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Francia: las razones de protesta de gremios contra reforma pensional de Macron
Se registró la protesta más numerosa contra una reforma de pensiones en la historia. Panorama.
Los sindicatos ses lograron este martes su mayor movilización contra la impopular reforma de las pensiones del presidente Emmanuel Macron y con la que esperaban obligar al Gobierno a dar marcha atrás en el proyecto.
Un total de 3,5 millones de personas se manifestaron en las más de 200 concentraciones convocadas en todo el país, según el sindicato CGT, mientras que el Ministerio del Interior calculó 1,28 millones. Se trata de una cifra superior a la del 31 de enero, la mayor contra una reforma social en tres décadas con 1,27 millones en el país (2,8 millones, según la CGT).
"Hemos logrado mostrar la determinación del mundo del trabajo", el gobierno "no puede seguir haciendo oídos sordos", dijo el líder del sindicato CFDT, Laurent Berger, que celebró una "movilización histórica" al inicio de la manifestación en París.
"La responsabilidad es únicamente del gobierno. No se puede hacer oídos sordos a este movimiento social", dijo, por su parte, en el medio Info el líder de la CGT, Philippe Martinez, subrayando que entran en una "nueva fase" con huelgas prorrogables.
Martínez, líder de la segunda central del país, subrayó que el lema común de todos los sindicatos en esta nueva fase que se abre hoy es "paralizar el país". Eso significa -precisó- perturbaciones en los transportes, en la electricidad, en el gas, en la recogida de basuras pero también "huelgas en el sector privado".
La última vez que los ses lograron frenar una reforma de las pensiones fue en 1995.
Basureros, conductores de trenes, empleados del sector de la energía... Varios sectores pararon sus actividades en la víspera o días antes con el objetivo de lograr la jornada más fuerte de protestas desde el inicio de la movilización.
Los huelguistas bloquearon este martes la expedición de combustible de todas las refinerías, según la CGT. El lunes, paralizaron tres de las cuatro terminales metaneras por "siete días" y, desde el viernes, hacen caer la producción eléctrica en el sector nuclear.
La segunda economía de la Unión Europea (UE) vivió su sexta jornada de huelga desde el 19 de enero a llamado de los sindicatos para protestar contra el endurecimiento de las condiciones para acceder a una pensión completa impulsado por Macron.
Sindicatos salen a las calles a rechazar los cambios en las leyes de pensiones en Francia. Foto:AFP
Tras semanas de infructuosas protestas pacíficas, entre ellas la más importante en tres décadas contra una reforma social el 31 de enero con 1,27 millones de personas, según la policía (2,8 millones, para la CGT), ahora buscan "paralizar" la economía.
La primera ministra, Élisabeth Borne, calificó el lunes por la noche de "irresponsable" este objetivo, en la cadena 5, centrada ahora en desacreditar al movimiento opositor tras fracasar en su intento de convencer sobre la necesidad de la reforma.
Dos de cada tres ses, según los sondeos, se oponen a su proyecto de retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42, como ahora) para cobrar una pensión completa.
Pero elevar una de las edades de jubilación más bajas de Europa busca, según el gobierno, evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones, en un contexto de aumento de la esperanza de vida de la población. La última vez que los ses lograron frenar una reforma de las pensiones fue en 1995.
Tras protestas el miércoles con motivo del Día Internacional de la Mujer y el jueves a llamado de los estudiantes, los sindicatos podrían convocar una nueva jornada de protestas el sábado.
Sindicatos dicen que 3,5 millones de personas participaron en las protestas. Foto:AFP
Cortes de electricidad
Tras semanas de infructuosas protestas pacíficas desde el 19 de enero, los sindicatos recrudecieron su pulso contra un gobierno firme en su posición, al término de las vacaciones escolares de invierno en Francia. Su objetivo era "paralizar" la economía.
La jornada arrancó con carreteras bloqueadas de Rennes (oeste) a Perpiñán (sur), con la suspensión de la expedición de combustible de todas las refinerías, con una huelga de los recolectores de basura, con escuelas cerradas, trenes y vuelos anulados, etc.
La responsabilidad es únicamente del gobierno. No se puede hacer oídos sordos a este movimiento social
En Annonay (sureste), bastión del ministro de Trabajo, Olivier Dussopt, más de 2.000 hogares se quedaron sin electricidad, indicó la empresa Enedis. Otros posibles cortes "salvajes" de suministro se registraron en Boulogne-sur-Mer y Neuville-en-Ferrain (norte).
