Exclusivo suscriptores

Palmeros se enfrentan a regreso de robos, vacunas y bloqueos

El presidente de Fedepalma plantea cómo enfrentar el deterioro de la seguridad.

Los agricultores hicieron la tarea sembrando, pero el mercado esperado para la producción de biodiesel va a la mitad de lo que se planeó, según Fedepalma. Foto: Hernando Herrera/EL TIEMPO

EDITOR11.07.2023 20:46 Actualizado: 12.07.2023 11:01

Comentar

En su más reciente congreso gremial con 1.400 participantes, los cultivadores de palma de aceite tuvieron la oportunidad de revisar los retos que está enfrentando su actividad.

Con el deterioro de la seguridad en las diferentes regiones, este segmento de la economía asume su propia cuota de estos fenómenos, a lo que se suma nuevas exigencias en los mercados internacionales y las percepciones sobre su producción y su consumo. El presidente de Fedepalma, Nicolás Pérez, se refirió a estos temas.

(Lea también: ¿Qué exporta Colombia a los países más poblados del mundo?)

¿Qué están viviendo ustedes en este momento en términos de seguridad?

Registramos que en todas las zonas palmeras del país ha habido un deterioro de la seguridad. Se ha presentado con distintos grados, porque en cada zona hay actores armados distintos.

Tenemos unas zonas más complicadas como Norte de Santander, sur de Bolívar, la zona alrededor de Tumaco y el sur del Meta, que son las zonas más afectadas por temas como el boleteo, la extorsión. Incluso se han registrado cuatro casos de secuestro en lo corrido de este año.

¿Qué salidas ven?

Sabemos que hay unos temas operativos. Unos problemas según lo que nos han comentado, de reclutamiento. En los contingentes nuevos se han presentado menos personas de las que esperaban, tanto en la Policía como el Ejército.

Como hay unas limitaciones operativas, nuestro pedido fundamental es fortalecer las operaciones de la fuerza pública y que estén acompañadas de la acción de la justicia, porque han encontrado personas en flagrancia, robando fruto o aceite, son capturadas y, muy rápido, liberadas. Así, el círculo nunca se va a cortar.

¿Y cómo es la situación en la frontera con Venezuela?

De tiempo atrás ha habido flujos de fruto en ambas direcciones, pero recientemente hemos identificado la presencia de grupos armados tanto del Eln como de disidencias de las Farc y ha habido una constante presión sobre los palmeros a raíz de que las rentas de la pasta de coca han caído significativamente, entonces se han volcado al sector palmero para buscar compensar esos ingresos.

Hemos identificado el robo de aceite crudo de palma, que se lo han llevado para Venezuela. Se llevan las tractomulas para allá, las desocupan y en algunos casos las regresan. Es una frontera muy porosa, y tal vez el lugar donde más complicada está la situación.

(Lea también: Ecopetrol exportó su primer cargamento de asfalto a Chile)

¿Además de este reto interno, qué desafíos hay externos?

Hay dos, muy grandes. El primero es que la regulación europea, si bien reconoce el avance que han hecho varios países y el sector palmero colombiano, en certificación de productores, considera que eso no va a ser suficiente y que debe haber un sistema de trazabilidad del producto para asegurarle al consumidor europeo que lo que se está comprando no está asociado con deforestación.

Entonces nosotros en los próximos 18 meses tenemos que completar la georreferenciación del ciento por ciento de las fincas palmeras de Colombia y, luego, el montaje del sistema de trazabilidad. Eso es adicional a nuestro esfuerzo de certificación de productores. Estamos ahorita enfocados en la certificación del ciento por ciento de los palmeros colombianos con mucho énfasis en los de pequeña escala, que son 5.100.

¿Han estimado cuánto vale ese proceso?

