El senador que aspira a ser el primer presidente republicano negro de EE. UU.

Este miércoles, el senador republicano Tim Scott sorprendió a unos cuantos al anunciar su intención de crear un "comité exploratorio” de cara a las elecciones presidenciales del año entrante en Estados Unidos. Algo que, en el lenguaje político de este país, equivale a un lanzamiento semi-oficial de su candidatura, pues le permite comenzar a recoger fondos con ese fin.

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Scott, que representa a Carolina del Sur en el Congreso de EE. UU., es afroamericano, un grupo racial que por lo general no se asocia con este partido y de allí el interés que está despertando tanto su candidatura como sus reales intenciones.

De acuerdo con el Senador, decidió explorar la opción luego de una correría por varios estados del país, entre ellos Iowa y New Hampshire, dos de los que votan primero y suelen marcar tendencia.

"Lo que encontré es que la gente está hambrienta de esperanza. Están hambrientos de un mensaje positivo y optimista anclado en valores conservadores", dijo el Senador durante una entrevista con la cadena Fox , en la que habló por primera vez de sus posibilidades.

Sobre el papel, su candidatura tiene mucho sentido. Es un empresario convertido a político con mucha experiencia, pues lleva 15 años en el Capitolio. Primero como Representante a la Cámara y luego en el Senado desde el 2013.

Además, su historia es la típica del sueño americano: creció muy pobre, pero se fue haciendo paso a punta de tenacidad y esfuerzo. Algo que suele traer a colación cuando tiene la oportunidad.

“Nuestra familia pasó del algodón al Congreso en una sola vida. Y es por eso que creo que el próximo siglo estadounidense puede ser mejor que el anterior”, dijo en alguna ocasión.

A lo largo de su carrera ha definido aspectos clásicos del movimiento conservador en el país, como la postura antiaborto, disciplina fiscal, apertura comercial y mano dura en política exterior. Pero también, como muchos en el partido, en tiempos recientes se ha movido más hacia la derecha en otros frentes, como el migratorio.

Se opone, por ejemplo, a que a los ilegales se les ofrezca un camino a la ciudadanía, cree que se debe castigar severamente a quienes les den empleo y que, en cualquier caso, el inglés debe ser el idioma obligatorio del país.

Si bien no se puede considerar "trumpista", mantiene buenas relaciones con el expresidente estadounidense y lo ha defendido en múltiples ocasiones, salvo cuando ha hecho comentarios que pueden ser considerados racistas.

Además, está muy bien parado ante la jefatura del partido, que lo designó en el 2021 para dar la respuesta republicana al primer Discurso sobre el Estado de la Unión del presidente Joe Biden.

En la práctica, sin embargo, las posibilidades de obtener la nominación republicana para las elecciones generales del año entrante son más bien nulas.

En primer lugar, porque aparte de Carolina del Sur, Scott es un desconocido a nivel nacional. Pero, sobre todo, porque esa contienda se está perfilando como una carrera entre dos, o quizá solo uno.

De momento, el expresidente Trump obtiene más del 50 por ciento de favorabilidad en las encuestas. Números que han crecido a raíz de su procesamiento criminal en una corte de Nueva York, y que pocos ven cayendo en los meses que hacen falta para el inicio de las primarias. El único que parecería con opción de desafiarlo es el gobernador de Florida Ron DeSantis, que no ha anunciado aún su candidatura.

Además, Scott entra en una carrera que desde ya se ve abultada. Por lo pronto, van cuatro candidatos que se han lanzado oficialmente: Trump, la exgobernadora de California Nikki Haley, el exgobernador de Arkansas Asa Hutchinson, y el empresario Vivek Ramaswamy. Pero se espera que pronto salten al ruedo DeSantis, el exvicepresidente Mike Pence, el exsecretario de Estado Mike Pompeo y otros.

Entre más personas se lancen, más fácil es el camino para Trump, que ya cuenta con un sólido apoyo entre la base del partido mientras que los otros se dividirán el resto.

Es más, con su lanzamiento Scott le estaría haciendo un favor al expresidente, pues le ayuda a dividir el voto anti Trump.

Por eso muchos opinan que el verdadero juego de Scott es que Trump, o quien gane, lo designe como su fórmula para la vicepresidencia. Una estrategia que otros han empleado en el pasado para "madurarse", pero que, en el caso del Senador, podría dar resultados.

Aunque el expresidente sigue siendo popular y obtuvo 72 millones de votos en las elecciones pasadas (8 menos que Biden), tiene una alta imagen negativa y ya habría alcanzado un techo. Scott, en ese sentido, le ofrece un rostro que podría tranquilizar a unos cuantos y además dividir el voto afroamericano, que suele ser clave para el partido demócrata.

Scott niega que esas sean sus intenciones y afirma que quiere ser el primer presidente republicano de color. Puede ser. Pero también sabe que haría historia como candidato a la vicepresidencia.

Eso es lo que está por verse.

SERGIO GÓMEZ MASERI

CORRESPONSAL EL TIEMPO

WASHINGTON

En Twitter: @sergom68