Humedales, la clave de un ecosistema urbano equilibrado en Bogotá

Aunque mucho se habla sobre estos cuerpos de agua, poco se sabe sobre la función vital que cumplen y los cuidados que necesitan, por eso ciudadanos y la Empresa de Acueducto trabajan de la mano para conservarlos.

Hay quienes dicen que Bogotá está construida sobre un gran cuerpo de agua, y ahora la ciudad cuenta con 15 humedales de sabana reconocidos por el Plan de Ordenamiento Territorial que hacen parte de cuatro cuencas hidrográficas que contienen decenas de ríos, quebradas, canales y humedales.

Tina Fresneda es una enamorada de la naturaleza y una defensora de los cuerpos de agua y la fauna que los habita. Es vecina del humedal Tibanica y pasa sus días, como ella misma lo dice, escuchando al ambiente y aprendiendo a leerlo.

Trabaja con los jóvenes de su comunidad y a bordo de TransMilenio los lleva a conocer humedales más lejanos para que puedan observar las diferencias entre cada ecosistema. Les explica cómo y dónde nacen las quebradas y les habla de la conectividad que existe entre los cuerpos de agua de la ciudad, conectividad que le pide a la Empresa de Acueducto recuperar y fortalecer para que todo el ecosistema pueda sanarse.

Atendiendo esta petición y la de millones de bogotanos más y siguiendo la Política Distrital de Humedales, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) ha estado adelantando acciones en pro de reverdecer la ciudad. Corrección de cientos de conexiones erradas, estudios e intervenciones para llevar más agua limpia a los humedales, plantaciones de miles de árboles en torno a la red hídrica, limpieza periódica de los quince humedales y protección de áreas que rodean las quebradas y los páramos son algunas de las prioridades de la empresa; tarea en la cual lleva mas de veinte años como aporte a la ciudad.

Javier Sabogal, gerente ambiental de la EAAB, habló con El Tiempo sobre la importancia de los humedales dentro de la estructura ecológica principal de la ciudad, estos “ayudan a la regulación hídrica, funcionan como esponjas y evitan que haya desbordamientos de agua”.

Por lo anterior, el Acueducto está implementando diferentes estrategias para recuperarlos y conservarlos entre las cuales se incluye la limpieza constante que está a cargo de uno de sus contratistas, Aguas de Bogotá, la recuperación de los espejos de agua y en algunas ocasiones los cerramientos de los humedales pues, aunque lo que la empresa busca es una integración y apropiación por parte de la comunidad, hay sectores en los que se hace necesario limitar el para impedir la entrada de residuos, reducir la inseguridad y así conservar estos ecosistemas.

Al respecto, Helen Silva Jiménez, vecina y cuidadora del río Tunjuelo cuenta que de la mano con el Acueducto ha estado desarrollando proyectos en los cuales les enseña a niños, jóvenes y adultos a “valorar y cuidar la naturaleza, a reciclar y apadrinar las plantas. Ellos mismos las siembran, las riegan y se encargan de mantener limpio su entorno”.

“Actualmente estamos trabajando en la arborización alrededor del río Tunjuelo con la comunidad y especialmente con los niños y los jóvenes. En nuestro sector hay muchas madres cabeza de hogar que deben trabajar y pasar mucho tiempo por fuera de sus casas, sus hijos pasan mucho tiempo en la calle recibiendo todo tipo de influencia y por eso es fundamental enseñarles nuevos conocimientos, capacitarlos y mostrarles una realidad diferente a través de la naturaleza para que encuentren un buen futuro”, afirma Helen.

Junto a de las comunidades vecinas de los cuerpos de agua de las cuatro cuencas que atraviesan la ciudad: Torca-Guaymaral, Salitre, Fucha y Tunjuelo; el Acueducto ha plantado 16.496 árboles en los últimos 2 años y espera llegar a 100 mil en el 2024 priorizando áreas de ronda hídrica, humedales y cerros orientales que son fundamentales para la generación de agua en Bogotá.

Con el fin de proteger las fuentes abastecimiento de la capital, la EAAB tiene el objetivo de adquirir 6.000 predios que estén asociados a la conservación de los cuerpos hídricos.

De acuerdo con Andrés Ramírez, director de gestión ambiental del sistema hídrico de la empresa, en el momento de adquirir estos predios “los dueños ofertan sus terrenos para que aporten a la protección del agua en la ciudad, muchos de ellos están en zonas de reserva forestal y para muchos la mejor opción es vender porque en ningún caso la normativa les permite usos diferentes a la conservación”.

Liliana Novoa es docente, licenciada en ciencias naturales y educación ambiental, y es vecina de la quebrada La Salitrosa que hace parte de la cuenca Torca-Guaymaral. Para esta mujer, apasionada por el cuidado y la conservación del ambiente, el mayor problema que hoy enfrentan los humedales son las conexiones erradas.

Se trata de los vertimientos de aguas residuales que los ciudadanos conectan improvisadamente a quebradas, ríos y humedales. “No solo trabajo con los niños de mi colegio sino que ya he creado un círculo de acción con sus familias. Llevo a mis niños a conocer la microcuenca de La Conejera y allí podemos evidenciar el deterioro de las aguas ocasionado por las conexiones erradas. Aún falta mucho trabajo para poder conservar el ecosistema”, asevera Liliana.

Frente a esta situación, Sabogal afirma que el Acueducto ha estado haciendo un “esfuerzo gigantesco enfocado en corregir las conexiones erradas asociadas a los humedales. Teníamos una meta de 1.500 conexiones corregidas para el 2024, actualmente estamos cerca de lograrlo por lo que esperamos llegar a unas 2.000”. Esta es una problemática dinámica pues la Empresa corrige centenares al año, pero otras tantas vuelven a aparecer posteriormente.

Además de estas acciones en los 15 humedales de Bogotá también se desarrollan talleres de fotografía y video en los que funcionarios de la empresa les enseñan a los ciudadanos a usar sus equipos mientras que conocen y se apropian de estos espacios. Allí retratan aves que hoy habitan estos ecosistemas y los cuerpos de agua de la ciudad.