Esta semana, 13 años después de su sometimiento a la ley de Justicia y Paz, Hernán Giraldo Serna, exjefe paramilitar del Bloque Resistencia Tayrona, fue condenado por primera vez por esa justicia transicional con la que se desmovilizaron los paramilitares en el 2006.
La condena contra Giraldo, quien desde el 2008 se encuentra preso en una cárcel de Estados Unidos a donde fue extraditado por narcotráfico, reabrió un oscuro y macabro capítulo sobre la violencia de género ejercida por los exparamilitares como un arma de guerra.
Además de los homicidios, desapariciones forzadas, torturas, secuestros y desplazamientos, la sentencia contra Giraldo –que reúne 706 hechos criminales de todo tipo– recuerda por qué fue uno de los exparamilitares que más se ensañó contra las niñas y las mujeres. En el fallo, conocido por EL TIEMPO, figuran violaciones, abortos y embarazos forzados, prostitución forzada, esclavitud sexual, entre otros delitos.
Pese a ese pasado criminal, Giraldo no pagará los 40 años de pena que tendría, como mínimo, si su caso hubiera sigo juzgado en la justicia ordinaria. Cuando vuelva a Colombia, lo que se daría en un par de años, Giraldo pagaría máximo 8 años de prisión, pues esa fue la pena que los exparamilitares pactaron con el Gobierno Nacional en el proceso de paz con el que dejaron las armas, pena alternativa que reciben incluso por delitos sexuales contra menores, como los cometidos por Hernán Giraldo Serna.
La primera sentencia contra Giraldo reconstruyó uno a uno los crímenes que cometió el excapo del Magdalena, quien en sus años de paramilitar se ganó el alias de ‘Taladro’. En la decisión se documentaron 38 casos de violencia basada en género, pero la Fiscalía ha dicho que los delitos cometidos por su grupo contra las mujeres ascenderían a 200.
Uno de esos casos ocurrió en 1982. Giraldo, “aprovechando su superioridad en edad y poder”, dice la sentencia, presionó a una niña de 12 años a la que convirtió en su pareja. En julio de ese año se dio el primer hecho de violencia sexual.
“Siempre estaba armado, ponía su arma en la mesita de noche, nunca había un preámbulo, pues él solo se satisfacía sexualmente. Luego se quedaba dormido. Así una y otra vez”, contó la víctima, quien aseguró que las violaciones se extendieron hasta 1983, cuando quedó en embarazo. Cuando la niña tenía seis meses de gestación, Giraldo “terminó la relación”. A sus 14 años, la niña dio a luz y nunca volvió a saber del exjefe paramilitar.
Siempre estaba armado, ponía su arma en la mesita de noche, nunca había un preámbulo, pues él solo se satisfacía sexualmente. Luego se quedaba dormido. Así una y otra vez
Por estas historias, el fallo reconoce que la mayoría de delitos de violencia sexual del bloque Resistencia Tayrona, que se desmovilizó con 1.107 integrantes, fueron ejecutados por su propio jefe, Hernán Giraldo, quien se convirtió en el terror de la Sierra Nevada de Santa Marta.
La Sala de Justicia y Paz destacó que en este y los demás casos se trató de menores de edad, quienes, por el poder que representaba Giraldo, estaban en incapacidad de resistir, lo que “excluye de plano cualquier consentimiento”.
El fallo documentó más historias, como la de una menor de 13 años que vivía con sus padres en la finca El Paujil, en el corregimiento Buritaca, en zona rural de Santa Marta. En diciembre del 2004, Giraldo le mandó a decir que quería tener una “relación sentimental con ella”. Aunque la niña y la familia se opusieron, días después Giraldo envió a sus hombres armados para buscarla, quienes “le advirtieron que recogiera todas sus cosas porque se iba a vivir con el comandante”.
El 25 de diciembre, en una de las fincas de Giraldo, el exjefe paramilitar violó a la menor. Aunque la niña volvió a su casa, ante la presión del ‘expara’ tuvo que irse a vivir con él, quien le advirtió a su familia que si se oponían podía matarlos. La niña vivió un año y cinco meses con él y solo pudo volver con sus padres hasta el 2006, cuando el grupo paramilitar se desmovilizó.
