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Conrinna Larsen: de amante a enemiga del rey Juan Carlos I de España

La tormenta que la empresaria alemana, con quien el rey emérito se quiso casar, abrió tras demanda.

Corinna Larsen fue amante del rey de España Juan Carlos I entre el 2004 y el 2009, y por eso recibió un regalo de 65 millones de dólares.

Corinna Larsen fue amante del rey de España Juan Carlos I entre el 2004 y el 2009, y por eso recibió un regalo de 65 millones de dólares. Foto: EFE

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Corinna Larsen pasó de ser amante a enemiga de Juan Carlos I de España. Esta semana se supo que la mujer con quien el rey emérito se quiso casar hace algunos años lo demandó por acoso ante un tribunal del Reino Unido. Este es el episodio más reciente de una sucesión de hechos relacionados con la empresaria alemana que, en los últimos años, ha convertido la vida de Juan Carlos en una pesadilla.
El camino de descenso del monarca comenzó cuando se hizo pública la relación entre ambos. Sucedió de la manera más inesperada: Juan Carlos I se cayó, se fracturó la cadera y tuvo que ser atendido de urgencias.
Esto no habría tenido mayores repercusiones si no hubiera sucedido durante una cacería de elefantes en Botsuana, en 2012, a la que había acudido con Corinna y su hijo, en un momento en que los españoles trataban de sobrevivir a una crisis económica que hundía el país.
Posiblemente la sociedad española estaba comprobando aquel día que la conducta de don Juan Carlos era mucho peor para la institución que la boda de Felipe con una divorciada nieta de una taxista”, dice Jaime Peñafiel, periodista experto en monarquía, en alusión a Letizia Ortiz, en su libro Los reyes también lloran.
Desde ese momento, Juan Carlos I dejó de ser el rey al que los españoles adoraban por su manera de ser jovial y despreocupada, y a quien todos agradecían por haber sido clave en la defensa de la democracia en un intento de golpe de Estado en febrero de 1981.
Pasó a ser visto como indolente y, a medida que se han conocido los movimientos de su bolsillo, como un hombre codicioso, capaz de evadir impuestos.
A la crisis de Botsuana se sumó el escándalo en torno a su yerno, Iñaki Urdangarin, que se enfrentaba a un juicio en el que resultó condenado por corrupción –ahora goza de semilibertad y puede dormir por fuera de la cárcel–. Juan Carlos I se vio forzado a abdicar y cederle el trono a su hijo, Felipe VI.
Era junio de 2014. Juan Carlos dejó la corona con la idea de poner punto final a sus problemas. Pero solo fueron puntos suspensivos.

Foto:AFP

Líos de dinero

Juan Carlos I era un donjuán, y se sabía. Pero se le perdonaban los amoríos, que siempre llevó con discreción. Todos, empezando por su familia, miraban hacia otro lado. La cacería en Botsuana con esa “amiga íntima”, sin embargo, se salía de tono. Marcó un antes y un después en la vida del rey. Y pronto el lío de faldas se mezcló con líos de plata.
En la demanda civil por acoso, seguimiento ilegal y difamación que Larsen interpuso contra el rey, denuncia que se sintió intimidada en varias ocasiones y que una de ellas tuvo lugar durante la última visita que recibió de Juan Carlos I.
Era marzo de 2019 y sus abogados habían hecho llegar a Felipe VI una carta en la que le informaban sobre la existencia de fundaciones en el extranjero de las que él era beneficiario. Se enteraba, por medio de Corinna, de que su padre tenía fondos en otros países.
Felipe contestó a la oficina de abogados por escrito que ni él ni la Casa del Rey “tenían conocimiento, participación o responsabilidad alguna” en esa asignación. Luego acudió a una notaría para dejar constancia de que le había manifestado a su padre que no aceptaba la supuesta designación como heredero.
Juan Carlos I visitó, entonces, a Corinna en secreto. Se reunieron en Londres el 16 de marzo. Según el periodista José María Olmo, él quería asegurarse de que no trascendiera a la opinión pública ningún manejo de sus finanzas ni detalles de su vida privada. Ella aspiraba a que cesaran los ataques de los que se sentía víctima y que sus abogados denominaron en un comunicado “campaña de abuso”.
La demanda de Larsen señala que en ese encuentro Corinna “estaba temerosa y dispuso que agentes de seguridad estuvieran en las instalaciones de la vivienda”. La reunión no terminó bien.
Larsen llevaba ya un tiempo quejándose de ser objeto de falsas acusaciones, ataques mediáticos y amenazas. Según la demanda, en septiembre y octubre de 2018 informó verbalmente sobre ellas al servicio de inteligencia británico y en 2019 solicitó por escrito su intervención para detener la persecución del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) español en Londres. Creía que ese organismo actuaba por órdenes de Juan Carlos I.
En entrevistas ante medios de comunicación, y también en la demanda, Larsen narra el encuentro que tuvo en Londres en mayo de 2012 con el antiguo director del CNI, José Félix Sanz Roldán, en el que le aseguró que no podía garantizar la protección de su vida ni las de sus hijos. Él reconoce haberse reunido con ella, pero niega haberla amenazado.
Juan Carlos I y su hijo el rey Felipe VI, de España.

