A pocos días de que se cumplan 31 años del atentado al avión HK 1803 de Avianca, que acabó con la vida de sus 107 ocupantes, los familiares de las víctimas organizaron un conversatorio como antesala a la presentación del informe sobre el hecho por parte de la Fundación Colombia con Memoria a la Comisión de la Verdad.
En el foro –que fue moderado por Martha Soto, editora de la Unidad Investigativa de EL TIEMPO– participaron investigadores del Centro Nacional de Memoria Histórica, el museo Casa de la Memoria de Medellín, la plataforma NarcosLab, la Comisión de la Verdad y de Colombia con Memoria.
Los istas hablaron de la importancia de construir memoria a través del arte, la influencia de la narcocultura en el desarrollo del país y la importancia de construir nuevas narrativas que contribuyan a la verdad.
Las iniciativas de memoria son ejercicios que están en la práctica política y social mucho antes de la existencia de la institucionalidad
Así, uno de los puntos que se pusieron de relieve fue la importancia de darles voz a las víctimas y abrir espacios para que tanto estas como la sociedad en general puedan recordar los hechos violentos y dolorosos vividos, desde la óptica de la no repetición..
Yohana Cuervo, del Centro Nacional de Memoria Histórica, habló sobre la importancia de darle centralidad a la voz de las víctimas. "Si bien es cierto que hay que hacer ejercicios de investigación, eso no quiere decir que las organizaciones sociales y de víctimas de este país no lo hayan hecho. La memoria histórica y las iniciativas de memoria son ejercicios que están en la práctica política y social mucho antes de la existencia de la institucionalidad que trabaja el tema de la memoria", dijo la investigadora.
Cuervo anunció la construcción de un mural en cada una de las tres ciudades que concentran la mayor cantidad de víctimas del atentado al avión de Avianca: Bogotá, Cali y Medellín. Este será el resultado de un trabajo entre las víctimas y el CNMH.
Por su parte, Jairo Andrade, escritor de la novela 'Cadáveres de papel', habló sobre la importancia de obras como la suya en la construcción de memoria. "La literatura y el arte funcionan como una especie de aparato de consciencia de una sociedad (...) Las narrativas que se construyen en torno de todo hecho, nos permiten apropiarnos mediante el lenguaje del mundo. Muchas historias alrededor de un mismo hecho, ayudan a comprender mejor este hecho", aseguró.
Otro de los puntos centrales que se abordaron en el conversatorio fue la influencia de la polarización en las discusiones sobre hechos trágicos como el atentado al avión. Al respecto, Arturo Charria dijo que, en medio de los discursos de lado y lado, "es posible ir encontrando cuáles son las posturas, las tensiones, los miedos, y, justamente desde esas memorias que pueden ser polarizantes, construir puentes que comiencen a conciliar".
La literatura y el arte funcionan como una especie de aparato de consciencia de una sociedad
Yohanna Cuervo, a su turno, dejó un mensaje que debe sobresalir sobre las discusiones de orillas opuestas: "La memoria no es únicamente recordar el hecho victimizante, la memoria es también recordar qué hicieron las familias para poder sobrevivir, qué han hecho para combatir la impunidad, qué ha hecho la sociedad para superar ese pasado y ese presente violento que tenemos".
¿Cómo cambiar la imagen 'narco' de Colombia?
El segundo del foro comenzó abordando el estigma que el narcotráfico ha dejado sobre nuestro país en la percepción internacional y los retos para transformarlo.
David Vargas, familiar de una de las víctimas del atentado al HK 1803 y cofundador de Colombia con Memoria, resaltó cómo el estigma ha afectado tanto la esfera social como la individual de los colombianos.
Alfonso Buitrago, miembro de NarcosLab, mencionó dos momentos que influyeron en esa percepción: la década de los 80, cuando les negaban a los colombianos la visa para visitar varios países en el exterior, y un segundo momento, cuando explotaron las novelas y series de televisión que retrataban desde el entretenimiento el narcotráfico.
Por su parte, Jairo Herrán, director del museo Casa de la Memoria de Medellín, habló de cómo el rechazo al narcotráfico y la violencia se transfiguró en imaginarios, sobre todo de los jovenes, muchos de los cuales cayeron en fenómenos como el sicariato.
Otro de los puntos que resaltó Herrán fue la manera como los países consumidores de narcóticos estigmatizan a los productores, como Colombia. "Allí también hay mucha hipocresía: la sociedad no discrimina a los sectores que consumen, pero sí discrimina a los de otras nacionalidades" que cultivan y procesan sustancias de uso ilícito.
JUSTICIA Y UNIDAD INVESTIGATIVA