Mientras él no estaba, yo jugaba con los otros niños pero cuando él regresaba sabía que debía permitir que me accediera carnalmente. Desde entonces, no he podido rehacer mi vida
“Mientras él no estaba, yo jugaba con los otros niños de la vereda, pero cuando él regresaba sabía que debía permitir que él me accediera carnalmente. Esto se repitió muchas veces. Desde entonces, no he podido rehacer mi vida”, le contó la víctima a la justicia.
Por este y los demás casos, la Sala de Justicia y Paz destacó “la condición de depredador sexual del postulado Hernán Giraldo Serna”, situación que, asegura, ha sido reconocida por los que estuvieron bajo su mando, “quienes obedecían sus órdenes cuando iban encaminadas a llevarle niñas para satisfacer sus deseos”.
‘Emularon sus prácticas’
En junio del 2004, cuando tenía 13 años, una joven invitó a una menor a una fiesta del exparamilitar, contándole que el hombre pagaba 600.000 pesos a las niñas que “accedieran a sostener relaciones sexuales”.
La niña, cuya familia había sido desplazada por el grupo de Giraldo, y quien había quedado huérfana meses atrás, decidió ir hasta la finca del ‘expara’, en la vereda Guachaca, en donde había muchas más jóvenes como ella que no superaban los 25 años. Tras llegar a la finca, el capo se fue con la niña y su amiga para otro lugar, en donde les dio licor y drogas. Luego la violó.
La menor asegura que siguió viéndose con Giraldo por un año, quien a veces le daba dinero, celulares y ropa. También dijo que comenzó a consumir drogas y a tener sexo con otros hombres por dinero. Es por esto que Justicia y Paz lo condenó por inducción a la prostitución, carnal abusivo con menor de 14 años y explotación sexual comercial. “Este hecho resulta ser emblemático de cara a la innegable calificación de Hernán Giraldo como un depredador sexual de menores”, dice la sentencia.
Este hecho resulta ser emblemático de cara a la innegable calificación de Hernán Giraldo como un depredador sexual de menores
Sus crímenes, dice el fallo, eran “emulados por sus subalternos”, quienes entendieron que la violencia sexual era “permitida, tolerada y estimulada desde la dirección de Giraldo como una política de grupo”. Por eso, la justicia también lo condenó por hechos cometidos por sus hombres, como los delitos de ‘Caliche’, quien secuestró a una niña en un hotel de Santa Marta, donde la violó. La menor logró escaparse, pero, producto de las violaciones, había quedado en embarazo. Cuando ‘Caliche’ la encontró, la golpeó hasta que le produjo un aborto.
La Sala también condenó al exparamilitar por los feminicidios de dos mujeres, a quienes hombres de su grupo obligaron a cavar su propia tumba. Tras decirles que “eso les pasaba por perras”, les dispararon 15 veces, “y las despojaron de sus prendas para cortar sus cuerpos”.
Aunque en sus declaraciones excomandantes de las Auc afirmaron que en ese grupo armado la “violencia sexual estaba proscrita”, para la justicia no cabe duda de que estas dolorosas historias demuestran todo lo contrario. Por eso, el magistrado del tribunal que condenó a Giraldo, José Haxel de la Pava, aseguró que el exjefe paramilitar usó la violencia sexual para castigar a la población, o como un “ejercicio de poder que le permitía ejercer el dominio sobre los cuerpos de las niñas y las mujeres, vulnerando sus derechos y libertades sexuales”.
¿Volverá a prisión o a la libertad?
En un par de años, el exjefe paramilitar Hernán Giraldo Serna terminará de pagar su pena de 16 años por narcotráfico en EE. UU. y deberá ser deportado a Colombia.
Aunque fuentes de Justicia y Paz aseguran que Giraldo tendrá que volver a pagar la pena de 8 años que esa justicia le impuso esta semana, algunos abogados de exparamilitares no descartan que se pueda librar de ir a una cárcel.
Los abogados aseguran que dentro de los delitos por los que Giraldo fue condenado por Justicia y Paz está el narcotráfico, delito por el que también fue condenado en EE. UU. y del que se podría reconocer que tuvo una conexión con el conflicto armado. Si ese es el caso, se le podría descontar el tiempo que duró detenido en el extranjero de su pena en Colombia.
De hecho, otro de los ‘exparas’ condenados con Hernán Giraldo esta semana, su sobrino Nodier, volvió al país en el 2015 tras pagar su pena de narcotráfico en EE. UU, pero está libre desde el 2016. Así, cuando Hernán Giraldo vuelva, un juez tendrá que evaluar si lo deja libre o lo envía a prisión.
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