Juan Carlos I y su hijo el rey Felipe VI, de España. Foto:Paco Campos. Archivo. EFE

Un operativo para protegerla

Larsen también declaró que antes de ese encuentro agentes españoles ocuparon su vivienda y oficina en Mónaco y que ella llamó a Juan Carlos I a pedirle explicaciones. Él le contestó que se trataba de un operativo para protegerla de los paparazis.
Canónica manifestó que Juan Carlos I nunca le había dicho que los cien millones de dólares o 64,8 millones de euros fueran otra cosa diferente de una donación irrevocable
También dijo haber encontrado en su apartamento de Suiza un libro sobre la posible conspiración que provocó la muerte de la princesa Diana de Inglaterra y haber recibido una llamada anónima que le aseguró que hay “muchos túneles entre Mónaco e Ibiza”.
Un par de años después del encuentro con Sanz Roldán, en septiembre de 2014, se vieron Corinna, Juan Carlos I y el abogado de este, Dante Canónica. Según dice en la demanda, “el ya rey emérito repitió su exigencia de que el regalo de los cien millones de dólares debía ser devuelto”.
Juan Carlos I le había trasladado esa importante suma, equivalente, a su vez, a la que él había recibido del rey de Arabia Saudita, luego de su intervención en la concesión de las obras de una línea férrea entre Medina y La Meca.
Según relata Larsen, luego le pidió que se la devolviera. “Canónica manifestó que Juan Carlos I nunca le había dicho que los cien millones de dólares o 64,8 millones de euros fueran otra cosa diferente de una donación irrevocable”, asegura en la demanda, y cuenta que ello lo enfureció. Más tarde, dice ella, ese mismo día, la llamó y le dijo que las consecuencias no serían buenas si no hacía lo que le pedía.
Un par de semanas después, Larsen supo que su examante difundía acusaciones de haberle robado el dinero.
En la demanda asegura que esa campaña de difamaciones, seguimiento y amenazas le ha impedido desarrollar con normalidad su trabajo como consultora estratégica. Pide una indemnización (no definida) y una orden de alejamiento contra el emérito.
Foto tomada en el 2014, cuando el rey de España, Juan Carlos I, visitó Abu Dabi para el Foro Económico EAU-España. Según informó la casa real, el rey está pasando su exilio en ese país.

