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España: la indomable reina Letizia cumple cincuenta años
La reina consorte de España lidera, impone modas y ha sabido decidir con inteligencia.
La reina Letizia también es conocida como un referente en moda de la sociedad española. Foto: Ballesteros. EFE
Letizia Ortiz Rocasolano, la reina consorte de España, cumplirá 50 años el próximo 15 de septiembre, aunque no los aparenta. Luce más joven. Es una adicta de su imagen. De ahí que ha pasado por el quirófano varias veces y parece remodelada: cara, nariz y barbilla.
Sabe posar. Le gustan las fotos, pero no que la entrevisten. La siguen miles de personas en el mundo y a las españolas les gusta copiarse de sus pintas, su manera de peinarse y muchas envidian su delgadez.
Aunque tiene fama de mandona, autoritaria y antipática, junto a su esposo, el rey Felipe VI, todas esas críticas pasan desapercibidas. Desde 2014, cuando asumió la corona, Letizia ha pasado la prueba real de participar en casi 3.000 actos públicos en donde suele optar por el silencio, regla que le enseñaron desde que contrajo matrimonio, dejando en el pasado su conocido desparpajo, propio de una plebeya, con apenas 10 años de experiencia en los salones de palacio.
Desde entonces, la reina demostró ser totalmente diferente a Sofía y a todas las 10 reinas consortes que la precedieron en la línea de los Borbones, desde 1701, empezando por su falta de títulos nobiliarios en el árbol genealógico.
Divorciada y proveniente de una familia de clase media, hija del periodista Jesús José Ortiz y de la enfermera María Paloma Rocasolano, Letizia ha vivido más años en el mundo “normal” que entre la realeza. De ahí que la responsabilidad de conducir la Casa Real de España significó un peso que supo asumir rápidamente.
La nieta del taxista aprendió a actuar como noble. Se aguantó a su suegro, Juan Carlos I, quien nunca tuvo afecto por la esposa de su hijo. Y ya sabe que no debe disputarle el lugar de abuela a su suegra Sofía porque todavía hay quienes le recuerdan aquella escena en la catedral de Palma de Mallorca, el domingo de Pascua de 2018, cuando tuvo un encontronazo público. Aquella vez, intentó impedir que fotografiaran a la reina emérita con sus nietas.
Tiempo después, el diario El País obtuvo una explicación del episodio.
“El fallo de la reina Letizia fue decirle a la reina Sofía, con unas formas muy cuestionables, que las fotos con las niñas no las hicieran en la iglesia; que ese no era el momento ni el sitio. Y el de Sofía, que tiene un carácter obstinado, no darse cuenta de que ya no es la reina. Lo es su nuera. Y Sofía se empeñó hasta que la otra saltó”, destaca la declaración de uno de los testigos. Se sabe que Letizia la miró mal. Indómita.
La venganza de la reina Sofía llegó días después: la reina consorte tuvo que abrirle la puerta del carro a su suegra al llegar al hospital a visitar al rey emérito Juan Carlos, operado de una rodilla.
Desde entonces, mantienen la cortesía, aunque es claro que no se entienden.
El fallo de la reina Letizia fue decirle a la reina Sofía, con unas formas muy cuestionables, que las fotos con las niñas no las hicieran en la iglesia; que ese no era el momento ni el sitio
De armas tomar
Letizia, sin embargo, sigue el liderazgo de su suegra en cuestiones de talante humano. Contribuye al desarrollo de diferentes programas de ayuda en África y se ocupa de centenares de asuntos relacionados con la ayuda social.
Aunque constitucionalmente no es la primera autoridad del Estado, ella asume ese papel cuando realmente lo requieren las circunstancias. Sucede, por ejemplo, cuando sale de España a desarrollar tareas de cooperación y se le rinde culto, como si fuera el mismo rey. Ella ordena y manda.
No es creyente en un país de católicos ni practicante en un país lleno de iglesias. De hecho, dicen que hizo modificar el enunciado de las invitaciones de la Casa Real: “Su Majestad el Rey, que Dios Guarde”.
Y aunque Letizia viene del divorcio y del matrimonio civil, a la sociedad católica española eso no le importa. La quieren así. En contraste, la nobleza le cobra todo, y ella lo sabe. Por eso no se asoma al vecino Club de Puerta de Hierro, en Madrid. Prefiere reunirse con grandes actores y cultos del arte, junto a un café en el Palacio de la Zarzuela.
Letizia, quien antes de su matrimonio ejerció de periodista y trabajó en varios periódicos y cadenas de televisión, siendo presentadora del Telediario de Televisión Española hasta pocos meses antes de casarse con el entonces príncipe Felipe, el 22 de mayo de 2004, busca no despertar polémicas ni abrazarse en público con nadie.
Respeta el rito y el protocolo propio de la realeza, aunque sigue frecuentando a sus amigos de clase media y acude al cine con mucha frecuencia. Se dedica a sus hijas y nunca pierde la compostura. Nada de extravagancias. Eliminó, por ejemplo, las doncellas para sus hijas. Y se baja de los tacones para combatir la metatarsalgia crónica que la aqueja desde hace tiempo.
se dio el lujo de bailar salsa, vallenato y merengue y probó el aguardiente
Atrás quedó esa sombra anormal del viaje de Letizia a Colombia en 1994 que, según los rumores, la llevó a Cali donde tuvo comportamientos poco honrosos.