Pese a la fuerte movilización en las calles, que registraron incidentes con la policía en París y otras ciudades como Rennes, el porcentaje de personas en huelga era inferior al registrado al inicio del movimiento, sobre todo entre los trabajadores del servicio de trenes (un 3 9% al mediodía según los sindicatos) y los profesores (un tercio, según el gobierno).
Tras fracasar en su intento de convencer sobre la necesidad de la reforma para evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones, la primera ministra, Élisabeth Borne, busca ahora desacreditar el movimiento de oposición y el lunes calificó la nueva estrategia sindical de "irresponsable".
Macron se juega una parte importante de su crédito político, después que la pandemia le obligara a abandonar una anterior reforma durante su primer mandato, marcado además por la protesta social de los "chalecos amarillos".
A falta de una mayoría oficialista en el Parlamento, el gobierno escogió un polémico procedimiento que le permite aplicarla a partir de finales de marzo, si las dos cámaras no se han pronunciado sobre la misma en los mismos términos.
Las protestas fueron pacíficas. No obstante, hubo enfrentamientos por parte de grupos radicales en París. Foto:AFP
Una disputa de hace décadas
En las últimas décadas, los intentos de modificar el sistema de pensiones -a medida que avanza la esperanza de vida- han chocado con los sindicatos en Francia, en una disputa que data de unas tres décadas.
En 1993, el gobierno de centroderecha del primer ministro Edouard Balladur aumentò de 37,5 a 40 años el número de años de trabajo necesarios para obtener una pensión completa en el sector privado. Su gobierno modificò también el método de cálculo de las pensiones, basándolas en los 25 años mejor pagados del trabajador, en lugar de 10 como hasta entonces. El plan, que eludió la delicada cuestión de las pensiones del sector público, suscitò poca resistencia.
En noviembre de 1995, Francia se paralizó por los intentos del primer ministro de centroderecha Alain Juppé de imponer en el sector público la exigencia de 40 años de cotización del privado. Los sindicatos convocaron una huelga general que paralizò los servicios de tren y metro durante tres semanas. La opinión pública se unió masivamente a los huelguistas y obligò al gobierno a dar marcha atrás.
Ocho años más tarde, más de un millón de personas salieron a la calle cuando el primer ministro de centroderecha Jean-Pierre Raffarin desveló sus planes para que los funcionarios trabajen 40 años para obtener una pensión completa y todos pasen progresivamente a los 42 años de cotización. Raffarin se negó a ceder y, tras semanas de manifestaciones y huelgas, el Parlamento aprobó el proyecto de ley.
En 2007, el presidente conservador Nicolas Sarkozy se enfrentó también a los sindicatos cuando llegó al poder, prometiendo eliminar los más ventajosos planes de pensiones de los que se beneficiaban algunos trabajadores públicos. Los maquinistas se declararon en huelga, pero finalmente aceptaron trabajar el mismo número de años que los demás tras obtener una serie de concesiones sobre el cálculo de las pensiones. Tres años más tarde, Sarkozy se enfrentó a una oposición mucho mayor cuando propuso aumentar la edad legal de jubilación de 60 a 62 años. Las huelgas y protestas bloquearon las refinerías de petróleo, pero la resistencia desapareció cuando el Parlamento aprobó la ley.
En 2014, el gobierno del presidente socialista François Hollande aumentó gradualmente el número de años de cotización necesarios para obtener una pensión completa, al defender eventuales déficits en la caja de las pensiones. La cotización necesaria alcanzaría así los 43 años en 2035, en virtud de la reforma aprobada. Macron busca ahora acelerarla y alcanzar ese nivel en 2027.
El primer intento de Macron de cumplir su promesa electoral de revisar el sistema de pensiones desencadenó la huelga más larga de la historia de la compañía de ferrocarriles SNCF, en 2019. El presidente centrista propuso unificar en un único régimen las decenas de sistemas especiales de pensiones y retrasar la edad de jubilación de la mayoría de las personas hasta los 64 años. La pandemia de covid-19 le obliga a guardar la reforma en un cajón.
Un nuevo proyecto de Macron para retrasar a 64 años la edad de jubilación provoó desde el pasado 19 de enero una serie de llamados a la huelga por parte de un frente sindical unitario. Y el 31 de enero tuvo lugar la mayor movilización contra una reforma social desde 1995 con 1,27 millones de manifestantes, según las autoridades.