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El líder de los talibanes se mantiene en la sombra
El jefe supremo de este movimiento es clave para el equilibrio entre las facciones fundamentalistas.
Una captura de imagen tomada de la televisión Al-Jazeera con sede en Qatar el 16 de agosto de 2021 muestra a de los talibanes tomando el control del palacio presidencial en Kabul después de que el presidente de Afganistán voló fuera del país. Foto: AFP / HO / AL JAZEERA
Desde que tomaron el poder en Afganistán el 15 de agosto, muchos dirigentes talibanes aparecieron en público en Kabul. Sin embargo, el líder supremo del movimiento fundamentalista, Haibatullah Akhundzada, sigue manteniéndose en la sombra.
Mulá especializado en cuestiones religiosas y judiciales, el nombre de Akhundzada empezó a escucharse en mayo de 2016, cuando sustituyó al frente de los talibanes al mulá Mansur, quien murió en un ataque estadounidense con drones en Pakistán.
Su primer objetivo era unir al movimiento fundamentalista, dividido por las luchas internas y el descubrimiento de que se había ocultado la muerte de su fundador, el mulá Omar, durante años.
Apenas se sabe nada del papel de Haibatullah Akhundzada, quien solo se manifiesta durante las fiestas islámicas.
Esa fotografía del 2016 es la única que hay del mulá Haibatullah Akhundzada, quien ha sido reacio para aparecer en público. Foto:AFP / Talibán afgano
Para muchos analistas, su rol es más simbólico que operativo. Se ignora dónde está y nunca ha hecho apariciones públicas. Los talibanes solo difundieron una foto de él.
Hijo de un teólogo, originario de Kandahar, territorio pastún y cuna de los talibanes, Akhundzada gozaba antes de su nombramiento de una gran influencia en el movimiento y llegó a dirigir su sistema judicial.
Desde que recuperaron el poder de Afganistán, tras haber sido expulsados hace 20 años por una coalición internacional encabezada por Estados Unidos, los talibanes no informaron sobre sus desplazamientos y actividades. “Si Dios quiere, lo verán pronto”, aseguró esta semana a la prensa el principal portavoz talibán, Zabihullah Mujahid.
Los jefes de las diferentes facciones talibanes se han ido mostrando públicamente en Kabul estos días.
Tradicionalmente los talibanes han dejado a su líder supremo en la sombra.
El fundador del grupo, el mulá Omar, llevaba una vida de asceta y apenas se le vio por la capital afgana durante su anterior periodo de gobierno en los años 90.
Omar vivía escondido en su domicilio de Kandahary era muy reticente a recibir a dirigentes en su casa. Pero su palabra se consideraba sagrada, un respeto que ninguno de sus sucesores consiguió.
Para Laurel Miller, que dirige el programa Asia del International Crisis Group, Haibatullah Akhundzada “parece haber adoptado un modo de vida similar de ermitaño”.
Los talibanes piensan que están en yihad” mientras haya fuerzas extranjeras en el territorio afgano
Esta discreción podría responder también a un tema de seguridad para evitar un final similar al de su predecesor, Mansur, opina esta especialista.
“Podría aparecer pronto para acallar los rumores sobre su muerte, pero es posible que se retire de nuevo para ejercer su autoridad de forma aislada, como lo hacía el mulá Omar”, añade.
El movimiento talibán, compuesto por varias facciones originarias de distintas partes de Afganistán y representantes de grupos con aspiraciones diferentes, sufrió al menos una escisión importante en 2015 cuando se conoció la noticia de la muerte del mulá Omar.
Tras 20 años de guerrilla, los fundamentalistas tendrán que mantener el equilibrio entre las diferentes facciones, de intereses a veces encontrados, en su vuelta al poder.
El vacío de poder podría desestabilizar un movimiento que, bajo Haibatullah Akhundzada, pudo mantener su cohesión a pesar de la guerra, la muerte de miles de sus combatientes, el asesinato o el envío a la cárcel de Guantánamo de algunos de sus principales dirigentes.
Para otros analistas, el líder talibán espera simplemente la retirada definitiva de los estadounidenses, el 31 de agosto, para mostrarse públicamente.
“Los talibanes piensan que están en yihad” mientras haya fuerzas extranjeras en el territorio afgano, comenta Imtiaz Gul, analista de temas de seguridad pakistaníes, “por eso su jefe supremo no se deja ver”.