El caso por el que la Policía capturó al duro de los juegos pirotécnicos en Colombia

Este viernes, la Policía Nacional dio a conocer que en el marco de su plan de choque llamado Seguridad 360, fueron capturadas nueve personas que harían parte de una red de tráfico de explosivos en el país.

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Entre los que cayeron en el trabajo articulado con la Fiscalía está Darling Balaguera, alias Darling, así como el dueño de la empresa que al parecer importaba los insumos para la red criminal.

El empresario es Hoffman Melo, conocido por ser el que dirige una empresa de pirotecnia. De hecho, ha sido integrante de la federación que agrupa a este sector en Colombia.

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Los otros detenidos son Yeni Pulido y German Avendaño, quienes cumplirían el rol de coordinadores, y las funciones de distribuidores las realizarían Jesica Espitia, Luis Ramos, Edwin Obando, Brenda Vásquez y Willinton Vásquez.

Las capturas se dieron en Bogotá, Medellín, Mosquera y  Chiquinquirá, donde también incautaron más de tres toneladas de sustancias explosivas y armas de fuego. 

En total se incautaron tres toneladas de sustancias explosivas, 8.005 detonadores no eléctricos, 8.160 fósforos eléctricos que permiten activar artefactos explosivos, 428 metros de cordón detonante, 37 detonadores modificados, 1.500 metros de mecha de seguridad, 3 armas de fuego tipo pistola, 1 revolver, 1 escopeta calibre 12, 2 armas de fuego traumáticas, 3 proveedores, 110 cartuchos calibre 9 mm, 14.400 dólares, 123 millones de pesos colombianos, 14 celulares. "Así mismo, se afectaron las finanzas criminales de esta estructura, mediante la ocupación de 12 bienes con fines de extinción del derecho de dominio avaluados en 1.750 millones de pesos colombianos", dio a conocer la Policía.

"Esta estructura delincuencial se dedicaba principalmente a la compra e importación legal de sustancias primarias para la elaboración de artefactos explosivos improvisados a base de clorato de potasio desde Alemania, Italia, Suecia, China y España", explicó la Policía.

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Al parecer, para el ingreso de esas sustancias se utilizaba como fachada a una empresa de pirotecnia, la cual argumentaba que tenía establecimientos comerciales en todo el país, los cuales solo existían en documentos. "Sin embargo, un vez puesta la sustancia en Colombia, era ofrecida y vendida a organizaciones criminales", dice la investigación.

Supuestamente, estos productos eran almacenados en bodegas clandestinas sin asegurar la disposición y el control de estas sustancias colocando en riesgo la vida de las personas que residían y trabajaban a sus alrededores. Las sustancias llegaban a Bogotá, desde donde las repartían en encomiendas a otras ciudades, para así evadir controles, haciéndolas pasar como productos agroquímicos y repuestos para maquinaria pesada.

Ahora, las nueve personas tendrán que responder por los delitos de concierto para delinquir, fabricación, tráfico y porte de armas, municiones de uso restringido, de uso privativo de las fuerzas armadas o explosivos.

Redacción Justicia

El Tiempo