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Noticia
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Arranca la carrera para suceder al Papa Francisco: ¿quiénes son los más opcionados?
La gran pregunta es si a Francisco lo sucederá un continuador de sus reformas o no.
Aquejado por recurrentes problemas de salud que los voceros del Vaticano atribuyen a una bronquitis, a un severo cuadro gripal y hasta a problemas respiratorios, el papa Francisco, a quien le cuesta caminar y a quien los largos discursos lo dejan sin aliento, se vio obligado a suspender algunas de sus apariciones durante la Semana Santa.
A los 87 años -11 de ellos como sumo pontífice-, Jorge Bergoglio luce agotado y débil mientras acumula achaques propios de su edad. No se debe olvidar que perdió el lóbulo superior de su pulmón derecho cuando apenas tenía 21 años, lo que reduce su capacidad respiratoria, algo que se ha complicado con los años. Además, en los años recientes se ha visto obligado a usar una silla de ruedas por una dolencia ortopédica de rodilla, y en junio pasó por el quirófano para una delicada operación de hernia intestinal.
El papa Francisco durante la bendición 'Urbi et Orbi' del domingo de resurrección. Foto:EFE
Entre tanto, el empeño del Papa por reformar la iglesia católica con decisiones como la de abrir las puertas a la bendición por parte de los sacerdotes a las parejas homosexuales, ha dividido a la curia. En África, decenas de obispos se niegan a dar dicha bendición, mientras en Estados Unidos, Joseph Strickland fue destituido en noviembre como obispo de Tyler, Texas por sus críticas a Francisco, a quien el prelado -enemigo del aborto y de bendecir a las parejas homosexuales- llegó a acusar de “socavar el depósito de la fe”.
Francisco nombró 7 de cada 10 cardenales que hoy son electores, y privilegió siempre perfiles liberales.
El clima opositor se había caldeado en julio, tras la designación, al frente del dicasterio para la Doctrina de la Fe, de un amigo argentino de Francisco, monseñor Víctor Manuel Fernández, la mente aperturista y liberal tras el pensamiento papal. Fernández se encargó de firmar, en diciembre, la declaración ‘Fiducia supplicans’ que planteó la bendición a las parejas integradas por personas del mismo sexo, aunque no necesariamente a su matrimonio.
En la orilla opuesta, cerca de 200 obispos alemanes reunidos hace un año en Francfort lanzaron una declaración en la que aprobaban el de las mujeres al diaconado, un primer paso a que puedan convertirse en sacerdotisas, y anunciaban que, a partir de 2026, ellos sí bendecirán matrimonios de parejas del mismo sexo. Para rematar, pedían al Papa revisar el celibato sacerdotal.
Papa Francisco durante las celebraciones de Semana Santa. Foto:AFP
En este clima de división, y con la salud del pontífice en evidente deterioro, en la Santa Sede se vive un “ambiente general de fin de reinado”, tal y como lo calificó el vaticanólogo francés Jean-Marie Guénois, redactor en jefe de asuntos religiosos del diario Le Figaro, en un artículo este lunes.
Guénois cita a un veterano de la curia, a la hora de describir a Francisco en este periodo final de su papado. “Aislado, desconfiando de sus colaboradores, gobierna solo y su carácter autoritario se afirma cada día más”, asegura la fuente que, como es obvio, el periodista mantiene bajo reserva. Consecuencia inevitable de este clima, la carrera por la sucesión del Papa ya arrancó.
¿Quiénes son los favoritos para suceder al Papa Francisco?
En los regímenes cuyos gobernantes cumplen un periodo fijo, a medida que se aproxima el final de éste, las especulaciones sobre su sucesor se multiplican, mientras los aspirantes empiezan a destapar sus cartas. No sucede así con el papado, pues el mandato es vitalicio y cualquier especulación o, aún más grave, cualquier candidatura más o menos evidente, son vistas como irrespetuosas con el pontífice en ejercicio.
Aun así, la edad y los problemas de salud de Francisco han abierto el juego, y los vaticanólogos comienzan a destapar sus apuestas sobre la decisión que debe adoptar, llegada la hora, el colegio cardenalicio. Aunque lo integran 221 purpurados, sólo 123 votarían hoy en el cónclave, pues los otros 98 pasaron los 80 años, edad límite para ser elector.
“Aún si no ha logrado sacar adelante sus reformas, Francisco arrinconó en número y poder a sus opositores”.
Cuatro nombres centran la atención de la prensa europea que sigue estos asuntos, aunque no son los únicos citados como favoritos por los vaticanólogos y las fuentes diplomáticas que conocen los entresijos de la Santa Sede, y que EL TIEMPO consultó.
El cardenal Anders Arborelius, arzobispo de Estocolmo, es mencionado como papable por varias fuentes, gracias a dos grandes fortalezas. La primera radica en que es respetado tanto por progresistas como por conservadores, pues más que poner énfasis en posturas ideológicas, promueve ir más a fondo en la evangelización, y en la construcción espiritual e interior del ser humano.
La segunda ventaja es provenir de un país donde el catolicismo no es mayoría, pero podría resultar fortalecido si un sueco es elegido Papa. De niño, Arborelius no fue bautizado como católico y sólo se convirtió a los 19 años. Es un reconocido teólogo que en septiembre cumplirá 75. El vaticanólogo Guénois destaca que es un hombre de “un carisma evidente”.
