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¿Por qué América Latina le exige a la Unión Europea una relación más equilibrada?
La cumbre de la Celac-UE en Bruselas dejó anuncios y compromisos de inversiones y acuerdos.
La cumbre entre la Unión Europea y la Celac -que cerró este 18 de julio- dejó anuncios concretos de inversiones europeas y acuerdos bilaterales sobre asuntos energéticos con varios países.
Sin embargo, a última hora del martes se trabó el debate porque los diplomáticos no conseguían pactar una declaración común sobre la agresión rusa contra Ucrania.
Sin embargo, finalmente, la presidencia europea y la de Celac firmaron un texto conjunto, porque más allá de las reticencias de algunos al redactado final, los países mostraron su preocupación por el conflicto pese a que Nicaragua se negó a dar su visto bueno.
De la cumbre, en todo caso, salió la promesa de no dejar pasar ocho años hasta el próximo cónclave, que debería celebrarse en Colombia en 2025.
Pedro Sánchez, Charles Michel, Gustavo Petro y Ursula von der Leyen, posan al llegar al primer día de la cumbre de la EU-CELAC. Foto:EMMANUEL DUNAND. AFP
Pero, más allá de anuncios concretos y declaraciones oficiales, las palabras de los principales referentes políticos de América Latina dejaron en Europa la muestra de un malestar de fondo, una denuncia sobre una relación desequilibrada a favor del viejo continente que solo busca al “nuevo mundo” de forma egoísta a pesar de que son los dos continentes que más se parecen en lo esencial, en la democracia y el respeto a los derechos humanos y al Estado de derecho.
La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, dio el tono de los europeos al inicio de la reunión formal del lunes: “América Latina y el Caribe y Europa nos necesitamos mutuamente. Mucho más que nunca”.
Pero, ¿por qué ahora?
“Por la creciente asertividad de China”, reconoció la presidenta del brazo ejecutivo de la Unión Europea. Europa no quiere perder más peso en América Latina frente a China, con quien cree que compite con una mano detrás de la espalda porque los chinos no van por el mundo exigiendo respeto a sus propias normas medioambientales ni pidiendo que sus estándares de derechos humanos y libertades civiles sean globales.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, pidió a sus socios en la región que hagan y defiendan políticas migratorias distintas a las de la derecha y que se cambie el sistema financiero mundial
Los diplomáticos europeos recordaban este lunes que en algunos temas de libertades civiles muchos países de América Latina van por delante de algunos europeos como Polonia o Hungría.
El presidente de Brasil, Luiz Inacio “Lula” da Silva, dio el primer discurso potente el lunes: “Necesitamos una asociación que ponga fin a la división internacional del trabajo que condena a América Latina y al Caribe a suministrar materias primas y mano de obra mal pagada y discriminada”.
Con un tono amable, Lula se mostraba firme ante unos líderes europeos que durante muchos años olvidaron la relación con América Latina.
El presidente Gustavo Petro en el segundo día de la cumbre CELAC-UE. Foto:Presidencia
Esta cumbre se produce principalmente porque dos españoles llevan un año volcados en ella. Aprovechando que España asumía este 1° de julio la presidencia semestral de la Unión Europea, el presidente español Pedro Sánchez empezó a hablar del asunto con sus colegas de América Latina desde hace más de un año.
A la vez, el ‘canciller’ europeo, el español con pasaporte argentino Josep Borrell, hijo de mendocino, forzó a la maquinaria burocrática europea a ponerse a trabajar en la celebración de esta cumbre y a actualizar la relación. Borrell reconoció el lunes que los europeos “no han prestado suficiente atención a América Latina”.
Por su parte, el holandés Mark Rutte llegó a decir que los europeos habían sido “arrogantes”.
Muchos empiezan a darse cuenta que cuando exigen añadir anexos sobre protección medioambiental a países como Brasil -como si Jair Bolsonaro siguiera en el poder- lo que están haciendo es buscando excusas para no ratificar acuerdos comerciales como el Mercosur-UE, que temen por la competencia del sector agropecuario latinoamericano.
Europa mira ahora y no sólo desde Madrid y Lisboa porque en América Latina hay recursos indispensables para su transición energética, como el litio que se necesitará para las baterías de cientos de millones de carros, camiones y colectivos.
Borrell afirmó que la situación en Rusia es una consecuencia importante de la guerra en Ucrania. Foto:EFE
Entre tanto, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, pidió a sus socios en la región que hagan y defiendan políticas migratorias distintas a las de la derecha y que se cambie el sistema financiero mundial para que sea capaz de sostener las políticas energéticas que necesita la transición ecológica.
El argentino Alberto Fernández, que también habló en la sesión del lunes ante el pleno, sacó el tema de la deuda externa, que incomoda a los europeos, y recordó que “una asociación exige que todas las partes se beneficien; si eso no se cumple, no es una asociación”.
Mientras que el chileno Gabriel Boric pidió que la relación no se limite a la parte económica y comercial (muchos funcionarios de América Latina, cuando llegan a Bruselas, sólo ven a funcionarios encargados de Comercio, pocas veces a los que llevan asuntos más políticos) sino que crezca “un mayor nivel de acuerdo en todas las dimensiones, también política y social”.
De otro lado, una parte fundamental también era el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, que sigue trabado cuatro años después de que se acordara a nivel político. Nadie esperaba que en esta cumbre se destrabara, pero tanto el lado europeo como el de Mercosur aseguraron el martes que tienen la determinación de hacerlo. Von der Leyen dijo el lunes que quiere cerrarlo este año.
El comisario europeo de Comercio, Valdis Dombrovskis, se reunió con los cancilleres Santiago Cafiero (Argentina), Mauro Vieira (Brasil), Julio Arriola (Paraguay) y Francisco Bustillo (Uruguay). Y la declaración que cierra la cumbre subraya la voluntad de avanzar hacia un acuerdo.