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América Latina, la gran ausente en discurso del estado de la Unión de Joe Biden
El presidente estadounidense habló, entre otras cosas, de migración, drogas y relaciones con China.
Latinoamérica no suele ser un tema predominante en los discursos sobre el Estado de la Unión, que por lo general se concentran más en temas domésticos y algunos retos en la política exterior.
Pero en el que pronunció ayer el presidente Joe Biden, su segundo desde que llegó a la Casa Blanca y el primero ante una Cámara de Representantes dominada por el partido republicano, la región brilló por su ausencia.
A diferencia de años anteriores, cuando crisis como la de Venezuela se han abierto paso en las palabras de otros mandatarios, en el de este martes la única mención con implicaciones para el hemisferio fue cuando el presidente demócrata dijo que gracias a las nuevas políticas anunciadas el mes pasado "la inmigración ilegal de países como Haití, Nicaragua, Cuba y Venezuela se han reducido en un 97 por ciento".
Biden, de hecho, dedicó unas líneas más a mostrar firmeza en el control de la frontera sur, pidiendo a los republicanos aprobar una nueva iniciativa que elevaría tanto el personal como los equipos que, dicen, son necesarios para asegurar el paso entre México y EE. UU.
Aunque el presidente volvió a sugerir que el Congreso debe aprobar una reforma migratoria como única solución de fondo a la crisis, sus palabras dejaron entrever que este no es un tema al que piensa dedicar mucha energía ni capital político.
"Si no aprueban mi reforma migratoria integral, al menos aprueben mi plan para proporcionar el equipo y los oficiales para asegurar la frontera. Y un camino hacia la ciudadanía para Dreamers, aquellos con estatus temporal, trabajadores agrícolas y trabajadores esenciales".
Se trata, en todo caso, de un tema muy sensible para el mandatario pues los republicanos lo tienen claramente identificado como un punto débil de su istración que van a seguir explotando. De hecho, este martes, legisladores de este partido lo interrumpieron en varias ocasiones a los gritos para exigirle "asegurar la frontera".
El mandatario saluda a integrantes del Congreso de los Estados Unidos. Foto:AFP
Su tono también indica que Biden, de momento, le apostará más a la mano dura en temas migratorios y menos a mecanismos para facilitar o expandir la migración a EE. UU.
Una postura que va en contravía de los intereses del Gobierno colombiano, que le ha dado prioridad en su agenda con EE. UU. a la aprobación de medidas que den refugio temporal al número récord de connacionales que están llegando a ese país de manera ilegal.
Otro aspecto que tocó Biden en su discurso, y que también tiene algo de relación con Colombia y la región, fue el de las drogas. El presidente hizo énfasis en la lucha contra el tráfico de fentanilo, la poderosa droga a la que se atribuye la actual epidemia de opioides en EE. UU. y que está cobrando hasta 70.000 vidas anualmente. Biden prometió hacer más para frenar su flujo, que en gran parte pasa por México.
Para los republicanos, se trata de una crisis cuyo origen es también la ausencia de controles fronterizos. Algo que le recordaron, nuevamente interrumpiendo sus palabras: "es su culpa, su culpa, asegure la frontera", dijeron varios legisladores.
Otro recordatorio de lo explosivo que se ha vuelto este asunto y la relación que hacen, con fines políticos, entre la crisis de los opioides y la migración ilegal.
Los otros dos temas de relaciones internacionales que tuvieron prominencia en el discurso del presidente fueron China y Rusia, claramente identificados como los retos más grandes para el país.
En el caso de Beijing, el presidente insistió en que sigue viendo a este país como un competidor más que un enemigo. Pero a la luz del incidente el "globo espía", que fue detectado la semana pasada sobrevolando territorio estadounidense y que desató toda una crisis diplomática, el mandatario endureció aún más su postura.
"Pero no se equivoquen: como dejamos claro la semana pasada, si China amenaza nuestra soberanía, actuaremos para proteger a nuestro país. Y lo hicimos", afirmó el mandatario.
Muchos vieron en las palabras una estrategia para neutralizar las críticas de los republicanos, que lo han acusado de ser débil frente al gigante asiático.