Un joven cardenal italiano podría ser la gran sorpresa: el patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa. Sus 59 años -muy joven para ser Papa- pueden ser vistos como desventaja, pero a la luz de los problemas de salud de Francisco, la idea de un pontífice saludable y vigoroso quizás coja vuelo en el cónclave.
También resulta atractiva su excelente relación con Israel (habla hebreo con gran propiedad) y su disposición a mediar en el violento conflicto en Gaza. Por último, otra eventual ventaja: después de tres pontificados no italianos (un polaco, un alemán y un argentino), el cargo podría regresar al país que acoge al territorio del Vaticano.
Fuerte candidato puede resultar el cardenal Pietro Parolin, otro italiano, no tan joven como Pizzaballa, pero aún bajo el listón de los 70 años (tiene 69). Es la figura más conocida del Vaticano hoy, después del Papa Francisco. Parolin ha sido por 11 años secretario de Estado de la Santa Sede, y tiene por ello un detallado conocimiento de los interiores del poder en Roma, pero también, por sus continuos viajes como jefe de la diplomacia de la Iglesia, ha estrechado la mano de la mayoría de los cardenales del planeta.
Al igual que el sueco Arborelius, ha logrado ponerse por encima de la batalla entre conservadores y progresistas, y eso a pesar de haber ayudado a Francisco a impulsar su agenda de reformas. Según el periodista Guénois, su nombre “es el que más se escucha en Roma para una eventual sucesión”.
Europa cuenta con otro fuerte candidato, el húngaro Péter Erdö, arzobispo de Budapest, de 72 años, doctorado en derecho canónico. Es respetado por los sectores conservadores -lo cual en la coyuntura actual no necesariamente es una ventaja-, que valoran en él tanto sus capacidades de como su apego a un cierto clacisismo teológico. Sin embargo, su falta de calidez en el trato personal y de carisma en sus funciones públicas, pueden pesar en su contra.
Vaticano Foto:iStock
Ni África ni América Latina tendrían opcionados
El problema de estos favoritos es, justamente, que lo son. Como le explicaba a EL TIEMPO este lunes un diplomático europeo familiarizado con las cuestiones vaticanas, “nada hace más daño a un papable que aparecer en los listados de candidatos con mayor opción, una condición que no es bien vista entre los cardenales, en especial los más tradicionalistas”. Pero esta vez, agrega la fuente, los tradicionalistas no son mayoría, pues Francisco, que nombró 7 de cada 10 cardenales que hoy son electores, privilegió siempre perfiles liberales.
Hay más nombres sobre el tapete como el del cardenal francés Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella, cuya organización de la exitosa visita de Francisco a esa ciudad en septiembre ha sido elogiada por el Papa mismo. Punto en contra: no habla italiano.
Después de un Papa argentino, es muy difícil que un latinoamericano vuelva a ganar.
Asia tiene cuando menos dos nombres con cierta fuerza: Charles Maung Bo, arzobispo de Rangún, Birmania, que por algo es presidente de los obispos asiáticos; y el cardenal Malcolm Ranjith, de Sri Lanka, que como lo recuerda el vaticanólogo Guénois, ya fue papable en 2013, cuando el cónclave eligió a Francisco.
¿Y qué pasa con África? Todo indica que, con sus 17 votos en el cónclave, ese continente pesará en la elección, pero la oposición de la gran mayoría de sus prelados a bendecir las parejas homosexuales hace que los partidarios de Francisco, un bloque mayoritario en el colegio de cardenales, no quieran esta vez saber de África. Sobre América Latina, con 18 votos en el cónclave, resulta muy poco probable que, después del Papa argentino, la región vuelva a ganar.
Pero más allá del nombre, la gran pregunta es si a Francisco lo sucederá un continuador de sus reformas o un Papa que dé marcha atrás. Aunque es temprano para afirmar que el sucesor mantendrá el impulso reformista, es fácil descartar que quien venga sea un conservador enemigo de los cambios, muchos de las cuales aún son tema de debate y no decisiones adoptadas, a la espera de la continuación, este año, del sínodo que en 2023 empezó a examinar las propuestas del Francisco.
De los 123 electores habilitados hoy para votar en el cónclave, hay unos 80 de una u otra manera favorables a la agenda reformista del Papa. Por eso resulta improbable que un tradicionalista resulte elegido. “Aún si no ha logrado sacar adelante el grueso de sus reformas, Francisco ya logró reducir en número y poder a los que tanto se le han opuesto”, le explicó a EL TIEMPO una fuente diplomática.
Como detallaba hace pocas semanas el nicaragüense Adolfo Miranda Saenz, en un artículo divulgado por varios medios latinoamericanos, “algunos líderes tradicionalistas muy influyentes (…), antes muy poderosos” están ahora “en cargos menores o jubilados” y los que quedan “son minoría”.
Por lo pronto, y mientras los seguidores de Francisco esperan que se reponga de sus quebrantos y siga a la cabeza de la Iglesia varios años más, lo único seguro es dónde reposará su cuerpo una vez exhale el último suspiro. Él mismo escogió ser enterrado en la basílica papal Santa María la Mayor, en Roma, dedicada a la virgen, tal y como le contó Francisco al canal mexicano N+, en diciembre: “(La Virgen) es mi gran devoción, y voy a ser enterrado en Santa María la Mayor: el lugar está listo”.
MAURICIO VARGAS - ANALISTA EL TIEMPO - [email protected] /Instagram @mvargaslinares