En un nuevo intento fallido, el parlamento catalán no materializó la investidura de otro presidente regional. Se esperaba que el candidato separatista Jordi Turull, del partido JxCat (Juntos por Cataluña), que ganó las elecciones el 21 de diciembre pasado, obtuviera el apoyo para acceder al cargo más importante de esa región española.
Pero no alcanzó los votos necesarios, pues la CUP, la organización de izquierda de mayor extremismo republicano, le negó el respaldo por considerar que no representa los ideales que en su momento compartieron con Carles Puigdemont.
Contó con la alianza previa de ERC (Esquerra Republicana de Catalunya), cuyo máximo dirigente, Oriol Junqueras, está preso por intervenir en la declaración unilateral de independencia.
Turull consiguió 64 votos, frente a los 65 en contra de grupos no independentistas, y se presentaron 4 abstenciones.
Intentos frustrados
Turull llegó a convertirse en candidato a la presidencia de la Generalitat (gobierno regional) tras la imposibilidad de que Carles Puigdemont lo pudiera hacer. El expresidente, huido a Bélgica, tuvo que renunciar a la candidatura por los problemas legales que planteaba su posible regreso a España.
Puigdemont es acusado de rebelión, desobediencia, malversación y prevaricación, tras haber declarado la independencia unilateral de Cataluña, en octubre del 2017.
Pisar suelo español le habría significado la detención inmediata. Tampoco cuajaron otras estrategias para su investidura, como posesionarse por poder o por vía telemática. Así, surgió la segunda figura del partido triunfante, Jordi Sánchez, como una alternativa. Pero Sánchez renunció a convertirse en presidente de Cataluña por hallarse en prisión preventiva, como consecuencia de su participación en el proceso independentista.
Lo único que han conseguido
no es separar Cataluña de
España; es dividir en dos la
sociedad catalana
La tercera opción recayó en Jordi Turull, que tampoco consiguió la investidura por carecer del apoyo de los parlamentarios de la CUP.
Turull también está implicado en los movimientos políticos que pretendían la separación de Cataluña y deberá explicar su conducta ante la justicia española.
Su discurso en el parlamento regional, en su intento por alcanzar la presidencia, careció de la fogosidad y el tono desafiante que caracterizaba a los separatistas y optó por plantear la posibilidad de un dialogo con el gobierno nacional de Mariano Rajoy y el Rey Felipe VI.
Los separatistas tienen la mayoría parlamentaria y no la mayoría social
La nota sobresaliente de su intervención en el parlamento consistió en no nombrar la palabra república, ni hacer ninguna alusión a la separación del territorio catalán, un hecho sin precedentes en la historia reciente del separatismo regional.
La líder de la oposición, del partido Ciudadanos, Inés Arrimadas, expresó que los separatistas “tienen la mayoría parlamentaria y no la mayoría social”, por una ley electoral injusta, y que “lo único que han conseguido no es separar Cataluña de España; es dividir en dos la sociedad catalana”.
A Turull le queda otra oportunidad, en un nuevo intento por investirse como presidente en un plazo de 48 horas. Para ello espera no ser detenido tras su próxima comparecencia ante el Tribunal Supremo, a donde fue citado el viernes.
JUANITA SAMPER OSPINA
Corresponsal EL TIEMPO
Madrid