Pero no hay duda que la decisión de derribar al globo, sumado a la contundente frase pronunciada este martes. complicarán una relación que ya de por si venía en deterioro.
Pero no se equivoquen: como dejamos claro la semana pasada, si China amenaza nuestra soberanía, actuaremos para proteger a nuestro país. Y lo hicimos.
En el caso de Rusia, Biden volvió a cuestionar a Vladimir Putin por su brutal guerra contra Ucrania y prometió seguir ofreciendo ayuda a este país para que pueda defenderse. En términos, el presidente amarró como una lucha entre la democracia y el autoritarismo que, a su juicio, va ganando la primera.
Pero fue el eje doméstico a lo que Biden dedicó la mayor parte la casi hora y media que duró su discurso ante la nación.
Usando un tono positivo sobre el futuro del país y conciliatorio con sus rivales republicanos, el presidente hizo un resumen de los éxitos de su gobierno, entre ellos la aprobación de históricos recursos para recuperar la infraestructura del país y combatir el cambio climático. El presidente, además, hizo mucho énfasis en su lucha por la clase media y por qué los ricos del país deben asumir un costo más alto de la recuperación económica a través del pago de mayores impuestos.
Un acento populista, con fines electorales, cuyo objetivo parece ser recuperar la confianza de los llamados votantes de "cuello azul", por años la base del partido demócrata pero que han migrado hacia el partido republicanos en los últimos ciclos electorales.
Biden hizo, además, mucho hincapié en el momento que vive la economía estadounidense, que viene registrando los niveles más bajos de desempleo en cinco décadas y donde la inflación ha comenzado a mermar. Así mismo, la creación de más de 12 millones de nuevos empleos en sus dos años en la Casa Blanca. Cifra que, según dijo, es más alta que la generada por sus antecesores en cuatro años.
El reto de Biden en este punto era grande pues, a pesar de que las cifras son reales, las encuestas revelan una alta insatisfacción de los estadounidenses por el estado de la economía, que se sigue reflejando en los índices de aprobación de su mandato, estancado aún por debajo del 45 por ciento.
El otro aspecto relevante en el discurso del presidente, o al menos así lo vieron la mayoría de medios y expertos en EE. UU., es que pareció ser la antesala del anunció de su campaña de reelección para el 2024. Aunque Biden no lo dijo de frente -y aún no confirma sus intenciones de aspirar a un segundo período- repitió en 14 oportunidades está misma frase: "Terminemos el trabajo que comenzamos (Let's finish the job)", insistiendo en que si bien se ha logrado mucho todavía falta por hacer.
De hecho, ya se anticipa que este será uno de los esloganes de su campaña.
Los medios y expertos destacaron también el tono enérgico de su discurso y su agudeza mental para responder con velocidad y gracia a los gritos de los republicanos. En un momento dado, cuando los criticó por querer cortar los beneficios que otorga la seguridad social para reducir tanto déficit como gasto, provocando insultos de "mentiroso" entre sus rivales, respondió con un "me gustan los convertidos, veo que entonces no tendremos problema con eso".
El presidente saluda al nuevo líder de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin Mcarthy. Foto:AFP
Un golpe astuto pues los republicanos siempre le han apuntado a reducir este tipo de programa pero este martes los comprometió a no tocarlos.
Esa imagen que proyectó el presidente, enfática con el sufrimiento de la gente, pero listo para dar la pelea, era importante pues muchos en su propio partido ni siquiera están seguros de que Biden, a sus 80 años, sea la mejor opción para representarlo en los comicios del 2024.
Pero eso fue algo, al menos de momento, que pareció despejar en este discurso sobre el estado de la Unión.
La respuesta de los republicanos al discurso le correspondió a la gobernadora de Arkansas Sara Hukabee Sanders, quien, en contraposición, acusó a Biden de los principales problemas del país y pidió elegir a "una nueva generación de líderes".
Una apuesta que si bien podría tener impacto entre votantes más jóvenes, se desinfla con la candidatura de Donald Trump que, a sus 78 años, es el favorito para ganar las primarias de su partido para las elecciones presidenciales.