Panorama de la industria del gas natural y sus grandes apuestas

En los últimos 25 años, la cobertura del servicio de gas natural en Colombia se ha ampliado del 17 al 67%, beneficiando hoy a más de 36 millones de colombianos, es decir, 11,3 millones de familias, 85% de ellas de estratos 1, 2 y 3, que tienen a un energético confiable y asequible que hoy les permite cocinar, mejorando su calidad de vida, mientras cerramos brechas de pobreza, género y desigualdad.

Por otra parte, el uso de gas natural (GN) puede ayudar a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), contribuyendo de manera significativa a la descarbonización de la economía y cumplir con los compromisos climáticos, especialmente en transporte e industria, además de mejorar la calidad del aire en las ciudades.

“También es un complemento efectivo para impulsar las energías renovables, proporcionando confiabilidad para respaldar la intermitencia de fuentes como la solar y la eólica, así como garantizar la estabilidad del sistema eléctrico. Además, tiene capacidad de promover la diversificación de fuentes de energía mediante el uso de gases renovables como el hidrógeno, el biogás y el biometano; este último, gracias al alto potencial de biomasa residual que existe en el país, puede ser aprovechado para inyectarse en redes de gas natural para uso doméstico, generación de energía, transporte e industrias”, señala Luz Stella Murgas, presidenta de la Asociación Colombiana de Gas Natural (Naturgas).

Así mismo, es posible aprovecharlo para la autosuficiencia en la producción de urea, fertilizante esencial en la producción de alimentos de la canasta familiar, contribuirá al cumplimiento del objetivo de hambre cero. Dichas iniciativas reflejan el compromiso del sector para avanzar hacia una matriz energética más limpia, diversificada y sostenible, donde el gas natural juega un papel clave.

Y es que la demanda de hogares, vehículos, comercios e industrias se ha abastecido con GN producido en Colombia: 36 millones de colombianos cuentan con este en sus casas; 87.000 taxistas y 1.400 conductores de camiones usan gas natural vehicular (GNV); el 100% de los buses en Cartagena y Valledupar, y el 30% del Sistema Integrado de Transporte Público de Bogotá, funcionan con este.

Entre las apuestas que tiene esta industria, se destaca la estrategia de expansión del servicio de gas natural a hogares en zonas rurales, intermedias y urbanas, cuyo objetivo es facilitar la identificación y priorización de s potenciales, aplicando criterios de equidad y eficiencia, con el fin de optimizar la cobertura y garantizar que los recursos se destinen a las áreas que más lo necesiten. Según Murgas, aún hay 1,6 millones de hogares que cocinan con leña y 9,6 millones de colombianos en pobreza energética. “Cada vez que se sustituye la leña por el gas natural como combustible para cocinar, es posible superar una privación de pobreza energética”, apunta.

El sector también se compromete con la diversificación de fuentes de energía mediante el uso de gases renovables como el hidrógeno, el biogás y el biometano. Es de resaltar el avance en materia de hidrógeno, pues se estima que Colombia tendrá un papel destacado en este mercado, con el potencial de ser el cuarto país en el mundo con el costo de producción más competitivo y el segundo en Latinoamérica.

Igualmente, se están realizando iniciativas para la implementación del biometano: en Medellín, EPM cuenta con una planta de producción de biometano para inyección a la red y una de biogás para generación de hidrógeno verde; y en Manizales, Efigas apoya el proyecto de producción de biometano a partir de los gases emitidos por el relleno sanitario de la región, con horizonte a 2026.

Además, apuestan por transformar el sector de transporte público de pasajeros y el de carga. Por ejemplo, ofrecen una alternativa de financiación llamada ‘Gas Track’, respaldada por 10 diez empresas afiliadas a Naturgas, con una inversión que alcanza los 760.000 millones de pesos, para brindar a los pequeños transportadores del país, dueños de hasta tres camiones, la oportunidad de modernizar sus vehículos que actualmente superan los 20 años de uso, a unidades nuevas con motores dedicados a GN desde fábrica. “Esta alternativa tiene beneficios como tasas competitivas, periodos de gracia, así como la posibilidad de financiar hasta el 75% del valor total del vehículo”, comenta la directiva.

El gas natural juega un papel crucial en el desarrollo y bienestar de Colombia. En primer lugar, su democratizado le ha permitido hoy al país elevar la calidad de vida de más de 36 millones de colombianos, el 85% de ellos en estratos 1, 2 y 3, que tienen a un energético confiable y asequible.

A nivel industrial, se ha consolidado en un insumo clave para múltiples procesos productivos, pues representa el 32% de la canasta de energéticos que usa la industria. Gracias a su utilización eficiente, contribuye a la competitividad y acelera la descarbonización. En el sector transporte, el GNV reduce emisiones contaminantes de material particulado fino y gases en hasta un 99,9%, óxidos de nitrógeno en hasta un 75% y de CO2 entre un 30 y 50%.

En lo que respecta a la generación de energía, cabe recordar que alrededor del 80% de la energía eléctrica proviene de hidroeléctricas. El 20% restante se genera con plantas a carbón, gas natural (con el 12%), y en una menor porción con energías renovables. Desde la perspectiva ambiental, de las 279 millones de toneladas de CO2 que emite Colombia al año, el sector es responsable de 2,8 millones, es decir, el 1%.

“En Colombia, el gas natural se ha consolidado como un energético versátil, seguro y confiable capaz de contribuir al crecimiento económico, tecnológico, ambiental y social del país, y le permitirá lograr una transformación de la matriz energética justa”, asegura Murgas.

Colombia enfrenta hoy un reto significativo sobre la autosuficiencia de gas natural, que ha mantenido desde hace 45 años. “Perder la autosuficiencia de gas natural para cubrir la demanda esencial e industrial, nos obliga a importar gas natural para garantizar el abastecimiento. La suma de gas local con gas importado evitaría un racionamiento en 2025. Este debe ser un asunto de máxima prioridad para la seguridad energética del país”, señala la presidenta de Naturgas.

Para la directiva, también es clave que se flexibilicen las reglas de compra y venta de gas natural. “El gas en Colombia se vende una vez al año, justo en el periodo en el que nos encontramos. Sin embargo, el mecanismo para realizar esas compras y ventas, como el de la subasta, fueron previstos cuando había abundancia de gas. De ahí la importancia de que el Ministerio de Minas y Energía y la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) ajusten estos mecanismos para mitigar el impacto en precios frente a la escasez”, asegura.

Por otra parte, el desarrollo de proyectos de yacimientos no convencionales sería la alternativa más eficiente para evitar un déficit de gas en los próximos años. “Urge anticipar el desarrollo de los proyectos, sobre todo de costa afuera, donde está concentrado el mayor potencial de nuestras reservas y que nos permitirán retomar la autosuficiencia”, indica.

Finalmente, Luz Stella Murgas, presidenta de Natural, señala la importancia de acelerar el potencial gasífero ubicado en áreas continentales de la costa atlántica y del piedemonte llanero; así como los incentivos para la ampliación de infraestructura que permita evacuar gas de campos que hoy no tienen conexión al sistema de transporte.