Asistía al VIII Encuentro Latinoamericano de Facultades de Comunicación Social. La futura reina aún no se había graduado: tenía 22 años y había trabajado durante un año en una pizzería de Madrid cuando llegó a la capital del Valle. Según dijo su anfitriona, Amparo Sarmiento, en una entrevista a El País, Letizia Ortiz solamente “se dio el lujo de bailar salsa, vallenato y merengue y probó el aguardiente”.
Ambas han vuelto a sonreírse antes de entrar al vestíbulo, momento en el que doña Letizia ha vuelto a tener otro detalle de cordialidad al extender su mano sobre el brazo de su suegra para acompañarla. Foto:Emilio Naranjo / EFE
También pasó página del supuesto aborto que se practicó en una clínica de Madrid antes de casarse con Felipe VI. Según Jaime Peñafiel, experto en monarquías, eso fue resultado de una relación anterior a la del entonces príncipe. También se ha dicho que su primer esposo, el escritor Alonso Guerrero, ha recibido dinero por mantener ocultos los detalles de su matrimonio en secreto.
No obstante, el propio Guerrero lo ha desmentido: “Jamás la Casa Real me ha ofrecido dinero por guardar silencio. Si lo hubieran hecho, no habría aceptado, igual que no he aceptado otras muchas cosas. Mi silencio es una elección propia”, expresó en 2018.
Jamás la Casa Real me ha ofrecido dinero por guardar silencio. Si lo hubieran hecho, no habría aceptado, igual que no he aceptado otras muchas cosas. Mi silencio es una elección propia
De lo que sí hay certeza es que la reina Letizia se obsesiona con los malos presagios. Peñafiel, que no es propiamente su adepto, no cesa de afirmar en público que la princesa Leonor jamás llegará a ser reina porque la monarquía acabará pronto. Pero, la reina Letizia no lo cree y hace hasta lo imposible para que su hija mayor se forme como heredera al trono.
Luis García Montero, director de Instituto Cervantes, asegura que los reyes son conscientes del debate sobre la monarquía y de la necesidad de adecuar sus funciones al siglo XXI. “Felipe es un rey decente, el primer rey demócrata. Su matrimonio con Letizia es un ejemplo más”, explica.
Los Reyes, con doña Sofía en medio, han posado sonrientes en la puerta del hospital ante los cámaras y fotógrafos y han saludado con la mano. Foto:Santi Donaire / EFE
Según una encuesta realizada recientemente por el instituto IMOP para la revista Vanitatis, Felipe VI está a la cabeza de popularidad entre los Borbones. Estos resultados coinciden con los de otros sondeos. El monarca, sin embargo, alcanzó una cifra inferior a la de años anteriores.
Letizia mantiene un modesto quinto lugar por detrás de su marido, su suegra y sus hijas, solo superando a Juan Carlos I. “Un 30 por ciento estima que la reina es quien más ha contribuido a mejorar la imagen de la Corona en el último año, lo que la convierte en la mejor aliada de Felipe VI”, afirma la publicación.
Felipe es un rey decente, el primer rey demócrata. Su matrimonio con Letizia es un ejemplo más
Paralelamente, la revista París Match suele situar a la reina Letizia entre las mujeres pertenecientes a las monarquías europeas de mayor popularidad.
“Uno de los roles de una familia real es ofrecer a sus súbditos un comportamiento irreprochable e inspirador. Letizia de España ha tenido un claro éxito en este sentido en el palacio de la Zarzuela. Felipe y ella barrieron las nubes oscuras del reinado tardío de Juan Carlos. Letizia ha ayudado a relanzar la maquinaria borbónica”, destacaron.
Cuenta Jesús Rodríguez, periodista de El País, que la reina tiene una impronta visceral, prácticamente desconocida, ante la frialdad que asume en público, al recordar su regreso a la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid.
“Ahí fue Ortiz. Sabihonda, graciosa, intensa; imitando voces de profesores, recordando situaciones y volviendo a ser aquella chica de 18 años que quería ser periodista. Al final del acto, se llevó las manos al corazón y bordó la faena: ‘Cincuenta años es una bonita cifra para seguir intentando hacer las cosas bien en el lugar en el que a cada una le corresponda’”.
Tras la abdicación del rey Juan Carlos, Felipe se convirtió en monarca de los españoles. Acá con la reina Letizia, en Sevilla. Foto:Julio Muñoz, Efe
La reina es una mujer de personalidad compleja y de un temperamento indómito
José Antonio Zarzalejos, exdirector del diario ABC y autor del libro Felipe VI. Un rey en la adversidad, la define claramente: “La reina es una mujer de personalidad compleja y de un temperamento indómito”.
Esa es la imagen que deja la recia Letizia que ha sabido consolidar los 18 años de matrimonio con Felipe VI gobernando en silencio, ajustándose a las etiquetas y a los protocolos, pero sin dejar de ser, en su esencia, una mujer de clase media, profesional e inteligente, que llega a su quinta década de vida preparada para quedarse muchos años más en su lugar de consorte del jefe de Estado español.