Foto tomada en el 2014, cuando el rey de España, Juan Carlos I, visitó Abu Dabi para el Foro Económico EAU-España. Según informó la casa real, el rey está pasando su exilio en ese país. Foto:Karim Sahib. AFP

Investigaciones en curso

La vida de Juan Carlos I no ha hecho más que complicarse desde que abdicó, hasta el punto de que el 3 de agosto cumplirá un año de exilio en los Emiratos Árabes Unidos. Poco a poco, los medios de comunicación han dado a conocer cuentas que mantiene en el extranjero y ahora es objeto de varias investigaciones que adelanta la justicia.
Por un lado, por el supuesto cobro de comisiones ilegales por su intervención en favor de un consorcio de empresas españolas que consiguieron la construcción de una línea férrea en Arabia Saudita. El rey de ese país le dio los 64,8 millones de euros que son los que habría donado a Corinna y que, según ella, ahora le reclama. Es posible que esta causa se archive porque los hechos sucedieron cuando regía y gozaba de inmunidad.
El rey emérito Juan Carlos I se encuentra en Emiratos Árabes Unidos.

El rey emérito Juan Carlos I se encuentra en Emiratos Árabes Unidos. Foto:EFE

La primera vez que se supo sobre estos movimientos opacos fue a través de una conversación de Larsen con el excomisario José Villarejo, que es objeto de un proceso por varios delitos. En la charla ella mencionó cuentas de Juan Carlos I en el extranjero. La Fiscalía suiza comenzó a actuar y luego intercambió documentos y datos con la justicia española.
Por otra parte, al emérito se le investiga por el manejo de sumas de dinero que le facilitó el empresario mexicano Allen Sanginés-Krause entre 2016 y 2018. Se habrían usado tarjetas de crédito con la intervención de un testaferro, cuando ya no estaba amparado por la inmunidad.
Y, finalmente, por poseer sociedades con fondos millonarios en paraísos fiscales, cuya existencia niegan sus abogados.
En paralelo, la Fiscalía investiga dos regularizaciones fiscales realizadas por el emérito, relacionadas con el uso de las tarjetas opacas y con gastos de declarados. La primera fue por 678.000, euros en diciembre de 2020. La segunda fue por 4,3 millones de euros por dineros en la Fundación Zagatka, fundada por un primo suyo, que sirvió de medio para pago de vuelos privados (algunos del rey con Corinna) y gastos personales, a espaldas de la Agencia Tributaria.
El pago de esas regularizaciones, realizado antes de recibir un requerimiento de Hacienda, tendría por objetivo eludir la acusación de delito tributario.

La famosa donación

Ante el silencio de Juan Carlos y su entorno, solo se conoce la versión que ha difundido Larsen en los medios de comunicación y ahora en la demanda ante el tribunal de Londres.
Cuando estalla lo de Botsuana la familia real empieza a vivir, avergonzada, bajo el impacto de una serie de noticias desestabilizadoras a todos los niveles
Es ella, pues, quien ha contado que, tras haber roto con él cuando le confesó que tenía una relación sentimental con otra mujer en 2009 (aparte de la reina Sofía), mantuvieron una amistad cercana. Tanto fue así que ella lo acompañó cuando fue sometido a una intervención quirúrgica por un tumor en el pulmón (que resultó benigno) en 2011. Fue entonces cuando le comentó que quería dejar en orden su herencia y que temía que su familia no respetara sus deseos cuando hubiera fallecido. Por eso le daba diferentes tipos de regalos, como joyas y obras de arte.
La donación, otorgada en 2012, fue, según Larsen, por el cariño que sentía por ella y su hijo Alexander, a quien el rey conoció desde pequeño. El abogado de Corinna, por su parte, ha intentado separar esa transacción de la supuesta comisión por la obra en Arabia Saudita.
Esa “amiga íntima” con la que el rey fue de cacería de elefantes es ahora su enemiga. “Cuando estalla lo de Botsuana la familia real empieza a vivir, avergonzada, bajo el impacto de una serie de noticias desestabilizadoras a todos los niveles, desde don Felipe, ya rey y jefe de familia, a doña Sofía, sufridora y engañada esposa”, dice Peñafiel en su libro. “Y más tarde el que sufre es el propio don Juan Carlos, traicionado por la mujer a quien colmó de amor adúltero y de riqueza, nada menos que con un regalo de 65 millones de euros”.
JUANITA SAMPER OSPINA
Corresponsal de EL TIEMPO
MADRID

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