Los acuerdos comerciales y tratados de libre comercio (TLC) siempre han suscitado polémica, particularmente ahora por la pandemia, cuando los vientos proteccionistas vuelven a soplar. Estos acuerdos pretenden que nuestros empresarios accedan a mercados más grandes, con mayor poder adquisitivo, y a la vez, lograr la mayor protección posible para la producción nacional. Así se han negociado 17 acuerdos vigentes.
Frente a las voces que nuevamente buscan mayor proteccionismo, quiero hacer las siguientes consideraciones:
Economía cerrada
Seguimos siendo una economía cerrada. Según el número de acuerdos y la participación del comercio internacional en el PIB, Colombia sigue siendo una economía cerrada, inclusive si nos comparamos con países de nuestra región como Chile, Uruguay, México y Perú. Cerrarnos más nos aislaría, cuando lo que requerimos en este momento es todo lo contrario, por ejemplo, en Asia solo tenemos un acuerdo con Corea.
Los acuerdos
Los acuerdos vigentes implicaron años de extensas negociaciones y consultas a todos los interesados, incluso acudiendo a las regiones. Renegociar podría llevar mucho tiempo y la contraparte buscará algo a cambio, así el resultado puede ser neutro o incluso negativo. Para las contrapartes constituimos una porción pequeña de su comercio, no cederán facilmente y pueden buscar mayores beneficios.
Ante desequilibrios evidentes, por subsidios o casos de dumping, por ejemplo, el mejor camino es acudir a las instancias de la OMC que son más efectivas, como ya lo ha hecho Colombia recientemente.
El solo hecho de hablar de renegociaciones generalizadas invita a bajar la guardia y dejar de hacer la tarea prioritaria de mejorar la productividad.
La desgravación
Hay que aprovechar los periodos de desgravación. En muchos casos sensibles en los acuerdos comerciales se negociaron períodos de desgravación, inclusive cercanos a los veinte años, para que los sectores tuvieran suficiente tiempo para adecuarse y mejorar su competitividad. Vale la pena preguntarse, ¿qué se hizo en esos periodos? ¿Se aprovecharon debidamente? Si aún queda tiempo, hagámoslo ya.
La coyuntura actual
La covid-19 nos deja una economía más pequeña y consumidores con menor poder adquisitivo. El retroceso en la lucha contra la pobreza es evidente. Es errado pensar que centrarnos en el mercado interno va a permitir los niveles de crecimiento que requerimos. Ahora más que nunca es el momento para aprovechar el que tenemos a los mercados internacionales.
Ya hay más protección
El interés en renegociar los acuerdos se supone que es para incrementar los aranceles a los productos importados, de manera que cuesten más y no compitan con la producción nacional. Resulta que eso ya ocurrió para todos los productos importados sin tener que recurrir a ninguna renegociación.
Es simplemente el resultado de una tasa de cambio más competitiva, que en lo que va corrido de este año ha aumentado en promedio cerca del 12 por ciento frente al año anterior y ha tenido picos muy altos. Sin embargo, nadie lo reconoce y se discute ahora como si estuviéramos en enero de este año. Una tasa de cambio competitiva promueve las exportaciones, es una protección más efectiva que los aranceles y combate el contrabando. Lo contrario también es cierto, frente a una tasa de cambio revaluada no hay arancel que valga. Y ahora, frente a un panorama preocupante de reducción de nuestros recursos minero-energéticos es válida más que nunca la frase tantas veces repetida: ¡exportar o morir!
AUGUSTO SOLANO MEJÍA
*Presidente Ejecutivo de Asocolflores.
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