Nicolás Pérez, presidente de Fedepalma Foto:Fedepalma

El proceso de certificación de productores estimamos que nos puede costar entre 40 y 60 mil millones de pesos en los próximos tres años, porque no es solo la certificación en sí misma, sino todo lo que toca hacer antes: medición de la situación de cada uno de los productores; luego, acompañamiento técnico para cerrar las brechas en todas las dimensiones, y, luego, el proceso mismo de certificación.

Entonces, es un proceso, digamos, bastante comprensivo, y el montaje de georreferenciación y trazabilidad es un esfuerzo que es duro la primera vez, en el que ha habido un avance, pero luego toca el sostenimiento, porque en la medida en que cambian las áreas, pues toca ir actualizando todo el tiempo.

Entonces son dos frentes en los que estamos usando, en principio, recursos de los mismos palmeros a través del Fondo de Fomento Palmero y, en algunos casos, hemos recibido cooperación internacional para financiar ese trabajo.

¿Y hay apoyo del Gobierno?

Como los recursos que tenemos son parafiscales, el Gobierno hace parte de los mecanismos de decisión, y hasta ahora hemos recibido la señal de que ellos acompañan el uso de esos recursos parafiscales para financiar esas actividades prioritarias.

En materia más diplomática, les hemos pedido el acompañamiento para lograr que la Unión Europea no vaya a clasificar a la palmicultura colombiana como de alto riesgo de deforestación.

Buscar que la clasificación del país sea en función del aporte que cada sector a la deforestación. Como, en el caso colombiano, la palma ha tenido un aporte insignificante a la deforestación, esperamos que ese sea el tratamiento.

¿Además de las exigencias ambientales, hay exigencias de política laboral?

Sí. Tras la legislación ambiental viene la discusión de legislación asociada con Derechos Humanos cuyo principal componente es el laboral. Es un tema en el cual creemos que la palma colombiana tiene un factor de diferenciación por los altos grados de formalización laboral. Es una oportunidad de diferenciación con competidores.

(Lea también: Estas son las razones que impiden que el costo de vida en Colombia baje más rápido)

¿Cuándo comienzan esas nuevas normas en Europa?

Las laborales, no sabemos, porque no se han aprobado formalmente. Las de deforestación fueron aprobadas tanto por el Parlamento como por el Consejo. Solo falta la clasificación de los países, pero esto empieza a regir desde el primero de enero del 2025.

Fedepalma lidera el Programa de Aceite de Palma Sostenible de Colombia, aprovechando los reconocimientos mundiales en sostenibilidad, formalización laboral y trabajo digno, para promocionarse con su producto sostenible. / Fotos: Cortesía Fedepalma. Foto:Fedepalma

¿Esas normas son consistentes con el TLC con la Unión Europea?

Para efectos de las herramientas de relacionamiento comercial, el TLC servirá como base, y es donde creemos que deberíamos tener un trato en lo político y en lo comercial más favorable, porque somos socios de Europa y lo mismo va a pasar luego en Estados Unidos.

¿Cómo ven la posibilidad de renegociar los TLC?

En nuestro congreso, el viceministro de Comercio Exterior precisó eso qué quiere decir. Lo que hemos entendido es que más que renegociar lo que van a hacer es, en el marco de los mecanismos de revisión de acuerdos, ver cómo ha sido la evolución de los temas.

Ya somos un sector relativamente abierto al comercio internacional y somos exportadores. Cambios en las reglas en mercados tan significativos como el europeo no nos convendrían. La renegociación puede ser una arma de doble filo.

¿Al hablar de precios justos, los europeos son tan estrictos como en lo laboral?

No vemos una correspondencia entre las exigencias a los productores y la disponibilidad de los consumidores a pagar por productos que cumplan con esas legislaciones y criterios. Cumplir esas reglas hace el producto más costoso.

Finalmente tiene que haber corresponsabilidad. Todo el mundo tiene que poner: los productores los comercializadores, los importadores y los consumidores.

Sigue toda la información de Economía en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.