantizar la confiabilidad y el abastecimiento de gas para el país.
¿Falta mejor planeación?
Los ejercicios de planificación energética y económica deben considerar al gas y a esta industria como aliados estratégicos para alcanzar las metas de corto, mediano y largo plazo. Es importante que el Plan de Abastecimiento de Gas Natural 2023-2038 sea expedido y adoptado dentro de los plazos establecidos por las agendas regulatorias. Además, dado el papel clave del mercado de gas en el sector eléctrico, es fundamental coordinar las modificaciones planeadas para la modernización del mercado mayorista de electricidad con el mercado mayorista de gas, asegurando una armonización y optimización conjunta en términos comerciales y operativos.
¿Cuál sería el impacto sobre el colombiano promedio de no hacer nada?
El desabastecimiento de gas acarrearía una serie de consecuencias para los colombianos que van desde la inseguridad en la continuidad del suministro del servicio público domiciliario, afectando a los hogares e industrias. La exposición al mercado internacional de gas podría resultar en tarifas más altas y volátiles que afectarían la competitividad nacional. Además, veríamos repercusiones en la movilidad, exacerbando los desafíos logísticos y económicos asociados con el transporte de personas y distribución de productos. Esos riesgos evidencian lo crítico y estratégico que es actuar ya, para desarrollar el gas nacional.
RICARDO ÁVILA
ANALISTA SÉNIOR
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
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