Cuando se trata de proyectar el crecimiento de sus negocios, seis de cada diez empresas en América Latina enfrentan la misma dificultad: la falta de trabajadores con competencias claves, como las STEM (acrónimo en inglés para ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), y habilidades vinculadas a procesos y resolución de problemas complejos (RPC).
Este es uno de los hallazgos del estudio ‘Competencias y habilidades en la cuarta revolución industrial’, del Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (Intal), del Banco Interamericano de Desarrollo, llevado a cabo por Ana Inés Basco, Belisario de Azevedo, Martín Harraca y Sebastián Kersner.
Para esta investigación –que fue actualizada durante la pandemia- se encuestó a más de 1.100 empresas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México; para el caso nacional, se ó a 234 firmas de los sectores de la industria química, petroquímica y farmacéutica; de maquinarias y herramientas; de servicios de consultoría; minería y metalíferos; industria automotriz; servicios de informática y telecomunicaciones, y agroindustria.
De acuerdo con Ana Inés Basco, investigadora del Intal, si bien la pandemia destruyó a muchas empresas (en particular a las pymes), aceleró la transformación digital de aquellas que ya habían empezado a transitar esta senda, antes de la llegada del covid-19. “Por supuesto, la coyuntura les mostró que necesitan más trabajadores con habilidades asociadas a nuevas tecnologías, pero les cuesta encontrarlos. En otras palabras: la brecha entre los perfiles que les ofrece el mercado laboral y los que requieren, se incrementó con la pandemia”, dice.
¿Qué habilidades faltan en los trabajadores?
Una de las primeras conclusiones que destaca el estudio, que incluyó en el análisis un grupo de nueve competencias laborales, es que la demanda de habilidades de las empresas encuestadas está liderada por Resolución de Problemas Complejos, Habilidades de Procesos y STEM (estas habilidades combinan los mayores niveles de faltante y una mayor valoración relativa por parte de las empresas).
Un segundo bloque, conformado por Contenidos, Sistemáticas, istración de recursos y Técnicas, se ubica en un nivel de demanda promedio. Finalmente, las habilidades con menor índice de demanda son las Sociales y las Físicas.
Cabe anotar que al comienzo de la pandemia, y pese a ubicarse en el cuarto lugar de la región con respecto a la adopción de tecnologías 4.0, más del 60 por ciento de las empresas del país ha habían incorporado tecnologías digitales, como plataformas y servicios móviles (67 por ciento), y computación en la nube (62 por ciento). Las tecnologías en las que presenta un mayor rezago son inteligencia artificial, big data, y ciberseguridad.
En Colombia, según la investigación, se registra una cierta homogeneidad en la valoración de las habilidades laborales, siendo las más ponderadas por las empresas las de Procesos (78 por ciento) y las de istración de Recursos (75 por ciento).
También se destaca por presentar niveles de faltante de habilidades en el personal muy elevados: cuatro de cada diez empresas señalan faltantes en cinco de las nueve habilidades evaluadas: Sistemáticas, Contenidos, STEM, Procesos y RPC.
En cuanto a las habilidades que, consideran, más demandarán en el futuro se destacan las Cognitivas, de STEM y Procesos. Según la habilidad, entre un 18 y un 25 por ciento de las firmas encuestadas prevén dificultades para poder satisfacer esa demanda, ubicándose en valores intermedios en relación a la región.
Al igual que los otros países, las principales dificultades para contratar personal con las habilidades requeridas se asocian a los altos impuestos al trabajo. También encabezan las preocupaciones la calidad del sistema educativo, y la falta de incentivos fiscales para la capacitación.
Los investigadores destacan, no obstante, los esfuerzos que ha venido haciendo el país para ampliar la oferta de capacidades; de hecho, señalan que Colombia presenta hoy el segundo valor más alto en jóvenes con estudios terciarios (28 por ciento) y graduados con título STEM (23 por ciento) de la región, “también ha más que duplicado la población de 16 a 25 años con educación técnica y tecnológica en 10 años (de 4 a 9 por ciento entre 2008 y 2018) y creó el programa iNNpulsa, diseñado para facilitar la comunicación entre emprendedores, Gobierno, universidades, cámaras de comercio e incubadoras de empresas”, concluye el estudio.
Una mirada crítica
Hugo Ñopo, investigador principal del Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade), del Perú, y quien también ha liderado estudios sobre mercado laboral latinoamericano y capital humano para el Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización Internacional del Trabajo, señala que en todas las ciudades y países de la región se oye la misma queja del empresariado: faltan personas con competencias requeridas para el mundo laboral de hoy.
"Convendría en algún punto -señala el investigador- cuestionar también a las empresas, que en general remuneran mal a sus trabajadores, incluso a sus mejores recursos; esa es una de las razones por las cuales la gente, con competencias y sin ellas, se lanza a emprender, a ser jefe de sí mismo. El resultado es un excesivo número de empresas pequeñas y de autoempleo, de corte precario; este emprendedurismo, que también es necesario fortalecer, aporta poco a la productividad y al desarrollo personal".
E insiste en que en América Latina la fracción del PIB destinada a remunerar capital humano ha ido cayendo con los años, "de hecho se destina más a capital y tecnología".
El investigador afirma que las empresas que remuneran mejor a sus trabajadores, que consideran importante generar políticas internas para garantizar su bienestar, son capaces de atraer al mejor talento y retenerlo: "Esto es algo que han entendido y capitalizado muy bien las multinacionales. A los países de la región les convendría que el grueso de su recurso humano estuviera incorporado a empresas robustas, que contribuyen en buena medida al desarrollo y a la productividad", sostiene.
Con respecto a las competencias que no está siendo fácil para las empresas encontrar en su recurso humano, Ñopo suma las siguientes:
Pensamiento crítico: se necesitan trabajadores que no solo repliquen sino que analicen, contrasten y tomen decisiones.
Comunicación: esta no puede reducirse solo a una tarea de "comunicadores profesionales", sino que debe reconocerse en cada persona como una habilidad clave en actos muy cotidianos, pero vitales, como escuchar y entender una instrucción y transmitirla de manera acertada, e incluso trabajar en equipo.
Habilidades analíticas y socioemocionales: las empresas buscan personas que dominen su disciplina, pero que además tengan empatía y capacidad para compartir sus conocimientos con el entorno. En este grupo entra la resolución de conflictos.
Perseverancia: se requiere gente con la capacidad de insistir una y otra vez en la búsqueda de resultados, en lugar de frustrarse al primer intento fallido
Advierte, finalmente, que los trabajadores que son dueños de habilidades de este tipo son los que con más dificultad remplazará la tecnología: "Las funciones meramente técnicas y automáticas serán las primeras desaparecer, porque para ellas la tecnología es un buen sustituto".
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